Galerías de O Castro: cómo entrar en sus 'nuevas' entrañas subterráneas

A partir del lunes 18 de septiembre comienzan las visitas guiadas gratuitas

Una máquina del tiempo subterránea

Pedro Fernández

Vigo

El monte de O Castro ya presume de su máquina del tiempo, conformada por las galerías subterráneas –se abrieron unos días en mayo–, el polvorín y el patio de armas: finalizaron los trabajos de musealización de estos espacios, actuación impulsada por el Concello olívico con fondos de la Unión Europea concedidos por el Gobierno de España.

Las visitas serán gratuitas y se realizarán con un guía y en grupos reducidos. En septiembre, los lunes y viernes de 11.00 a 13.00 horas, el espacio estará abierto al público. Desde octubre, las visitas de los lunes y viernes se reservan a centros educativos; para el público general, los horarios y días disponibles son de martes a jueves de 11.00 a 14.00 horas, sábados de 11.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas, y domingos de 11:00 a 14:00 horas.

Se debe reservar antes en el 010 –desde el fijo– o el 986 810 260 –desde el móvil–. En todo caso, el patio de armas y la zona en la que se colocaron dos estructuras con paneles explicativos y una pantalla –al lado del estanque del parque alto de la fortaleza– tendrán un horario de verano de lunes a domingo de 11.00 a 22.00 horas y de inverno de lunes a domingo de 11.00 a 22.00 horas.

La musealización de esta zona de la fortaleza se inspira en un episodio de la historia de Vigo: la batalla de la ciudad contra el ejército inglés de 1719. En el mes de octubre, una flota inglesa de 5.000 hombres y 40 navíos ocupó la urbe y sus dos fortalezas y saqueó el territorio. En los túneles, se resguardaron de los bombardeos los heridos y unos 800 soldados y paisanos. “Están bombardeando durante tres días seguidos hasta que abren una brecha. En ese momento, el sitio es más vulnerable y se produce la rendición con una inteligencia militar notable porque, tres días después, volvemos a ocupar el fortín. Los ingleses están teniendo muchas bajas en la ciudad por la guerra de guerrillas y se van”, explicó el alcalde antes de avanzar que el Ayuntamiento ya tiene en mente “nuevas ideas” para seguir poniendo en valor este emblema de Vigo tan ligado a su pasado.

Basta con poner un pie dentro de los túneles, con una entrada inicial en zigzag original que buscaba complicar el asalto enemigo, para empaparse de las sensaciones del ataque británico: pasadizos angostos, de menos de 1,70 metros de alto en algunos tramos, y ruido recreado de los bombardeos y los gritos de los vigueses. Una proyección audiovisual de este pasaje teatralizado ayuda a viajar en el tiempo. Finalizado el recorrido por las galerías, el visitante llega al patio de armas, en el que lucen cinco estructuras verticales de madera que simulan los mástiles de los navíos ingleses –lamentó Caballero que la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural (Xunta) no dio el visto bueno a la colocación de un barco– y soportan paneles explicativos de la contienda con imágenes y textos. La siguiente parada es el polvorín, donde los visitantes pueden sentarse para ver un vídeo en el que se da a conocer más sobre este capítulo bélico y otros en los que Vigo tuvo protagonismo.