Educación insta a los docentes a un uso prudente de los recursos tecnológicos

Respecto a los móviles y a las pantallas en clase, avisa de una utilización “responsable y segura” y orientada a las metas curriculares y a las competencias, en particular la digital

Una niña con una tablet.

Una niña con una tablet. / V.P.

Carmen Villar

Carmen Villar

Tecnología sí, pero con moderación y en el lugar y el momento oportuno. Tras semanas de debates sobre la pertinencia de las pantallas en las aulas, con programas como E-Dixgal, el del libro digital, en cuestión por parte de algunos progenitores, la Consellería de Educación ha enarbolado la bandera de una enseñanza “híbrida”, donde las metodologías tradicionales de enseñanza –el bolígrafo, el cuaderno y los manuales en papel–, convivan con las potencialidades que aportan las tecnologías de la información y de la comunicación.

En ese equilibrio, los docentes, que son quienes se hacen cargo del aula, tienen la última palabra, de ahí que la Xunta se dirija a ellos para pedirles que desde septiembre den ejemplo al alumnado y usen las tecnologías en clase con sentidiño.

Por primera vez, en las instrucciones destinadas a recoger cómo debe desarrollarse el curso que vienen las enseñanzas desde Infantil a Bachillerato pasando por Primaria y la ESO, la Consellería de Educación recoge un apartado destinado al “uso de recursos tecnológicos” donde insta al profesorado a “promover un uso responsable y seguro de los recursos tecnológicos en el proceso de enseñanza y aprendizaje”.

Después de que el móvil haya quedado vetado al alumnado en los centros durante el horario no lectivo, la Administración regula ahora la utilización por el profesorado y lo hace a través de las pautas que regirán el próximo curso escolar en la enseñanza no obligatoria. Aunque no menciona en particular el teléfono, el dispositivo encajaría dentro de los “recursos tecnológicos” de su recomendación.

Si bien la regla con el móvil es que pueda emplearse en clase con una finalidad didáctica y bajo la supervisión de un docente –una utilización que autorizan en Secundaria dos de cada tres centros educativos gallegos–, ahora la Xunta quiere asegurarse de que ese uso sea prudente y además vinculado a la adquisición de competencias, en especial las digitales.

Es decir, los recursos tecnológicos no serían un fin en sí mismos y su presencia no debería ser gratuita, sino un medio para lograr los objetivos curriculares de etapa y el desarrollo de las competencias clave. En la disposición, la Xunta es clara al respecto: la utilización de los recursos tecnológicos estará “orientada al logro de los objetivos curriculares y de las competencias clave, especialmente de la competencia digital”. Hay que tener en cuenta que Educación ha recordado en las últimas semanas que la formación en este tipo de destrezas es una obligación derivada tanto de la UE como de la normativa estatal, la Lomloe.

El Gobierno urge a un empleo "equilibrado" con respecto a otro tipo de materiales

Además, en consonancia con ese modelo híbrido que Educación propugna y en el que propone mejoras para el libro digital, la consigna pasa por que ese uso sea “equilibrado respecto de otro tipo de recursos y materiales”, en alusión a los más tradicionales.

La referencia aparece en una disposición adicional, tras las habituales explicaciones de cómo se organizan los horarios, las materias o los grupos de alumnado, qué requisitos numéricos tienen que darse para impartir optativas o cómo se ponen las notas. Entre las novedades, por ejemplo, está que el alumnado que haya repetido este año 2º de Bachillerato por materias y vaya a hacerlo de nuevo en 2024-25 se tenga que matricular de las pendientes y de Historia de la Filosofía si no la tiene cursada y superada o que la agrupación de materias por ámbitos autorizada durante este curso se considerará prorrogada en el que viene.

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