Un jurado decidirá sobre el único detenido por el asesinato de una vecina de Tirán en 2021

La instrucción se retrasó al cambiar de abogado defensor | La fecha del juicio solo está pendiente de los escritos de calificación | El acusado era vecino de Cándida Soaje

Investigadores en la vivienda del barrio de Vilela en la que se cometió el crimen. |   SANTOS ÁLVAREZ

Investigadores en la vivienda del barrio de Vilela en la que se cometió el crimen. | SANTOS ÁLVAREZ / Fran G. Sas

El 3 de julio de 2021 un presunto asesinato sobresaltaba a los vecinos de la parroquia moañesa de Tirán. Cándida Soaje, de 72 años, fue encontrada muerta en su casa de la carretera general (PO-551) por su hijo y un vecino que, alarmados por su falta de respuesta, forzaron una ventana con una pata de cabra. Lo macabro de la escena, con la vecina maniatada y claros síntomas de haber sufrido violencia –pues estaba atada por el cuello a un pasamanos– puso en alerta a los vecinos, temerosos ante el nivel de sadismo del crimen. Pocas horas después la Guardia Civil accedió a una vivienda cercana en donde registró la casa de Balbino S.E., el hasta ahora único sospechoso y acusado de un delito contra la vida de las personas. El juicio todavía no se celebró, al retrasarse cuando Balbino S.E, que en el momento de la detención tenía 60, cambió de abogado.

Sin embargo toda la instrucción está ya finalizada y la fecha del juicio solo está pendiente de que las dos partes presenten sus escritos de calificación. Todo apunta a que la acusación pedirá el delito de asesinato y la defensa se inclinará por un homicidio. Queda pendiente si se incluye en las acusaciones el delito de robo.

El entierro de Cándida Soaje Pena, ayer por la tarde, con la presencia de amigos y familiares.   | // SANTOS ÁLVAREZ

El entierro y una concentración reunieron a numerosos vecinos. | // S.A. / Fran G. Sas

Lo que está decidido es que el acusado será juzgado con la participación de un tribunal popular. De ahí que las acusaciones recojan varias figuras de distinta gravedad para no limitar las opciones del jurado, pues no puede condenar a un acusado por un delito que no se haya pedido inicialmente.

Balbino S.E. fue ingresado en prisión provisional tras ser puesto a disposición judicial 72 horas después de su detención. Desde entonces trató de quedar en libertad provisional recurriendo a unas pruebas de ADN. En las primeras fases de la investigación también se interrogó a un segundo sospechoso, aunque finalmente las fuerzas de seguridad se inclinan por que el vecino de Tirán habría cometido el presunto crimen de Cándida Soaje en solitario.

Su primera declaración fue ante el Juzgado número 1 de Cangas. Había pasado 72 horas en los calabozos de la comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra. El titular del juzgado decretó su entrada en prisión provisional aludiendo a la “alarma social” que causaría su liberación, pese a que su defensa entendía entonces que no existían todavía “pruebas concluyentes” de su autoría.

Un robo

Siempre se barajó la hipótesis de que el móvil del crimen fuese un intento de robo frustrado. La misma madrugada después de conocerse el crimen fue cuando los agentes del orden intervinieron en la casa del único sospechoso.

Conocía a la víctima, que le había dado limosna

El crimen que sufrió la vecina de Tirán Cándida Soaje llenó de tristeza a Moaña hace dos veranos. Se celebró una concentración de repulsa a lo ocurrido y de solidaridad. Los vecinos del barrio de Vilela, en Tirán, mostraron su asombro tras conocer el nombre del detenido. Reconocieron que era habitual que pidiese dinero “y conocía a Cándida porque le había dado limosna en varias ocasiones”, explicaban. De todas formas, en el momento de su detención Balbino S.E. contaba con varios antecedentes a sus espaldas. Y es que solo unos meses antes había tratado de robar en una vivienda de Tirán a punta de navaja. Llegó a saltar el muro de una casa particular para salir corriendo en cuanto se encontró con su dueña. Las primeras horas de investigación de la Guardia Civil incluyeron preguntas en las viviendas abandonadas de la parte baja de la Finca Pazó, en el barrio de Quintela, en donde era habitual la presencia de toxicómanos.

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