Segade: un chapuzón natural con melodía de fervenza
Este pequeño paraíso escondido en Caldas de Reis es una de las joyas fluviales imprescindibles de la provincia de Pontevedra
El baño no está recomendado cuando los índices de la toxina 'verde' que genera una cianobacteria en el embalse de A Baxe son elevados
El río Umia esconde una de las muchas joyas fluviales de la provincia de Pontevedra. A los pies de la Nacional 640, nada más salir de Caldas hacia Cuntis, justo antes de coronar el alto del 'pino manso', arrimar el coche al arcén es casi una obligación para quien visita esta zona de Galicia.
Desde la carretera es imposible intuir qué se oculta bajo ese apartadero muchas veces repleto de coches. Pero lo cierto es que no están ahí de casualidad. A apenas cinco minutos andando se oculta un paraíso natural. Probablemente una de las muchas visitas imprescindibles si se visita la provincia y, por supuesto, del municipio termal de Caldas de Reis. Y no. No son los también espectaculares y cercanos molinos de A Barosa de Barro.
Fervenza, pozas e historia de luz
Este precioso enclave escondido en Caldas de Reis tiene nombre propio: Fervenza de Segade. Aunque forma parte de un itinerario de senderismo más completo a lo largo del que se puede descubrir un jardín botánico, antiguos molinos o un puente romano, la visita (e incluso el chapuzón) merece la pena por sí solo. Eso sí, es preciso verificar que el índice de algas tóxicas del embalse de A Baxe, donde la cianobacteria que las genera ya es crónica, es elevado, ya que muchas veces el baño no es recomendable.
No siempre son aptas para bañarse debido al alga tóxica que tiñe de verde en algunas épocas del año el embalse de A Baxe
Pero hay más. A los pies de la Fervenza de Segade los visitantes pueden contemplar la antigua fábrica de luz. Se trata de las ruinas de una vieja central hidroeléctrica que confiere a este entorno natural una valor histórico añadido: se puso en marcha en 1900 y estuvo operativa más durante 50 años.
Pero lo que más sorprenderá a los visitantes será la zona de la cascada y las pozas en las que es posible darse un baño en época estival. Una de ellas, ubicada justo donde rompe el agua de la fervenza, de más de 30 metros de longitud. Es, sin lugar a dudas, una de las muchas fervenzas de Galicia donde el agua es arte.
Una enorme piedra hace las veces de 'arenal' de este hermoso espacio fluvial en el que es habitual econtrarse a los bañistas disfrutando de un día de sol y río. Si bien es cierto, además de por el índice de toxina, se debe tener también especial cuidado en este punto fuera de la época veraniega, ya que el caudal varía y la crecida del río inunda esta zona.
En el entorno, además, hay un mirador que permite contemplar otras pozas ubicadas río abajo y en las que también es posible darse un chapuzón durante las estaciones en las que el río Umia baja más tranquilo.
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