El peaje impenitente de la costa lusa

A Figueira da Foz iban 103 pesqueros en 1947 cuando una tormenta se llevó la vida de 152 marineros

Uno de los buques dañados en diciembre de 1947.

Uno de los buques dañados en diciembre de 1947.

Lara Graña

Lara Graña

El 1 de diciembre de 1947, a media mañana, entró un pesquero en Leixões cargado de sardina. Era lunes. Al ver el buen balance de la pesca, los capitanes de los demás barcos empezaron a llamar a sus tripulaciones para buscar los cardúmenes de peces y obtener el mismo resultado: salieron a la mar 103 buques de madera, rumbo a la costa de Figueira da Foz. El tiempo era bueno aquella tarde, pero enseguida cambió, con fuertes vientos de noroeste. Incluso a gritos, desde la costa, vecinos intentaban guiar a los pesqueros para que no se estrellaran contra las rocas, junto al premonitorio cabo Senhor da Pedra, en Vila Nova de Gaia. Se hundieron cuatro de los barcos; decenas de marineros cayeron por la borda de otras embarcaciones. Aquella noche murieron 152 tripulantes: en tierra quedaron más de 100 huérfanos y 71 viudas.

Este fue el mayor siniestro de la historia pesquera de Portugal, y probablemente de todo el continente. Un monumento en recuerdo de las víctimas y sus familias fue instalado en 2005 en Praia do Titã, en Matosinhos, obra de José João Brito. Una escultura que refleja el dolor del amanecer más trágico de los posibles en una costa habituada a vivir estos despertares.

Como el que sucedió al naufragio del Olivia Ribau, en octubre de 2015, también frente a Figueira da Foz, con cinco víctimas; casi en las mismas coordenadas que donde claudicó el Jesús dos Navegantes, en 2013, con tres víctimas y cinco supervivientes; o el que experimentaron los familiares de los marineros del Fábio e João, en 2010, hundido junto a la costa de Peniche. Del Ana da Quinta, buque desaparecido junto a las Azores en 2011, solo se recuperó el cuerpo de uno de los nueve marineros que iban a bordo. En el Cochicho (2013) murieron 6 personas; tres en el Letícia Clara (2022, frente a Nazaré), las mismas en el Gracilária (2013), cuatro en el Mestre Silva (2018), cuando retornaba a Leixões...

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