Gran Vigo

Vitrasa registra todavía 13.000 viajeros al día menos que antes de la pandemia

El bus urbano sumó 15,74 millones de usuarios en 2023, un 23% menos que en 2019

Desde entonces se eliminaron 441 frecuencias semanales, el 56% en días laborables

Es el único medio de transporte de la ciudad que no se ha recuperado del COVID

Estudiantes ante un bus de Vitrasa durante el 2023

Estudiantes ante un bus de Vitrasa durante el 2023 / Marta G. Brea

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Ni la plena recuperación económica y sanitaria, ni las bonificaciones implantadas por el Gobierno para fomentar el transporte público ni el aumento del coste de los combustibles y coches. El bus urbano en Vigo sigue lejos de las cifras de viajeros previas a la pandemia. El pasado año Vitrasa anotó 15.740.132 usuarios en el transporte público de la ciudad, lo que supone un 23,66% menos que en 2019 cuando logró su quinto mejor dato histórico. Esto supone que cada día hay 13.000 viajeros menos en sus autobuses; una cifra que se duplicó desde el inicio de los paros parciales o totales en otoño.

Tras la undécima reunión sin acuerdo para renovar el convenio, desde la empresa insistieron este viernes en que levantar la huelga “es lo único que permitiría mejorar la oferta realizada ya que es la base de los ingresos de la compañía”. Pero más allá de estos meses, donde el comité de empresa apunta a que se ha disparado la rentabilidad al llenar los vehículos que circulan, el problema viene de lejos.

Desde la reorganización horaria del servicio implantada en 2019 se han eliminado 441 frecuencias semanales al retirar 15 autocares de circulación. Los datos recopilados por el blog Vigo 360 apuntan a que el 56% de las mismas eran en días laborables y han provocado un trastorno para los usuarios al pasar de una cadencia fija de 30 o 60 minutos a una de “más o menos” 34 o 72 minutos que dificulta la memorización de los horarios.

Las líneas más utilizadas siguen siendo las dos ramas del C3, el Circular Centro (C1) y la L4. Mientras tanto, otras históricas como el C2 o los nocturnos N2 y N3 han desaparecido mientras que el 8 y el 9A se fusionaron para dar servicio al aeropuerto y campus universitario en la línea A de 25 kilómetros de ruta.

En los factores externos a la propia concesionaria se entremezclan las causas. Por una parte, un posible cambio en los hábitos de los vigueses gracias a la proliferación de bicicletas y patinetes, el desarrollo de las rampas y escaleras del Vigo Vertical o el aumento del teletrabajo podrían haber reducido su uso.

Los cambios en las rutas obligados por las obras en la ciudad también han sido claves para el cambio en las rutinas de la movilidad. El cierre al tráfico de Porta do Sol para peatonalizar la plaza y construir el túnel bajo Elduayen eliminó el nodo central que comunicaba la ciudad con más de una quincena de líneas pasando por él; lo que ha derivado en desvíos por Beiramar o Venezuela que restan velocidad.

Único medio que no crece

Esta caída del 25% en el uso del Vitrasa es atípica si analizamos en el contexto de la ciudad, del bus urbano en otras urbes e incluso de cualquier medio de transporte público. En un año en el que Vigo ha destrozado todos sus récords de visitas, viajeros y pernoctaciones hasta el punto de ser un referente en el noroeste, el precio del billete y la ausencia de bonos hacen que se entreguen al coche o el taxi.

pasajeros vitrasa W

pasajeros vitrasa W / Hugo Barreiro

Y aunque los eventos y conciertos llenaron Castrelos, Balaídos o Samil; las lanzaderas no rentabilizaron las bonificaciones para usuarios de la PassVigo que dejaban el billete en menos de 50 céntimos.

Mientras tanto, en A Coruña la compañía de Tranvías anotó 24.841.221 viajeros; creciendo respecto a 2022 casi el mismo número de billetes que los que pierde Vitrasa respecto a 2019. De esta forma, el récord histórico de viajeros en Vitrasa –en el que no se incluyen los viajes con transbordo– sigue en los 21.424.373 registrados en 2008.

Paralelamente, las bonificaciones para viajeros recurrentes en transporte público han disparado el uso de las estaciones de la urbe. Los trenes de Media Distancia se usan un 80% más que en 2019 y lideran el crecimiento en España. La intermodal de Urzáiz ha mejorado en un 45% las cifras de la antigua estación de Martínez Garrido y el transporte de ría con Moaña y Cangas también anota sus mejores cifras de los últimos 15 años.

Un problema para la movilidad y la calidad del aire

El déficit en las cifras de usuarios del bus urbano no supone solo un problema para Vitrasa, quien registró 4,3 millones de euros en pérdidas el pasado ejercicio según sus cuentas avanzadas por FARO. A pesar de que el combustible llegó a los 2 euros por litro en 2022 y 2023, el tráfico en la ciudad no dejó de crecer y más de la mitad de los accesos y arterias urbanas soportan más de 10.000 vehículos al día.

Esta cifra no afecta solo a viales como la Avenida de Madrid, la VG-20 u otros sin alternativas claras; sino que llega también a la Avenida de Castelao, Travesía de Vigo, García Barbón o Martínez Garrido con el aumento de emisiones consiguiente.

Otro dato relevante es que durante los meses de Navidad, tanto en 2019 como en 2013, el uso del bus cae de forma notable. La falta de fiabilidad por parte de los servicios, los atascos y la inexistencia de lanzaderas que conecten de forma ágil los aparcamientos disuasorios con el centro hace que no sean una alternativa creíble incluso cuando el coche es parte del problema.

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