Furor en Galicia por la tienda que vende 'a ciegas' desde 5 euros las devoluciones de Amazon

Aunque las cajas sorpresa son el principal atractivo, también se pueden adquirir artículos de stock que están visibles

Paquetes sin abrir por 5 o 10 euros: llega a Santiago la tienda que vende devoluciones de Amazon

Javier Rosende Novo / Miguel Rodríguez Taboada

Alba Prada Estévez

Comprar las devoluciones o paquetes perdidos de Amazon y AliExpress es ya un fenómeno viral y todo un negocio. Y es que las devoluciones suponen un agujero de dinero para las plataformas e-commerce. Recoger el producto, devolverlo al almacén, inspeccionarlo y preparar el pedido de nuevo, supone un coste muy alto. A veces, es tan caro que a los vendedores les sale más rentable regalárselo al cliente. ¿La mejor solución? Convertir esto en una fuente de beneficios vendiendo las devoluciones a terceros, que a su vez las venden a particulares en sus tiendas o subastas de lotes. Paradójicamente, los gigantes del comercio online, se alían con la tienda física para evitar el desperdicio.

Según el Estudio Economía Outlook 2024 de Mastercard, una de cada cuatro compras online en España se devuelve, especialmente artículos electrónicos, y es por ello que nuestro país no es ajeno a este negocio. Por toda España ya existen establecimientos que se dedican a vender devoluciones de Amazon o el stock de otras tiendas a precios muy bajos, y ahora este tipo de negocio acaba de aterrizar en Santiago, concretamente en la Rúa Nova de Abaixo bajo el nombre de Remates.es.

Un nuevo local en Santiago de Compostela, con un look al más puro estilo mercadillo americano, tiene una particularidad que lo hace especial: los paquetes de Amazon y AliExpress que se ponen a la venta están sin abrir. Ni Miguel Ángel Cebreiro, el dueño de la tienda, sabe qué se encontrarán los clientes. Y ahí precisamente radica la gracia. “Es la única que hay en toda Galicia, junto con otra pequeña que abrió en Boiro, pero que es distinta”, explica el responsable del negocio. Fue el pasado viernes cuando la tienda abrió sus puertas y desde entonces no ha dejado de entrar gente. De hecho el furor es tal que el sábado se formó una cola tan larga que tuvieron que cerrar antes de que llegase a entrar toda la clientela.

“Compramos palets de productos no reclamados de Amazon, o stock de tiendas. Tenemos el plus de que no abrimos esos paquetes, los ponemos directamente a disposición de los clientes”. Las cajas cuestan 5 o 10 euros. “La única razón para que tengan un precio u otro es la diferencia entre tamaño, volumen o peso”. Aunque estos paquetes sorpresa son su mayor atractivo, también se pueden comprar artículos que están visibles y que proceden de roturas de stock de tiendas de Amazon o de liquidaciones de locales por cambios de modelo o cambio de temporada. “Tenemos muchos electrodomésticos, freidoras de aire, aspiradoras autónomas... Son productos que adquirimos porque los negocios, ante la salida de un nuevo modelo, se desprenden de ellos”, explica Miguel Ángel.

Furor en Santiago

“Espectacular”. Así define Miguel Ángel la acogida durante estos primeros días en la ciudad. “Hemos tenido un recibimiento muy bueno, a pesar de que todavía mucha gente no se haya enterado de nuestra existencia”. A pesar de que pueda parecer un negocio que atrae especialmente a los más jóvenes, lo cierto es que se ha interesado por los paquetes de Amazon y AliExpress gente de todas las edades. “Aquí han entrado personas de todo tipo, todos con el objetivo de pasárselo bien. Normalmente, ya abren los paquetes en la tienda para ver qué les toca y para descubrir si al de al lado le ha tocado algo mejor. Es una risa continua”.

“Aquí han entrado personas de todo tipo, todos con el objetivo de pasárselo bien. Normalmente, ya abren los paquetes en la tienda para ver qué les toca y para descubrir si al de al lado le ha tocado algo mejor. Es una risa continua”

A pesar de que este tipo de negocios se pueden tachar de consumismo puro, ya que vas a comprar algo que quizás ni siquiera puedas usar, Miguel Ángel recalca que no tiene que verse solo así: “Es un comodín muy bueno para un amigo invisible, para una broma en navidades... No solo somos puro y mero consumismo. Somos gracia, chiste e ilusión”.

Precisamente ilusión es lo que ha despertado este tipo de negocio en la ciudad compostelana, y es algo que esperan que no decaiga con el tiempo. “Sabemos que es un modelo de negocio estacional, y que las imágenes del sábado de largas colas no van a ser el pan de cada día, pero no creemos que tengamos fecha de caducidad. Aunque lo más curioso sea el sobre sorpresa, en nuestra tienda hay más cosas: mobiliario a muy buen precio, equipos informáticos, bicis y patinetes eléctricos...”. Lo cierto es que la originalidad y el punto divertido del local ha logrado atrapar a los compostelanos.

Un chándal, un protector de canalones y unos auriculares

Como no podía ser de otra manera, en El Correo Gallego, del grupo Prensa Ibérica, al que también pertenece Faro de Vigo, hemos querido hacer la prueba de las cajas sorpresa para crearnos una idea de los productos que pueden contener dichos paquetes. Y hemos de decir que todo es cuestión de suerte. Entramos en el local cual Sherlock Holmes, dispuestos a adivinar basándonos en el tamaño de las cajas, el peso o incluso el tacto (unos son más blandos que otros) los posibles productos que contenían esas cajas apiladas a montones. Pronto fuimos conscientes de que esa táctica no funcionaría para adivinar dónde estaba el ansiado iphone o la cafetera Nesspresso último modelo. No, desde luego ni el mejor de los detectives lograría siquiera acercarse al contenido. Decidimos entonces dejar atrás nuestro sueño de adquirir tecnología y electrodomésticos a precio de ganga y optamos por escoger tres paquetes de distintos tamaños. El más grande, por el que se pelean siempre los niños y los no tan niños, guardaba un chándal negro talla XXL, un poco amplio de más para la persona a la que le tocó. El mediano contenía unos auriculares inalámbricos perfectos para escuchar música por la calle o mientras haces deporte, como reza la caja. Así que bueno, ni tan mal. El más pequeño fue el mejor de todos. Como no teníamos ni idea de qué era usamos Google Lens y descubrimos que se trataba de un protector de canalones, muy útil para usar en el piso de la persona a la que le tocó. Desde luego, las risas no fueron pocas en la redacción.