Tenis - Grand Slam

Del cemento de O Rial a la gloria en Wimbledon

Daniel Otero, primer entrenador de Jéssica Bouzas: “Desde niña siempre le pegaba bien a la bola”

A los cinco años la tenista vilagarciana ya comenzó a despuntar por su talento

Jéssica Bouzas, con 10 años, en el club en el que se inició.

Jéssica Bouzas, con 10 años, en el club en el que se inició. / EFE

El deporte español ha encontrado una nueva heroína en Jéssica Bouzas Maneiro. La hazaña que llevó su firma en Wimbledon, la victoria ante la que sigue siendo vigente campeona, la checa Marketa Vondrousova, ha supuesto una catarsis de considerables proporciones mucho más allá de las fronteras londinenses.

Son muchos los focos que se han encendido en dirección a una joven que empezó a coger la raqueta en las instalaciones del Club de Tenis O Rial con apenas seis años. Allí fue donde se cruzó en su camino Daniel Otero, su primer entrenador y una persona capital a la hora de guiar las primeras explosiones de su talento. Esa cualidad que después llamó la atención de la Academia David Ferrer para tutorizar su evolución desde los 13 años.

Recuerda su primer entrenador sobre aquella niña de larga melena morena que “incluso no le daba yo la clase al principio. Empezó con un grupo y después empecé a darle clases individuales. Era buena y era un placer trabajar con ella”.

Aquellos primeros golpes fueron descubriendo el voraz apetito por el tenis de aquella niña. Otero subraya que esa evolución “se dio de una manera muy natural. Fue entrenando cada vez un poquito más y cada temporada había una evolución clara. Siendo alevín ya entrenaba tres días a la semana de manera individual”.

La facilidad que mostraba Jéssica Bouzas para adquirir las nociones técnicas ayudaron a marcar la hoja de ruta y afianzar los cimientos de su posterior evolución. “Los resultados eran totalmente secundarios. La prioridad estaba en golpear cada vez mejor y asentar buenos hábitos en la pista. Su buena coordinación la ayudaba a asimilar las cosas muy rápido. Todo le salía de forma natural y siempre le pegaba bien a la bola”.

Una de las cuestiones en las que Daniel Otero no quiso intervenir era en todo lo referido a la agresividad y valentía que mostraba cada día. “Teníamos claro que esa era una de sus virtudes y era algo que había que modular, pero nunca perderlo. Perdió muchos partidos de niña por no ser un poco más conservadora o táctica, pero siempre creímos que esa manera de jugar le ayudaría porque era algo que nadie tenía en su edad”.

Levantando el puño
en la central del All
England Tennis Club.

Levantando el puño en la central del All England Tennis Club. / FdV

Ese objetivo de priorizar los conceptos a cualquier otra cuestión supuso que pronto se produjese la primera tormenta perfecta para sacar a relucir ese potencial. “A nivel gallego destacaba mucho entre las jugadoras de su edad. Ganaba muy fácil. Siendo alevín, y contra rivales un año mayor, fue campeona gallega. Y lo mismo le pasó en infantiles”.

Pronto empezaron las oportunidades en superficies más allá del Padornelo. Su primer entrenador todavía recuerda que “como alevín jugó el circuito Rafa Nadal Junior Tour y la primera vez perdimos en primera ronda. No era una jugadora que explotase muy pronto a nivel nacional. Fue todo de manera paulatina”.

Una cuestión sobre la que Daniel Otero pone el acento es en todo lo relativo al entorno familiar de Bouzas Maneiro. “Siempre supieron guiarla muy bien y a ello se le unía que la niña tiene un carácter muy especial que le lleva a pensar siempre en positivo. Ni se rasgaba las vestiduras con una derrota ni se crecía con las victorias, pero era capaz de jugar sin miedo y sin presión, como hizo en Wimbledon”.

Daniel Otero, su
primer entrenador,
junto a Albert Costa
y la propia Jéssica.

Daniel Otero, su primer entrenador, junto a Albert Costa y la propia Jéssica. / FdV

Un momento importante en la incipiente carrera de la arousana fue cuando perdió la posibilidad de ingresar en la Academia de Rafa Nadal. “Perdimos en cuartos de final del Master de España y no se dio, pero lo asimiló muy bien y siguió centrada en ser mejor tenista cada día”.

Con apenas 14 años, la Academia David Ferrer le abrió las puertas en Jávea. Allí se formó no solo en lo tenístico, sino también en lo humano, en una etapa en la que empezó a ganar torneos y a afianzarse como promesa del tenis nacional. Luego llegó el momento de volar sola y afrontar el salto al circuito profesional con Madrid como base de operaciones. Javier Martí capitaneó el equipo técnico que quería moldear todavía más el tenis de Bouzas. Una misión en la que Adolfo Madrid tuvo un papel capital en el trabajo físico, así como todo lo sumado en el aspecto mental. El top 100 era el objetivo y no tardó en llegar con muchas victorias en torneos menores en los últimos 3 años.

Llegó en Turquía su primer título entre profesionales. Fue con el WTA 125 de Antalya e incluso luego compartió experiencia en la United Cup en Australia con Rafa Nadal y Paula Badosa, precisamente ante quien logró en el pasado Mutua Madrid Open la primera de las grandes victorias de su carrera ya con su actual entrenador Roberto Ortega a los mandos. La última fue ante Vondrousova en el All England Tennis Club y a la espera de lo que hoy suceda en segunda ronda ante Cristina Bucsa.