Ferroviarios y usuarios urgen corregir las desigualdades entre norte y sur gallego

La residencia de A Coruña tiene más personal que el resto de ciudades y condiciona la operativa

La implantación del Avril en otoño igualaría el número de plazas por ruta

Cabina de conducción de un tren Avril en el estreno del AVE en la estación de Vigo-Urzáiz. |   // ALBA VILLAR

Cabina de conducción de un tren Avril en el estreno del AVE en la estación de Vigo-Urzáiz. | // ALBA VILLAR

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Para poder tener una buena comunicación por ferrocarril son necesarios tres factores evidentes: infraestructuras, trenes y personal. Pero al margen de los lentos avances para la renovación de las líneas convencionales o las ansiadas de Alta Velocidad y de la negativa del Gobierno a ampliar las frecuencias existentes en el Eje Atlántico pese a duplicarse el número de viajeros, la situación no mejora tampoco en los recursos humanos de Renfe.

Los ferroviarios del área de Vigo y Ourense denuncian la desigualdad latente respecto a sus compañeros del norte de Galicia. Si en A Coruña el personal de conducción (maquinistas e interventores) alcanza los 150 trabajadores, en la primera y la tercera urbe de la comunidad cae a la mitad.

Estas quejas han sido trasladadas por los respectivos comités de trabajo de Pontevedra y Ourense en reiteradas ocasiones a la gerencia de la operadora pública, aunque en los últimos meses se han incrementado sin que haya por ahora ninguna solución a la vista. Es por ello que se ha comenzado a trasladar la problemática a otros colectivos como usuarios o agentes sociales, con los que han mantenido encuentros para explicarles el impacto que tienen en su día a día.

Cuando a comienzos de 2023 el Eje Atlántico comenzó a dar sus primeros síntomas de colapso los sindicatos ya advirtieron que “un retraso de 15 minutos ya descompensa todo”, señalando que algunas circulaciones a primera hora de la mañana no podían salir por las demoras el día previo en una situación similar al tacógrafo de camiones y autobuses.

Y aunque los últimos cursos de formación de maquinistas han despejado los problemas surgidos tras la pandemia, no se puede ofrecer un “servicio adecuado y correcto” más allá de las diferencias salariales en variables.

Esta desigualdad no afecta solo a la Media Distancia. La inexistencia en Vigo de una residencia de Servicios Comerciales –AVE, Alvia o incluso el Tren Celta a Oporto– provoca que los maquinistas e interventores de 4 trenes tengan que pernoctar en hoteles, ya que para Renfe es más económico así. Por ahora y pese al aumento del tráfico, la compañía no tiene previsto crear una base que sí existe en A Coruña.

Oportunidad de oro en otoño

El desequilibrio también es visible para el ciudadano de a pie con ejemplos claros. Desde la estación herculina de San Cristóbal, donde tiene su sede la gerencia para Galicia, los trenes parten a cada hora en punto; mientras que desde Vigo tienen horarios variables.

Trabajadores y viajeros coinciden en que la implantación total de los nuevos trenes Avril en octubre servirá como oportunidad para corregir algunos defectos crónicos desde 2011. Si entre A Coruña y Santiago hay 26 trenes al día por sentido, la cifra se reduce a 20 entre la capital y Vigo y apenas 7 entre las dos urbes del sur, las que tienen mayor relación histórica social.

Al estar el grueso de estos servicios cubiertos por trenes que continúan a Madrid se propone sinergiar plazas en los convoyes de la serie 106 (entre 507 y 581), algo ya implementado entre Ourense y el norte de Galicia pero inaudito hacia las Rías Baixas. Aunque no supondrá una mejora de tiempos, permitiría crear nuevas relaciones desde Pontevedra o Vilagarcía y ampliar las escasas conexiones a la espera de la Alta Velocidad directa.

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