La partida de póker

La Xunta asegura que no conoce ningún proyecto y exige que el Consejo Superior de Deportes participe

Grada de marcador reformada.

Grada de marcador reformada. / MARTA G. BREA

Armando Álvarez

Armando Álvarez

La financiación de las reformas necesarias en los estadios y sus alrededores es obviamente uno de los argumentos principales; no sólo el importe, sino las fuentes que lo proporcionan. Los repartos presentados a la ciudadanía, a través de la prensa, no siempre cuadran con la documentación que cada candidatura ha entregado a la organización. En ocasiones las administraciones públicas contienden entre sí y si se incluye aportación privada, no se revela la identidad. Sucede en Galicia, donde los actores juegan al póker.

Vigo, que expuso para Balaídos un sostén en cuatro partes iguales, finalmente suprimió al Consejo Superior de Deportes (CSD) de la ecuación. Su presupuesto, de entre 60 y 75 millones, apunta a Xunta, 50%; Deputación de Pontevedra, 35%; Concello de Vigo, 15%. En A Coruña, con un presupuesto que varía según lo publicado entre 90 y 101 millones incluyendo todos los conceptos, la prensa ha hablado de Xunta, 40%; Concello y Deputación de A Coruña, 30%; un inversor privado, 30%. No se especifica la empresa, aunque se presupone en las cábalas externas.

Ni el 50% previsto en Vigo ni el 40% de A Coruña se corresponden con lo que asegura el conselleiro de Presidencia, Xustiza e Deportes, Diego Calvo. “Hay que ser muy responsables porque estamos hablando de recursos públicos y cantidades muy grandes”, indicó ayer. La Xunta se comprometió “a colaborar si alguna de las ciudades salía elegida, pero siempre dentro de nuestras posibilidades”, especifica. Y aclara que “a día de hoy” no conocen “ningún proyecto” ni tienen constancia de las cantidades que se barajan. “En ningún caso la Xunta comprometió ningún financiamiento con ninguna candidatura”.

Añade que el reparto debería ser “a partes iguales” entre Xunta, ayuntamiento, diputación y Gobierno. “No puede ser que España celebre el Mundial y el Consejo Superior de Deportes no tenga que poner un solo euro”, defiende. Pero sabe que el CSD no se está incluyendo en ninguna candidatura. “Primero tenemos que esperar que se confirme si hay elegida alguna sede en Galicia”, finaliza.

La intervención de Calvo abre más incógnitas mientras la auténtica obra se desarrolla entre bambalinas. Hay maniobras políticas, preferencias que se camuflan y una reticencia evidente a una doble sede gallega, que igualmente duplicaría la inversión, aunque la hipótesis contraria suponga que uno de los grandes estadios gallegos lleve el marchamo de la Xunta y el otro se quede sin un céntimo.