Un misterio emerge sobre la auténtica 'praia dos afogados'

Domingo Villar ubicó en A Madorra la aparición del cadáver que da pie a su famosa novela, pero un artículo de FARO de 1954 explica que las corrientes empujan los cuerpos a Area Fofa, una hipótesis reforzada por varios sucesos posteriores

Vecinos de Panxón y Baiona vinculados al mar discrepan sobre cuál de las dos playas es la receptora de los muertos en el mar

* Este artículo refiere elementos de la trama de la novela A praia dos afogados.

—Apareceu na praia de Panxón, non si?

—Si, pero non na grande senón noutra que hai detrás, entre o porto e o monte ese que ten un monumento no bico.

Así se presenta al lector de A praia dos afogados el lugar en el que aparece, entre las algas, el cadáver que desencadena toda la acción de la novela más famosa de Domingo Villar. El agente de policía Estévez, aragonés, desconocía el topónimo, pero cualquiera que conociese el lugar, el inspector Leo Caldas incluido, sabía que su descripción remite A Madorra. Pero, ¿por qué escogió el novelista vigués, gran conocedor de O Val Miñor, este arenal? ¿Es realmente a donde llegaban los cuerpos de los fallecidos en las aguas de la zona?

En el libro, es un médico jubilado, amante del mar y pescador aficionado, el que le explica a su amigo policía que las corrientes llevan los restos de los ahogados en la bahía de Baiona o en mar abierto a A Madorra, también conocida por acumular gran cantidad de arghaso. La explicación coincide con el recuerdo de hasta cuatro personas de Panxón y Baiona de entre 65 y 90 años, que, consultadas al respecto, rememoran la aparición de cuerpos inertes en la orilla o en las rocas de O Castro.

Sin embargo, desde las profundidades de la hemeroteca de FARO acaba de emerger una alternativa: Area Fofa. Sí, donde hace unos años apareció una enorme narcolancha. Esta cala, la siguiente a A Madorra y ya en el istmo de Monteferro, aparece mencionada en un artículo de 1954 en el que se presenta un recorrido por las principales playas de Panxón. El texto explica que es poco frecuentada en comparación con A Madorra y San Juan (la de Panxón) y añade: "No creemos que en este alejamiento de veraneantes juegue papel alguno la leyenda que pesa sobre ella, según la cual, en otras épocas, los cadáveres de los ahogados que arrojaba el mar eran enterrados en sus arenas, que por estar tan removidas a causa de ello, se las llamaron fofas".

El texto aparece firmado por Emilio Alonso Freiría, un panxonés polifacético nacido en 1921 que fundó el Club Dunas, fue secretario de la cofradía de pescadores y destacó como caricaturista, periodista y músico. No era la mirada, pues, de un foráneo. Esa hipótesis de Area Fofa como 'praia dos afogados' la refrenda también un marinero —de esos que todavía salen al mar después de haberse jubilado— de Baiona, que siempre escuchó de los veteranos que era allí donde llegaban los cadáveres.

Area Fofa, la 'praia dos afogados' alternativa

Vista de A Madorra, con Area Fofa en el arranque del istmo de Monteferro / Google Maps

Hay otro artículo anterior del decano, de 1953, en sintonía con esta teoría, aunque está expresada de manera más confusa. Se refiere a la playa de "la Madorra o la Medorra (de medo) por ser un primitivo cementerio céltico de hace unos 25 siglos, con su ensenada de Area Fofa (arena con huesos), lugar de enterramientos". La alusión al "cementerio céltico" tiene cierto sentido, ya que hay un castro en el saliente que divide Panxón de A Madorra. La explicación del topónimo como derivado de "medo" ya parece menos atinada; "medorra" es un sinónimo de mámoa. Sí tiene cierta lógica que hubiese enterramientos prehistóricos de este tipo allí, aunque no existen restos que lo acrediten.

La narcolancha y el Scorpio

Algunos acontecimientos posteriores apoyarían la 'hipótesis Fofa'. La mayoría de lectores recordarán la citada narcolancha varada en 2009, la primera de estas características que apareció en las costas de la Rías Baixas y, hasta la fecha, la de mayor tamaño, con 20 metros de eslora. Casi 30 años antes, a finales de 1978, las corrientes arrastraron otra embarcación, un velero sudafricano, que acabó montado en las rocas de la punta en la que arranca el arenal.

Las fotos del Scorpio, que varó sin tripulantes a bordo, compartieron la portada de FARO de aquel 8 de diciembre con la resaca por el referéndum de la Constitución. Su balsa auxiliar se encontró en la zona de Raxó, en la ría de Pontevedra, horas más tarde. El único cadáver recuperado, un ejecutivo de una empresa dedicada a la fabricación de velas, se demoró nueve días en aparecer. Lo rescató el pesquero baionés San Pelayo en la zona de Cíes; también el cuerpo del capitán Sousa, personaje clave de la novela, emerge tiempo después de un naufragio en las redes de un barco. Nunca se encontró a la mujer argelina que también navegaba en el velero, igual que tampoco se halló a otro personaje femenino importante en la obra de Domingo Villar.

Area Fofa, la 'praia dos afogados' alternativa

El velero 'Scorpio', varado en las rocas de Area Fofa en 1978 / Magar

Cuerpo mutilado

Poco después de este siniestro marítimo sin esclarecer del todo —se desconoce en qué punto de la costa gallega sucumbieron ante el temporal—, Area Fofa volvía a las páginas de la prensa. Era el 15 marzo de 1981 cuando una familia avistó un cuerpo humano "gravemente mutilado", de nuevo en las rocas. En un principio, se barajó la hipótesis de que perteneciesen a dos marineros desaparecidos días antes en la ría de Arousa, pero los familiares no confirmaron la identidad. Llevaba solo un bañador azul y llevaría unos 30 días en al agua. El enterramiento corrió a cargo del Concello de Nigrán.

Hasta la aparición de la narcolancha, ya entrado el siglo XXI, no vuelve a haber referencias a sucesos similares; a partir de finales de los 80, Area Fofa aparece en la hemeroteca por conflictos urbanísticos y concesión de licencias de construcción, incluida una para un hotel que nunca se hizo. Pero ese material ya sería más para un Rafael Chirbes.

Es muy probable que Domingo Villar, que veraneaba en la playa de Lourido, hubiese escuchado de gente de la zona el relato verídico de que los ahogados llegaban a A Madorra. En la novela, llena de detalles precisos sobre los paisajes natural, urbano y humano, el médico amigo de Leo Caldas también alude a las cruces que en el cementerio de Panxón recuerdan a estos fallecidos sin nombre, un detalle real. Pero, ¿es posible que su famosísima obra ayudase a consolidar en la memoria colectiva a A Madorra como 'praia dos afogados' en lugar de Area Fofa? Ese sería otro buen enigma para Leo Caldas.

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