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Recuperar el “espíritu Vialia”, compromisos y acuerdos

Primera reunión entre el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, celebrada esta semana.

Primera reunión entre el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, celebrada esta semana. / Marta G. Brea

Los vigueses asisten esperanzados y, todo hay que decirlo, con cierta incredulidad latente, a la normalización de las relaciones entre dos administraciones vitales para su día a día: Concello y Xunta. El primer cara a cara entre Abel Caballero y Alfonso Rueda del pasado martes –que ha servido para desbloquear proyectos importantes para la ciudad como el desarrollo de la ETEA en Teis y la reforma de las pistas de atletismo de Balaídos o rescatar iniciativas del pasado pero con mucho interés de futuro como la prolongación del túnel de Beiramar– abre una nueva etapa de diálogo “fluido, cómodo y productivo”, como así han coincidido en describir el alcalde vigués y el presidente gallego. Después de más de nueve años sin apenas relación –la anterior reunión entre un titular de la Xunta y el regidor vigués se remonta a 2015, con Feijóo en San Caetano–, que el Concello y el Gobierno autonómico vayan de la mano por el bien de la primera ciudad de Galicia y, por ende, de sus habitantes, supone un punto de inflexión que hay que alentar y validar, con avances, en compromisos. Sin duda, Vigo y Galicia saldrán ganando.

Ya existe un precedente no muy alejado en el tiempo y cuyo resultado está a la vista de todos: la estación intermodal de Vialia en Urzáiz. Sin duda, una de las grandes obras de ingeniería y de transformación de la ciudad que no hubiese sido posible sin la colaboración leal de varias administraciones. En este caso, del Concello, la Xunta y el Gobierno de España, a través de Adif. El “espíritu Vialia”, como llegó a acuñarse esa colaboración entre administraciones tan poco frecuente, es el mejor ejemplo de que juntos llegamos más lejos. Desde entonces, muchos vigueses se han preguntado por qué no remar de nuevo todos en la misma dirección cuando hay una incontable lista de proyectos clave pendientes en Vigo, empezando por grandes infraestructuras como el AVE directo por Cerdedo y acabando por desarrollos igual de trascendentes como la regeneración del frente marítimo o la ETEA, entre otros. Ahora parece llegado el momento de recuperar ese “espíritu Vialia”, con la alianza Caballero-Rueda como punta de lanza.

Varios factores juegan a favor de este esperanzador frente común. El primero, los tiempos políticos. Hace hoy un año y un mes, Abel Caballero revalidaba una holgada mayoría absolutísima con 19 concejales de una Corporación de 27, dando el pistoletazo de salida a su quinto gobierno –el tercero con mayoría absoluta– y afianzando Vigo como feudo de los socialistas a nivel nacional. Un caso único en Europa. Y hace poco más de cuatro meses, Alfonso Rueda obtenía un triunfo incontestable en las urnas, tiñendo de azul 40 de los 75 escaños del Parlamento de Galicia, emergiendo como uno de los nuevos barones del Partido Popular en España, ya sin la larga sombra de Alberto Núñez Feijóo. Un éxito rotundo, propio. A ambos, salvo imprevistos excepcionales, no les tocará de nuevo citarse con las urnas hasta el bienio 2027-2028, lo que les da una tregua de tres años antes de que los prolegómenos de la siguiente campaña electoral vuelvan a tensar la cuerda entre administraciones, como por desgracia ocurre casi siempre. Y tres años, con buena voluntad entre las partes, trabajando juntos por el interés colectivo común, pueden dar para mucho.

También juega a favor el hecho de que el PP de Vigo, ahora en manos de una gestora con Ana Ortiz a las riendas tras la renuncia de Marta Fernández-Tapias por razones personales, no tenga todavía candidato o candidata. El partido se encamina hacia un congreso local, que podría celebrarse a finales de año, del que saldrá elegido un nuevo presidente o presidenta. Lejos queda, pues, la aparición de un nuevo candidato/a del PP en Vigo para batirse con Abel Caballero en los próximos comicios, lo que sin duda también contribuye en parte a mantener ese mejor clima de entendimiento institucional.

Además, este contexto de reconciliación entre Concello y Xunta llega precedido de otros pasos de distensión y avances igualmente significativos en otros ámbitos. Como el nuevo clima abierto entre Concello, Real Club Celta de Vigo y Diputación de Pontevedra, desde junio del año pasado controlada por los populares. La llegada de Marián Mouriño a la presidencia del club celeste ha propiciado también en parte ese giro. La relación entre Carlos Mouriño y Abel Caballero era inexistente y la lista de desencuentros, demasiado abultada. A cuenta de la ciudad deportiva, del complejo comercial al que aspiraba el expresidente celeste, de la reforma del estadio, de los convenios… Celta y Concello escenifican ahora una buena sintonía, incluso complicidad, y prueba de ello es la implicación del club en el proyecto de reforma de la grada de Gol, que acaba de firmarse, de nuevo con la Diputación como socio financiero, y la negociación del futuro convenio de usos del estadio, que verá la luz en los próximos meses, como el propio Caballero aseguró a este periódico.

Con la Diputación, ahora pilotada por Luis López, presidente del PP provincial, también se ha llegado a acuerdos. La victoria de los populares en las municipales de 2023 devolvió el ente provincial al PP, y en sus primeros meses de gobierno el PSOE vigués marcó terreno –llegó a plantear el desalojo de la Diputación de su sede viguesa– y exigió el mismo apoyo a la ciudad que tuvo durante la etapa de Carmela Silva en la presidencia, es decir, mantener los convenios para la reforma del estadio municipal de Balaídos y para obras en la ciudad. Y después de unos primeros desencuentros en lo referente a la redacción del proyecto de Gol, la relación se ha reconducido: la Diputación aportará la mitad de los 26 millones de euros que costará la transformación del fondo de la calle Olímpicos y el convenio para obras está encarrilado. El diálogo fluye y en las comparecencias públicas en las que coinciden Caballero y López exhiben buena sintonía.

"La ciudad merece que se la trate conforme a su estatus de primera urbe de Galicia y todas las administraciones tienen que estar a la altura con un territorio durante mucho tiempo infraatendido"

A ese frente común por el bien de Vigo se suma la Zona Franca, de nuevo con David Regades al frente, que ya ha mostrado su firme intención de seguir invirtiendo como lo ha hecho hasta ahora en clave de ciudad: recuperando patrimonio industrial para crear vivienda protegida o aportando su grano de arena al desarrollo de la ETEA con la construcción de un parking subterráneo en el Patio de Armas de la antigua escuela naval de Teis.

Esta inesperada alineación de los astros a favor de trenzar acuerdos compartidos por Vigo –en la que también se podría incluir al Puerto, desde hace un año pilotado por un perfil técnico de la casa como es Carlos Botana– no puede de ninguna manera desaprovecharse. La ciudad merece que se la trate conforme a su estatus de primera urbe de Galicia y todas las administraciones, locales, autonómicas y estatales, tienen que estar a la altura con un territorio durante mucho tiempo infraatendido. Por justicia, recuperemos el “espíritu Vialia” y que el nuevo clima de entendimiento, aplaudido por todos, dé el espaldarazo definitivo al necesario consenso institucional que permita sacar adelante los acuerdos que el progreso y desarrollo de Vigo apremian.