Cuando el terror queda en familia

Ishana Shyamalan, hija del director de “El sexto sentido”, sigue los pasos de otros hijos de cineastas famosos dedicados al género, como Brandon Cronenberg, Oz Perkins, Jennifer Lynch o Lamberto Bava

En el sentido de las agujas del reloj, Lamberto Bava, Osgood Perkins, Brandon Cronenberg, Ishana Night Shyamalan, y Jennifer Lynch, hija del autor de ‘Terciopelo azul’, un director único e intransferible.

En el sentido de las agujas del reloj, Lamberto Bava, Osgood Perkins, Brandon Cronenberg, Ishana Night Shyamalan, y Jennifer Lynch, hija del autor de ‘Terciopelo azul’, un director único e intransferible.

Quim Casas

Los vigilantes supone el debut en la dirección de Ishana Shyamalan, una de las dos hijas de M. Night Shyamalan, que hasta la fecha solo había realizado un par de videoclips para su hermana, la cantautora Saleka, que acaba de protagonizar el último filme de su padre, La trampa, con estreno previsto para el próximo agosto.

En el sentido de las agujas del reloj, Lamberto Bava, Osgood Perkins, Brandon Cronenberg, Ishana Night Shyamalan, y Jennifer Lynch, hija del autor de ‘Terciopelo azul’, un director único e intransferible.

En el sentido de las agujas del reloj, Lamberto Bava, Osgood Perkins, Brandon Cronenberg, Ishana Night Shyamalan, y Jennifer Lynch, hija del autor de ‘Terciopelo azul’, un director único e intransferible. / Quim Casas

Todo queda en familia, y los genes para el cine fantástico y de terror del director de El sexto sentido tienen continuación. El argumento de Los vigilantes lo firmaría sin duda M. Night: un bosque irlandés y cuatro personajes que buscan refugio amenazados por extrañas criaturas nocturnas. El padre produce y tutela el debut de la hija. Es una situación habitual en la historia del cine y que ha dado frutos (curiosos, extraños, anómalos o fecundos) cuando hablamos del género fantástico.

Cuando el terror queda en familia

Cuando el terror queda en familia / Quim Casas

El primer nombre que nos viene a la cabeza es el de Brandon Cronenberg. El hijo de David Cronenberg demostró mucha convicción en sí mismo cuando debutó tras la cámara en 2012 con Antiviral, un filme sobre cómo replicar enfermedades de famosos. Brandon se situaba en el territorio de David y salía airoso, aunque después ha preferido, con buen criterio, distanciarse de las atmósferas habituales del autor de Cromosoma 3 para buscar un mundo más propio con Piscina infinita.

Cuando el terror queda en familia

Cuando el terror queda en familia / Quim Casas

David Lynch

Cuando el terror queda en familia

Cuando el terror queda en familia / Quim Casas

Si Cronenberg Jr. sorteó bien las comparaciones, Jennifer Lynch se dio de bruces cuando con su primera película, Mi obsesión por Helena (1993), quiso jugar las mismas bazas que su padre, David Lynch; el universo del autor de Terciopelo azul es único e intransferible, no se transmite ni por conocimiento familiar. Aquella torpeza con ínfulas perturbadoras acabaría siendo un accidente, ya que Jennifer entendió las reglas del juego y su carrera posterior ha ido por otros y mucho más interesantes derroteros, con filmes como Surveillance y episodios de las series American Horror Story y Feud: Capote vs. The Swans.

La hija del maestro del giallo, Dario Argento, empezó como actriz. Asia Argento, siempre provocadora e indisciplinada, posterior adalid del #Me Too, trabajó en algunas cintas de su padre y de otros indomables como Abel Ferrara, Gus Van Sant, Catherine Breillat y Bertrand Bonello hasta pasar al otro lado del espejo en 2000 con Scarlet diva, una reflexión sobre sí misma. Sin practicar el género, lo ha tenido en cuenta visualmente en posteriores películas como El corazón es mentiroso, protagonizada por ella misma, Winona Ryder, Marilyn Manson, Peter Fonda, Ornella Muti y Michael Pitt. En 2007, con guion de su padre, sí que realizó una inmersión total en el relato de terror con La madre del mal, final de la trilogía hechizada de Las Tres Madres iniciada por Dario con Suspiria e Inferno. El testigo había pasado de padre a hija.

Que Goro Miyazaki, hijo de Hayao Miyazaki, haya seguido la estela paterna en cuanto al anime japonés resulta de lo más natural, aunque por el momento Goro (Earwing y la bruja) no ha alcanzado la imaginación desbordante manifestada por el director de La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro.

Más le costó a Jason Reitman seguir los pasos de su padre Ivan. Si este triunfó con Los cazafantasmas, el hijo prefirió realizar incursiones en el cine indie (Juno, Up in the air) para, finalmente, heredar la franquicia de su padre como si se tratara de un negocio familiar y dirigir Cazantasmas: Más allá y escribir el guion de Cazafantasmas: Imperio helado.

Más interés, desde la perspectiva del cine de terror, tiene la singladura de Osgood Perkins. La pregunta es rápida: si quieres hacer cine y eres hijo de Anthony Perkins, marcado de por vida con su personaje de Norman Bates en Psicosis, ¿a qué género te vas a dedicar? Mientras que el otro hijo del actor se decantó por la música (no en vano tiene nombre de mito del rock’n’roll, Elvis Perkins), su hermano, que ostenta nomenclatura cinematográfica (Oz, por el mago, aunque su nombre real es Osgood Robert) ha rodado inquietantes filmes de horror como una revisión aún más oscura del cuento de Hansel y Gretel. Tiene uno a punto de estreno, The monkey, según un relato de Stephen King.

La correa de transmisión se ha roto a veces. Jordan y Jake Scott, hijos de Ridley, no han hecho filmes fantásticos como su padre, igual conscientes de que superar lo logrado en su momento por títulos de culto como Alien y Blade runner era tarea prácticamente imposible.

Comedias

La situación se ha producido a la inversa. Lawrence Kasdan solo realizó, y de forma tardía, un filme de género, El cazador de sueños, según la novela de Stephen King, mientras que su hijo, tras dirigir unas cuantas comedias descerebradas con Jack Black o John C. Reilly, se hizo un hueco en la industria con los filmes de la saga Jumanji protagonizados por la Roca Dwayne Johnson. Y si bien John Cassavetes siempre realizó dramas independientes, una de sus hijas, Xan, realizó en 2012 Kiss of the damned revisión moderna y sexualizada del mito vampírico.

Pero el primero de la lista de cineastas a los que el padre inoculó el veneno del fantástico fue Lamberto Bava, hijo del insigne director de títulos punteros del cine popular italiano, en especial del terror gótico (La máscara del diablo, Las tres caras del miedo), el giallo (Una hacha para la luna de miel, Cinco muñecas para la luna de agosto, Bahía de sangre) y del horror espacial pre-Alien (Terror en el espacio).

En 1974

Superar a Mario Bava resultaba tarea bastante difícil. Emularlo, también, por mucho que se formará junto a él en el rodaje de la película Semáforo rojo, en el año 1974. Títulos de Lamberto como Macabro y Cuchillos en la oscuridad siguen con corrección la estela marcada por el padre, y en Demonios contó con Dario Argento como guionista, pero atreverse a rodar un remake de La máscara del demonio fue considerado casi una traición familiar.