La primera vez que el Papa Francisco se pronunció sobre la homosexualidad fue en 2013. Viajaba en avión poco tiempo después de ser nombrado Pontífice y mostró su respeto al colectivo con este comentario: ¿Quién soy yo para juzgarlo?. Diez años más tarde la polémica saltó de nuevo después de que el Papa Francisco permitiera bendecir a las parejas del mismo sexo. Eso sí, matizando que no serían equiparables al matrimonio. Después le hemos escuchado con distintos posicionamientos. Aunque nunca ha cambiado significativamente la idea de la iglesia en relación con la homosexualidad. Ahora, la polémica vuelve a rodear a El Vaticano. Después de que Francisco dijera que ya hay demasiado "mariconeo" para recordar las normas aprobadas en 2005 y ratificadas por el propio Francisco en 2016. Un texto que se limita expresamente el acceso al seminario de personas que practiquen la homosexualidad o tengan tendencias profundamente arraigadas en la cultura gay.