Opinión | Crónicas galantes

El día menos pensado

El Día de los Gallegos es “el día menos pensado” según uno de los muchos chistes que allá por Ultramar circularon a propósito de las pocas luces que se atribuían a los naturales de este Reino. Se suponía que usamos poco la cabeza, pero qué va.

Cuando menos lo pensábamos, ha venido el último examen PISA a constatar que los chavales de Galicia destacan precisamente por su pensamiento creativo. Ese concepto define más o menos la capacidad para generar ideas propias, refutar las establecidas y encontrar soluciones imaginativas a los problemas. Una manera como cualquier otra de aludir a la inteligencia.

No es la primera vez que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) arroja felices resultados sobre Galicia, desde luego.

Los escolares gallegos suelen ocupar los puestos de arriba en el dominio de las matemáticas y de las ciencias; pero tampoco van mancos de letras, donde sobresalen en lectura y comprensión de textos. Se diría que están imparcialmente inspirados por Rosalía y por el matemático Rodríguez, que sentó cátedra desde Lalín para el mundo.

Lo novedoso del reciente informe PISA es que dedica por primera vez un tomo a la evaluación del grado de pensamiento creativo en los países generalmente avanzados de la OCDE.

Los alumnos españoles sobrepasan la media de la organización, lo que no deja de ser noticia. Ya lo es menos que el pódium dentro del país lo ocupen, con notas muy parejas, Madrid, Castilla-León y Galicia, que exhiben números próximos a los de la mítica Finlandia.

“El último examen PISA constata que los chavales de Galicia destacan por su pensamiento creativo”

Todo esto desmiente la idea algo viejuna de que los chavales de hoy son más burros que los de antaño, opinión que sostienen, como es lógico, los españoles de mayor edad. Contra esa creencia, probablemente nacida en los vídeos sobre geografía de las redes sociales, conspiran los datos de la OCDE.

Los quinceañeros españoles en general están entre los más creativos –léase inteligentes– del mundo desarrollado, incluso por encima de la media de la Unión Europea. No digamos ya los madrileños, los castellanoleoneses y los gallegos que encabezan, a su vez, la clasificación de España.

No puede haber mejor noticia para el sistema educativo español, al que a menudo se acusa de ineficiente, cuando no de desastroso. Lo cierto es que en el examen comparativo de las naciones sale bastante bien parado, con las lógicas diferencias entre unos y otros reinos autónomos.

Dado que el gentilicio “gallego” se aplica en buena parte de Sudamérica a todos los españoles sin excepción, el informe de la OCDE no solo nos redime a los galaicos propiamente dichos, sino a todo el país en general. Los chistes de gallegos, que han creado escuela y hasta un género al otro lado del Atlántico, pierden con las notas de este examen su razón de ser, si algún día la tuvieron.

Habrá que decirle adiós a Manolito Goreiro: aquel entrañable personaje de las tiras de Mafalda famoso por su tosquedad, aunque no fuese tonto del todo. “Los cheques de tus burlas no encuentran fondos en el banco de mi ánimo”, le hizo decir Quino en cierta ocasión. Era previsible que los examinadores de la OCDE llegasen el día menos pensado.

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