Opinión

Rafael Basurto y Mocedades, estrellas en el cielo olívico

Rafael Basurto es una institución mundial de la música. Los triunfos internacionales del trío Los Panchos han llevado a su última voz a la cima de las listas de éxito en todos los países latinoamericanos e, incluso, en Japón y otros exóticos lugares de este mundo global, y también demasiado convulso. Por ello, el remanso de los boleros, más si se acompañan de las voces de Mocedades –cumplen 50 años en los escenarios– aseguran momentos de deleite, un espectáculo de elevada calidad e instantes inolvidables, como el vivido este domingo en el Auditorio del Mar de Vigo.

Rafael Basurto es gallego consorte. Su esposa Celina Fernández, psicóloga, productora, escritora, compositora y, en su momento, comunicadora de gran éxito en la televisión Argentina, es oriunda del norte de Galicia. Un dato poco conocido es que el cantante ha llevado el idioma gallego tan lejos como el que más, la canción “Camiño da Amizade”, que grabó coincidiendo con el Año Santo 1999, se editó en toda Iberoamérica, Francia o el país nipón. Su vínculo con la Tierra, Madre y Señora de Ramón Cabanillas se remonta a sus inicios en Los Panchos en el año 1976, cuando acudía verano tras verano al Finisterre europeo para completar galas y verbenas, hasta tres por jornada. Más tarde se haría un imprescindible de los musicales de la TVG y de las galas xacobeas.

En esta última ocasión, en Vigo acompañó a Mocedades, en una gira mundial que celebra los cincuenta años del grupo de los hermanos Uranga, y que han hecho famoso, entre otros muchos temas “Amor de Hombre”, un éxito basado en la música del intermedio de la zarzuela 'La Leyenda del Beso', del autor Reveriano Soutullo, nacido en Ponteareas de madre redondelana, y Juan Vert, tema que ayer cerró el concierto como simbólico homenaje a la ciudad olívica. Aquí recalaron tras triunfar en Chile o México, y regresar a América con una agenda de Peregrina Tour 2024 dirigido por José Miguel González Robles, el artífice de este pletórico resurgir. No es extraño que se homenajeara también a los emigrantes gallegos en América y a los de aquel continente residentes ahora en este lado del Atlántico.

Rafael Basurto Lara es sobrino del maestro mexicano Agustín Lara, compositor de temas tan famosos como “Madrid” o “Granada”. El último de Los Panchos es una celebridad que fue aclamado con entusiasmo al evocar “Para Vigo me voy”. Aquí se siente en casa, es feliz, tanto como lo fueron Olga Ramos, en los veranos de la terraza del Hotel Universal, o Antonio Machín, oriundo de la provincia de Ourense. Del cuplé a la Movida, pasando por el bolero, en sus verbenas, en Castrelos o en sus teatros o auditorios, en sus desaparecidas salas de fiestas al aire libre o en la internacional Nova Olimpia, Vigo tuvo y tiene su propio sonido, es una ciudad bailable en sus entusiasmos, en su pasado y en su lumínico presente, para jóvenes y mayores.

*Periodista

Suscríbete para seguir leyendo