La Galicia vaciada tiene mala vista

Sólo el 15% de los vecinos de los núcleos despoblados cree que ve bien y un tercio lleva más de cinco años sin revisarse la visión

Uno de los motivos es la distancia hasta el centro óptico

Una  vecina de Rinlo, en una revisión de la campaña "Sen perdete de vista"

Una vecina de Rinlo, en una revisión de la campaña "Sen perdete de vista" / FdV

Sólo el 15% de las personas que habitan en los municipios más despoblados de Galicia cree que ve bien, una percepción que avalan los datos: uno de cada tres tiene una visión inferior a 0.5, la mínima exigida para conducir. Ésta es una de las conclusiones del estudio “La visión en la España vaciada: ¿Afecta el lugar en el que vives al estado de tu visión?”, presentado ayer por la asociación Visión y Vida, Correos Express y el Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia (COOG). Según el estudio, las principales razones de esta mala salud visual son las distancias hasta el centro óptico más cercano y las listas para recibir atención oftalmológica por patologías oculares, principalmente por cataratas.

El estudio nace del análisis de los resultados, cualitativos y cuantitativos, de las pruebas visuales gratuitas a las que se sometieron los vecinos de cuatro pueblos con baja densidad poblacional –Rinlo (Ribadeo) y Muras, en Lugo; y Avión y Vilariño de Conso, en Ourense–, dentro de la campaña “Sin perderte de vista”. Según Salvador Alsina, presidente de Visión y Vida, Galicia ha sido la prueba piloto para desarrollar esta iniciativa en otras comunidades autónomas con municipios en proceso de despoblación. La idea es analizar hasta qué punto el hecho de vivir alejado de un núcleo de población grande, donde hay, entre otros, servicios de óptica, puede afectar la visión de los ciudadanos.

El 70,59% de los revisados durante la campaña tenían más de 66 años y uno de cada cuatro ya había superado los 81. El estudio revela que existe un retraso a la hora de realizar las revisiones visuales pertinentes –casi cuatro de cada diez (35,40%) hace más de cinco años que no se revisan– y el 35,63% hace más de cuatro que no renueva sus gafas o lentillas.

“Esto está interfiriendo en su calidad de visión: uno de cada tres (33,33%) tiene una visión inferior al 0,5, la mínima exigida por ley para conducir”, explica Elisenda Ibáñez, óptica-optometrista y coordinadora de Visión y Vida. Este dato cobra más importancia si cabe si se tiene en cuenta que el coche es un elemento imprescindible cuando se reside en áreas con pocos servicios, incluido el transporte público, y muy dispersas geográficamente.

“Aunque la mayoría son vecinos de edad avanzada sigue disponiendo del vehículo para sus quehaceres, quienes ya no pueden, dependen de la red vecinal y lamentan no contar con servicios como el ofrecido en esta campaña para cuidarse más y sin molestar al resto”, añadió Ibáñez.

Durante las revisiones se pudo comprobar cómo muchos de los vecinos se han “acostumbrado a ver mal”, sintiendo que con su agudeza podían vivir, aunque prescindiendo de lecturas u otras acciones. Dos de cada tres usan gafas de lectura, la mayoría, premontadas de farmacia o compradas en los mercadillos ambulantes. Un 8,33% no utiliza ningún equipamiento óptico para ver bien.

Respecto a la presbicia, coinciden prácticamente con la misma cantidad aquellos que optan por las gafas progresivas (16,67%) y los que alternan el uso de gafas de cerca y de lejos, con dos equipamientos diferentes (15%).

Listas de espera

Otro dato destacable es la tardanza en recibir atención oftalmológica. Según los responsables del estudio, muchos de los vecinos que revisaron la visión dentro de esta campaña lamentan las largas listas de espera, “lo que les hace estar durante mucho tiempo con una calidad visual pésima”, apunta Ibáñez. Además, muestran sintomatología clara de problema visual como visión borrosa (23,28%), mala visión de lejos (20,69%), enfermedades oculares (9,48%) como cataratas (7,76%) o lagrimeo/ojo seco (6,03%).

Asimismo, este estudio revela la escasa concienciación respecto al uso de gafas de sol. Sólo el 58,7% usa gafas de sol, y eso a pesar de que el estilo de vida en estos núcleos rurales incluye muchas horas al aire libre. Además, quienes las utilizan, limitan su uso a la conducción. El resto, lo sigue considerando un accesorio únicamente de moda.

Esther Amaro, presidenta del Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia, explicó que este organismo colegial participó en la organización de “Sen perderte de vista” para acercar el servicio de óptica y optometría a personas que tienen difícil acceso al mismo. “Ha sido una experiencia muy gratificante el poder ayudar a la población y agradecemos la colaboración de todas las personas participantes y los profesionales voluntarios. Como profesionales sanitarios encargados de la salud visual es nuestro deber colaborar en todas aquellas acciones solidarias que faciliten el acceso a la salud visual de todos los gallegos y gallegas”, dijo.

Antecedentes visuales

Preguntados por los antecedentes visuales de la familia, cuatro de cada diez (41,67%) afirman que no existe ninguno, aunque aquí los autores del estudio matizan que la edad de las personas revisadas es muy elevada, de manera que muchos dicen no haber conocido a sus abuelos o tener padres fallecidos a edad temprana, lo que impide tener una visión real de este tema. El estudio también se detuvo en saber si están tomando medicación que pueda afectar al estado de su visión. Menos de uno de cada diez (8,97%) afirma no tomar medicación. Más de uno de cada cuatro (26,90%) toma medicación para la tensión y un 16,55% para el colesterol y un 7,59% para la diabetes. Entre aquellos que sí que cuentan con antecedentes familiares de patologías visuales, casi tres de cada diez (27,38%) tienen antepasados con cataratas, el 10,71% con glaucoma, el 5,95% con ceguera o un 8,33% cuyos antepasados han tenido más de una patología.

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