La costa gallega se blinda contra el narcotráfico, pero la base de operaciones especiales del Servicio de Vigilancia Aduanera de Vigo pierde peso en favor de A Coruña. El pasado mes de mayo el patrullero Fulmar abandonó su base en la rada viguesa para trasladarse a Cádiz y Galicia se quedó sin la protección de los buques de operaciones especiales del Servicio de Vigilancia Aduanera. Para solucionarlo, el Petrel, buque insignia del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) y propiedad de la Agencia Tributaria, cambió su base en Las Palmas por la del puerto de A Coruña a mediados del pasado mes de noviembre. Con esta nuevo destino para el patrullero oceánico, Aduanas refuerza la vigilancia de las redes de narcos que utilizan las aguas del Atlántico norte y del Cantábrico para el desembarco de sus alijos.

El Petrel, con 19 tripulantes, es un buque fabricado en 1994 como barco oceanográfico y fue reformado por última vez en 2003 para dotarlo de mejores medios de interceptación. El patrullero tiene 72 metros de eslora y 12 de manga, dispone de lanchas rápidas insumergibles, sistemas especiales de detección de embarcaciones, calabozos y helipuerto.

En el historial de intervenciones de este buque oceánico, que con anterioridad a que Vigilancia Aduanera fijase su base en Las Palmas la tenía en Vigo, figuran grandes operaciones contra el narcotráfico como la llevada a cabo en el petrolero Archangelos, en el que se incautaron más de dos toneladas de cocaína.

Con la incorporación del Petrel a la unidad de A Coruña son ya tres las embarcaciones que vigilarán la costa norte, ya que en la actualidad la base marítima de Aduanas en el puerto coruñés cuenta con la patrulleras costeras Gavilán III y Alcotán. En Vigo tenía su base el otro buque de operaciones especiales, el Fulmar, desde que Vigilancia Aduanera decidió cambiar la base del Petrel a Las Palmas debido a las dificultades técnicas para atracar en la punta del Martillo viguesa por su escaso calado. Oficialmente el Fulmar, construido en el año 2006, tiene su sede operativa en Vigo, pero desde mayo del año pasado se encuentra en Cádiz como base permanente. Los sindicatos del SVA se quejan de que con este traslado Vigo se queda sin su único gran buque de operaciones especiales contra el tráfico de drogas. "Va a estar entre Cádiz y Cartagena para cubrir el Mediterráneo y el Atlántico sur", advierten los trabajadores, al mismo tiempo que se quejan de que el avión del SVA ya no tenga base permanente en Galicia.

El trabajo de los funcionarios de Vigilancia Aduanera en alta mar comienza con los últimos rayos de sol. La noche es la mejor aliada contra sus enemigos: los narcos y contrabandistas que tratan de introducir droga o tabaco a través de la costa gallega. En la actualidad, el SVA cuenta con ocho patrulleras: dos en A Coruña, otras dos en Vilagarcía, y una en el resto de bases (Muros, Ribadeo, Marín y Vigo). Los sindicatos denuncian que las que peor están son las de Muros y Ribadeo, pues las embarcaciones rondan los 35 años de antigüedad.

El Alcotán, con base en A Coruña, y el Halcón, con base en Vigo, son las más modernas, alcanzan una velocidad de 35 nudos (unos 66 kilómetros/hora) y sus radares de navegación, con visión nocturna, llegan hasta las 96 millas (más de 150 kilómetros de distancia).

La lucha contra el narcotráfico no se hace solo por mar. Desde el aire, también; con un helicóptero, con base en Galicia. Y en tierra, toca la investigación. Es precisamente en el área de blanqueo donde, según aseguran los sindicatos, centra ahora sus esfuerzos Vigilancia Aduanera, incluso -aseguran- trasladando a personal de las unidades de lucha contra el narcotráfico. Operaciones como Pokemon, Campeón o Pikachu, advierten, ha provocado que la investigación del tráfico de drogas esté bajo mínimos.