Opinión

Terroristas

Tres cartones negros, a modo de tumbas, D.E.P., fueron colocados en las escaleras de la plaza de Las Pedroñeras, un municipio de Cuenca, con poco más de 6.500 habitantes.

El pasado sábado, la Guardia Civil encontró el cadáver de la joven Amal en el patio interior lindante con su vivienda. Debajo de él, los cuerpos de sus hijos Adam e Hiba, de 8 y 3 años de edad.

Tres féretros negros, D.E.P., para recordar a esa mujer y a sus dos criaturas, víctimas de la violencia machista del terrorista Madhi, marido y padre.

El terrorista Madhi había sido condenado por violencia machista, era inminente su ingreso en prisión y pesaba sobre él una orden de alejamiento respecto a su esposa.

Sin embargo, con los dos bien puestos porque era suya, de madrugada y cuando le salía en gana, el elemento subversivo se colaba en el domicilio de su víctima. Lo hacía por un hueco, a la vista estaba, que había abierto en el muro que separa la vivienda del mentado patio interior.

El terror estaba servido. Para Amal, la violencia machista seguía campando por su cuerpo y por su alma y también para sus hijos, Adam e Hiba, en forma de violencia vicaria.

Tres féretros negros, con sus D.E.P. , para los que no querían ni tenían que descansar porque no estaban cansados y lo suyo era vivir.

Ella no denunció los hechos , tampoco sus familiares y vecinos. Todos lo sabían, entre otras cosas , porque una y otra vez ayudaban a Amal a tapar el hueco para impedir la entrada del salvaje animal que siempre lo volvía a abrir.

Madhi era un terrorista conocido en el pueblo y,al parecer, repetía que no iba a entrar en prisión dejándola a ella fuera. Amal estaba incluida en el sistema VioGén –el de seguimiento y protección de las víctimas de violencia machista–, pero ,por desgracia, no contaba con un nivel de riesgo elevado.

Un gran crespón tiñe de color morado la plaza de Las Pedroñeras.

También, en el sur de España, desde el pasado sábado, hay dos enormes crespones morados. Uno cruje en la plaza de Zafarraya (Granada), en repudio a la violencia machista perpetrada por otro terrorista que disparó con escopeta a su expareja, de 20 años, y a la madre de ella. D.E.P. Y el otro crespón, un inmenso crespón morado, azota en la plaza mayor de Fuengirola (Málaga), en memoria de una mujer de 76 años, estrangulada a manos del último terrorista de la serie del sábado, su marido de 75 años. D.E.P.

Velas moradas, encendidas en las escalinatas de las iglesias de los tres pueblos, velan por el eterno descanso en paz de las víctimas.

Pero, realmente, ¿podrán descansar en paz, si nosotros, todos los que asistimos a sus funerales, continuamos descansando tan tranquilos, como si no fuera con nosotros, una vez finalizado el velatorio?

Suscríbete para seguir leyendo