Ojo con los alimentos “fake” del supermercado

¿Compramos realmente tan sano como pensamos? Un experto aconseja tener cuidado con productos que se venden como ricos en fibra, embutidos extra, lights, artesanales o gourmet

El interés por los productos gourmet se ha disparado en los últimos años.

El interés por los productos gourmet se ha disparado en los últimos años. / E.P.

Mar Mato

Mar Mato

Lo saludable está de moda con gurúes en medios tradicionales, influencers en YouTube y otras redes o en libros superventas que perforan la cabeza con la letanía de que hay que comer sano. El mensaje que inunda el medio nos lleva al supermercado a decantarnos en muchas ocasiones por productos que en sus etiquetas nos prometen embutidos extra, comida rica en fibra, alimentos artesanales, gourmet o light. Volvemos a casa con la cesta de la compra satisfechas pero, ¿realmente lo que adquirimos es tan sano como se vende?

Luis Cañada, experto nutricionista y en marketing, recomienda tener cuidado y fijarnos muy bien en las etiquetas. Su recomendación es ir más allá de la letra grande de la parte frontal y fijarnos más en las tablas con los aportes nutricionales, calóricos y los ingredientes. Para Cañada, gran parte de los alimentos que se venden como de calidad extra, artesanales, gourmet o ricos en fibra no son para nada tan saludables. A continuación, facilitamos una guía rápida para desenmascararlos.

¿Rico en fibra?

Estamos cansadas de ver que la publicidad y etiquetado de alimentos resalten que son ricos en fibra y optamos por ellos pensando en que son saludables. Sin embargo, no siempre es así. “Un producto con una alta presencia de fibra no implica que no tenga alta presencia de otros ingredientes como azúcares o grasas trans. Puede tener mucha fibra, mucha grasa y mucho azúcar a la vez. Las marcas ponen énfasis en el macronutriente que más les interesa para captar la atención del consumidor y quizá rebajar las carencias que ese producto tiene”, señala Luis Cañada.

¿Embutido extra?

El embutido, para ser extra, debe presentar al menos un 80% de carne. Pero no siempre en las etiquetas se corresponde el uso de esta palabra con la proporción fijada por la norma. “Hay una técnica para mejorar la textura y abaratar costes que consiste en añadir fécula de patata, por ejemplo. Cuando se le añade fécula, pasa a ser un fiambre, no un embutido”, advierte Cañada, fundador de FITstore.es, marca de comida saludable.

¿Producto gourmet o marketing?

“A veces –apunta Luis Cañada,– podemos encontrarnos en el supermercado con productos denominados gourmet pero esa denominación no tiene nada que ver con la calidad del producto ya que pueden usar uno convencional. Lo que se hace es cambiar el envase o modificar la fórmula, a lo mejor solo un 1% en algún ingrediente. Muchas veces simplemente cambian el envase, le ponen una etiqueta negra o sustituyen el tetrabrick por vidrio. Lo ideal sería fijarnos en los ingredientes en la etiqueta y compararlos con los productos estándar para saber si realmente presenta o no diferencia en la calidad nutricional”. Imaginemos que vamos a comprar un paté gourmet o una conserva de pescado o marisco. Deberíamos fijarnos en qué tipo de aceite utiliza. Debería emplear oliva virgen extra. Tendríamos que analizar en los patés qué porcentaje hay del marisco principal de la etiqueta. En ocasiones, se nos puede proponer uno de centolla y cuando leemos con atención la etiqueta encontramos que realmente la centolla se presenta en un porcentaje bajísimo y que son otros mariscos o ingredientes los de mayor presencia.

¿Realmente artesanal?

En este caso, cada comunidad autónoma determina qué se entiende por alimento artesano. En el caso de Galicia un decreto de 2019 regula la artesanía alimentaria con normas técnicas que se aprobaron en 2022 por la Xunta de Galicia. Además, incluye un registro que en mayo pasado incluía un total de 100 productores. Entre ellos, encontramos alimentos de confitería-pastelería, aceite de oliva, cervezas, sidras, infusiones, conservas, helados , embutidos o miel, entre otros. Por ello, advierte Cañada de que “cuando vemos en el supermercado una etiqueta que indica que un producto es estilo ‘artesanal’ o ‘casero’, podríamos estar presuponiendo que se ha elaborado según los estándares que conocemos cuando realmente no tiene nada que ver”.

Productos light

Son quizás los alimentos sobre los que últimamente se ha focalizado más la lupa. Al contrario de lo que la creencia popular considera, estos productos no son a priori tan beneficiosos para nuestro organismo. “Que un producto sea light no significa que tenga menos calorías, sino que presenta un 30% menos de variables como grasa, azúcar, calorías o sal. Entonces, podemos adquirir un producto light cuando lo único que le han hecho es quitarle el sal, aunque mantenga una alta presencia de calorías. Es fácil caer en la trampa. Si solo le reducen el sal, es un producto bastante fake, por así decirlo”, advierte Cañada.

¿En qué fijarnos?

Este experto asegura: “Hay que acudir a la etiqueta nutricional de los productos, observar la presencia de azúcares y ver en los ingredientes de dónde procede ese azúcar. Si viene de un ingrediente natural, no hay que ponerle muchos peros. Otra cosa es si procede del jarabe de glucosa. También hay que tener cuidado con los concentrados de fruta que destacan mucho los influencer ya que presentan una concentración de azúcar”. Con las grasas ocurre lo mismo. “Lo más importante es que no sean grasas trans ni hidrogenadas. Tiene que ser grasa de la mejor calidad posible, por ejemplo, aceite de oliva virgen extra”, señala.

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