Opinión | Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Estratégico y vital

Resulta más que probable que cualquier referencia al tramo de AVE entre Vigo y Oporto aburra a un público que lleva oyendo promesas y compromisos desde hace lustros. Unas y otros fallidos, por supuesto, porque entre otras causas ni hubo ni hay la presión política suficiente como para obtener resultados satisfactorios. Quizá también porque nadie aún ha movilizado en serio a quienes pueden y deben empujar: diputaciones, municipios, sindicatos, el Parlamento gallego y en definitiva todos los que puedan impulsar un asunto vital y estratégico para el país. Porque las quejas, por si solas, no solo no bastan, sino que molestan a los que tienen la última palabra.

La reunión en Portugal entre los presidentes de la Xunta y de la Comisión para el desarrollo de la Región Norte tiene un valor sobre todo memorístico. Es decir, valioso para no olvidar la deuda que existe con el Noroeste y también para no perder de vista las diferencias. En el lado lusitano, y después de que el nuevo gobierno ratificase que su tramo estaría terminado en 2032, prácticamente todo está ya en fase de obra o de remate de los necesarios informes. Por lo que respecta a Galicia, es verdad que Vigo “despertó” –aunque solo hace un quinquenio– el dinamismo en esta y las anteriores gobernanzas, que no solo dejaron en el cajón del olvido el tramo fronterizo sino el inicial –según se mire el mapa– entre A Coruña y Ferrol.

Eso es, al completo, el AVE Atlántico, y lo demás son fuegos fatuos. Ahora, con el encuentro en la localidad fronteriza, se reaviva el carácter vital y estratégico del proyecto. Ciertamente lo es, pero cabe señalar que Galicia y España han sido mucho más protagonistas que Portugal en su Región Douro a la hora de los hechos. No se trata de imputar responsabilidades, sino de referir resultados: también en eso los lusitanos han logrado ventajas sustanciales, aunque es verdad que el impulso vigués ha despertado al proyecto dormido. Sin embargo aún hay aspectos difícilmente explicables cuando se analizan con serenidad y sin fanatismos.

Entre esos aspectos, cabe destacar la equivocada actitud del comisionado que para clarificar los asuntos del corredor se abstuvo de conectar con la Región Douro y con la Xunta, lo cual habla a la vez de incapacidad y poco respeto institucional. A su vez el Gobierno gallego tiene que entender que la queja permanente, por más que lógica, debe ir acompañada de acción, ideas y actitudes de colaboración. No se puede negar que mucho de ello lo haya realizado, pero con escaso éxito. Por tanto parece llegada la hora de cambiar de táctica, si se buscan objetivos claros.

En realidad, lo que está en juego es la llamada “cuestión ferroviaria” de Galicia. Y no solo por el Corredor Atlántico, los AVE a Madrid y a Lisboa, sino también el peliagudo asunto de las cercanías. Galicia necesita con urgencia no solo que se completen los proyectos, sino que se concrete uno para resolver la deficiente comunicación terrestre entre núcleos de población que la orografía separa de una forma a veces escandalosa. Hubo una promesa del gobierno de Sánchez al BNG, más incumplida aún que otras de menor cuantía y urgencia. Habrá que esperar que el nacionalismo gallego obtenga siquiera algún premio de Moncloa por su fidelidad en el voto. Pero de seguir así, la única conclusión es que también al Bloque le toman el pelo.

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