Una reválida ¿definitiva? para el Teatro Fraga

El Fraga fue teatro, cine, auditorio, discoteca. Y coqueteó con albergar la sede del Celta o la universidad de Abanca. Más de 76 años tras su inauguración, atisba ahora otra oportunidad

Lara Graña

Lara Graña

El Fraga se inauguró un domingo, en doble sesión: una privada, para autoridades, y otra con la proyección de la película Botón de Ancla. “Constituye hoy el acontecimiento más destacado en los anales de la vida local, bien claramente reflejado en la expectación que ha despertado no solamente en nuestra ciudad, sino en toda Galicia”, relataba el cronista de FARO. Había una cumplida oferta de ocio en Vigo para aquella jornada del 28 de marzo de 1948: estaba la película Madame Curie en los cines Odeón; Alma Zíngara, protagonizada por María Montez, en el Tamberlick; o Vida íntima de Julia Norris, en Cinema Radio, por la que Olivia de Havilland había recibido su primer Oscar. Pero el estreno del Fraga lo opacaba todo. Un fulgor venido a negro a día de hoy, con un edificio abandonado –su rehabilitación se paralizó, en 2011, sin haberse rematado– pese a haber sobrevivido a todo tipo de vicisitudes en su historia. Incluido un incendio en su interior.

Primer gran hito en su historia. En mayo de 1973, en horario de 20:30 a 1:30, arrancaba con “sala climatizada” y dos pistas de baile la discoteca Nova Olimpia, en el sótano del inmueble. Georgie Dann fue el maestro de ceremonias de la inauguración; en el mismo mes de su estreno pasarían por su escenario grupos como Nuestro Pequeño Mundo o Camilo Sesto. Y les seguirían Lola Flores, Valen o Los Magos de España. Al año de su lanzamiento, la discoteca había recibido ya el premio a la “mejor sala de fiestas de España”, concedido por la revista americana Record World, un emblema en la industria musical de escala global y competidora de la superviviente Billboard.

Un incendio con cinco focos de ignición arrasó el teatro el 22 de septiembre de 1988. La propiedad negó entonces la intencionalidad en el suceso, pero esta posibilidad siempre quedó bajo sospecha por un proyecto de remodelación urbanística diseñada para la calle Uruguay; mil millones de pesetas habían ofrecido entonces a la promotora del Fraga por el edificio, pero no hubo acuerdo. Lo cierto es que el inmueble se rehabilitó y fue sometido a una ampliación interna (1996) para crear una sala con 95 localidades, con el objetivo de simultanear varias proyecciones a la vez y rentabilizar el espacio.

Pero le llegó el final en junio de 2001 al cine, con la emisión de Lara Croft: Tomb Raider, Una noche con Sabrina Love y El regreso de la momia. La Nova Olimpia proseguiría unos años más, hasta agosto 2007 –de nuevo, con Georgie Dann como protagonista– y ya con el edificio en manos de Caixa Galicia. La entidad que dirigía José Luis Méndez quería convertir el Fraga en un edificio de uso sociocultural. Proyectó una reforma de 25 millones de euros, pilotada por César Portela; en agosto de 2011 los trabajos quedaron paralizados.

Tras la fusión de las cajas y la conversión de Novacaixagalicia en un banco, y bajo la presidencia de José María Castellano, el edificio se puso en venta, como adelantó FARO. Carne de proyectos más o menos maduros –la sede del Real Club Celta de Vigo o de la universidad promovida por Abanca–, el Fraga quedó relegado a un intermitente protagonismo, casi siempre activado durante campañas electorales. Xunta y Deputación de Pontevedra han pactado ahora su compra, por un importe no desvelado, aunque se desconoce qué plan de usos tendrá. Más de 76 años después de su estreno con Botón de Ancla, el edificio espera.

Suscríbete para seguir leyendo