La tasa turística se extiende en Portugal mientras la Xunta continúa reticente

Cámaras municipales del norte luso como Caminha o Viana do Castelo aprobaron un gravamen de hasta 1,5 euros por noche

Una playa en Caminha con el monte de Santa Trega al fondo

Una playa en Caminha con el monte de Santa Trega al fondo / Marta G. Brea

Mateo G. Triñanes

¿Es necesario que los municipios más turísticos graven las pernoctaciones de sus visitantes para afrontar el incremento del gasto público que supone su estancia o es suficiente el retorno económico que ofrecen a través del pago de su alojamiento y lo que gastan en diferentes comercios y servicios de restauración?

A pesar de la multitud de asuntos que unen al pueblo gallego con Portugal, muy probablemente la respuesta a esta pregunta variará en gran medida dependiendo de si se formula al sur o al norte del río Miño.

En el municipio fronterizo de Caminha acaban de responder “sí”. Y es que su Cámara Municipal aprobó la pasada semana la implantación de una tasa turística para todos aquellos que pernocten en alguno de sus establecimientos hoteleros, que tendrán que pagar un plus de 1,50 euros por noche entre el 31 de mayo y el 31 de octubre, y de un euro durante la temporada baja. La tasa no entrará en vigor hasta que sea refrendada por la asamblea municipal, lo cual no se producirá hasta septiembre. Además, no afectará a las reservas ya realizadas para el resto del año.

Los municipios portugueses de Caminha y Viana do Castelo ya la han implementado

Donde sí se cobrará esta tasa ya a partir del próximo mes de agosto es ligeramente más al sur, concretamente en el municipio de Viana do Castelo, con un gravamen de exactamente la misma cuantía que el que se proyecta en Caminha.

Es importante destacar que durante el pasado 2023, Caminha y Viana do Castelo registraron un total de 119.507 y 334.951 pernoctaciones respectivamente. Para dar contexto a estos datos, durante el mismo periodo el buque insignia del turismo gallego, el concello pontevedrés de Sanxenxo, registró 3,8 millones de pernoctaciones, mientras que el vecino ayuntamiento de O Grove contabilizó casi 433.000. Todo ello, con una población que no alcanza en ninguno de los dos municipios a suponer la cuarta parte del censo de Viana.

No obstante, a diferencia del país vecino, en la comunidad la decisión de adoptar una tasa turística municipal no depende en exclusiva del pleno de cada concello, sino que debe recibir el visto y place de la Administración autonómica, que la tiene que aprobar por ley. En este sentido, la Xunta se ha mostrado contraria en diferentes ocasiones a la adopción de una medida que ya ha demandado Santiago de Compostela.

Precisamente la semana pasada, en un foro organizado por el Grupo Hotusa, el presidente del Ejecutivo gallego alertó sobre el peligro que, a su juicio, puede representar este tributo, ya que supondría lanzar “un mensaje de un problema de masificación”.

En Galicia la Xunta se resiste a dar el paso; mientras concellos muy turísticos como el de Santiago y O Grove la exigen

Además de Santiago, diferentes ayuntamientos de la comunidad ven la tasa con buenos ojos, e, incluso, como un paso “necesario” para afrontar el incremento del gasto municipal que supone la llegada de turistas, fundamentalmente durante los meses del estío.

Uno de ellos es el regidor de O Grove, José Antonio Cacabelos Rico, que en sucesivas ocasiones se ha mostrado favorable a la adopción de esta tasa. “Somos un concello de 10.800 habitantes que pasa a tener una población de 30.000 e incluso 40.000 durante un periodo específico del año. Claramente eso significa un mayor consumo de los espacios públicos, de contratación y de saneamiento, por ejemplo. Esto conlleva obviamente, unos costes mayores, que nosotros estipulamos entre los 600.000 y los 800.000 euros”, justifica.

En el seno de la Fegamp, como explica su vicepresidente, Héctor Corujo, se ha abordado en diferentes ocasiones esta cuestión pero no se ha llegado a una resolución. Por ello, Corujo –alcalde del concello lucense de O Incio– advierte que sus declaraciones responden únicamente a una postura personal. Apunta que en caso de que finalmente la Administración autonómica acepte establecer la tasa, esta no puede ser general para todos los concellos, sino que “debe existir la posibilidad de que algunos se adhieran y otros no, es decir debe primar la independencia municipal en este sentido”, demanda el regidor.

En Galicia, las posiciones varían en gran medida dependiendo del color político del concello. Así mientras el regidor grovense, socialista, apoya la tasa su homólogo de Sanxenxo, Telmo Martín, “no lo valora a corto plazo”.

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