Infancias de pantalla: el polémico fenómeno de las "instamamis"

Muchos padres asiduos a las redes sociales comparten información e imágenes de sus hijos de forma constante / Esta sobreexposición puede pasar factura a los menores

La “influencer” Verdeliss,durante el parto de su hija pequeña, rodeada de sus otros vástagos.

La “influencer” Verdeliss,durante el parto de su hija pequeña, rodeada de sus otros vástagos. / YouTube

No es extraño ver a celebridades exhibirse en las redes sociales con sus retoños, a los que prácticamente se les ve crecer a través de las pantallas. Tal vez siguiendo su estela, se extiende el sharenting –acrónimo de to share (compartir) y parenting (crianza)–, es decir, la costumbre de algunos progenitores habituales de redes sociales, conocidos popularmente como “instamamis”, de compartir de forma constante imágenes e información detallada de sus hijos. Estefanía Unzu, Verdeliss, madre de ocho hijos, se dio a conocer en las redes sociales, donde suma más de dos millones de seguidores, por mostrar sus partos y su día a día como madre de familia numerosa. Pero ¿dónde está el límite de sobreexponer a los menores en redes sociales?, ¿qué daños puede hacerles?, ¿es real la imagen de la crianza que transmiten las “instamamis”?

Paula Rodríguez, psicóloga general sanitaria, advierte de que, al compartir la huella digital de sus hijos, las “instamamis” están tomando decisiones sobre la privacidad y la imagen de sus hijos sin su consentimiento informado. “El consentimiento es fundamental en todas las interacciones humanas, incluso en el ámbito digital. Respetar la autonomía y la privacidad de los niños es esencial para su desarrollo saludable”, afirma.

Esta especialista sostiene que la mejor forma de velar por la seguridad de los menores es no compartir su imagen en línea ni datos que puedan exponerlos a riesgos como el grooming (adultos que se hacen pasar por menores para abusar de ellos), un problema que van en aumento. Además, advierte de que al no solicitar el consentimiento de sus hijos, pueden estar violando su derecho a controlar su propia imagen y a decidir qué aspectos de sus vidas desean compartir públicamente.

La también psicóloga Diana Rodríguez incide en la importancia de preservar la identidad de los menores no mostrando ni su rostro ni sus datos personales. “Exhibirlos gratuitamente puede conllevar humillaciones, ridiculizaciones y acoso escolar, sin olvidar que esas imágenes pueden ser usadas por otros de forma inapropiada”, afirma. Si pese a todo, se decide compartir contenido referente a menores, para grantizar la seguridad de los menores, aconseja no exponer nunca el rostro de los niños, no facilitar datos personales, no compartir vídeos íntimos y enseñar a los niños a poner límites.

Por su parte, Fernando Suárez, presidente del Consejo General de Colegios Profesionales de Ingeniería en Informática de España (CCII) y del órgano colegial gallego, recomienda pensárselo dos veces antes de compartir contenido personal. “Una vez subido, perdemos el control sobre él. Aunque después lo borremos, no sabemos quién lo ha descargado y con qué fines”, explica.

Alba Alonso, docente y creadora de Realkiddys, anima a los progenitores a preguntarse qué sentido tiene publicar esa imagen y si en un futuro le puede suponer algún problema antes de compartirlo. “Estamos tan orgullosas de nuestros peques que queremos compartirlo todo. Nos encanta cómo duermen, cómo comen, cómo se ríen, cómo dan sus primeros pasos o dicen sus primeras palabras... Queremos contárselo al mundo y ahora tenemos un medio para hacerlo: las redes sociales. Además los comentarios que recibimos suelen ser bonitos, animosos y alegres, lo cual nos genera esa dopamina que busca una nueva foto para volver a compartir y generar una nueva experiencia de dopamina maternal o paternal”, afirma.

La modelo Gisele Bundchen, con su hija Vivian Lake.

La modelo Gisele Bundchen, con su hija Vivian Lake. / FdV

En su opinión, la mayoría de los casos de “instamamis” que se convierten en verdaderas influencers de la crianza muestran una imagen de ésta edulcorada y alejada de la realidad. “Muestran lo bonito, fácil y reconfortante que es criar. Sus casas suelen estar siempre hiperlimpias y ordenadas y sus nenes son de revista: solo ríen y juegan en silencio. Ni lloran ni se mean. Y cuando, de manera puntual, deciden mostrar lo difícil y real de la crianza, lo suelen hacer de una manera muy edulcorada entre filtros y bonitas palabras. Pero criar es duro y esa falsa perfección maternal nos hace incluso sentirnos un poco perdedores en nuestro papel de madres y padres”, expone Alonso.

Paula Rodríguez coincide en señalar que las “instamamis” y las celebridades que comparten sus vivencias con sus hijos a menudo transmiten una versión idealizada de la maternidad y de la crianza. “Al presentar una versión idealizada de la maternidad y la crianza, las mamás influencers pueden generar expectativas poco realistas en otras madres, lo cual puede provocar sentimientos de insuficiencia y comparación”, opina la psicóloga, que añade que la experiencia personal de las "instamamis" "no debería verse como un "modelo estricto a seguir". "Es más beneficioso buscar inspiración y consejos diversos, adaptando lo que sea útil a la propia situación y valores familiares", añade.

Diana Rodríguez recomienda a las “instamamis” no plantear opiniones subjetivas y personales como si fueran hechos científicos. Asimismo, recuerda que cada persona tiene una manera distinta de vivir la crianza y subraya que muchos de los contenidos que alimentan las redes sociales de estas influencers están patrocinados por marcas.

Condicina su futura relación con las redes

La sobreexposición de los niños también determinará la forma en que ellos se relacionan después con las nuevas tecnologías. En este sentido, los expertos recuerdan que los niños aprenden por imitación. "Las personas, especialmente los niños, tienden a aprender observando a otros, ya sea en persona o a través de medios como la televisión, el internet y las redes sociales. Los niños a menudo imitan el comportamiento que observan en sus padres y otros adultos significativos en sus vidas. Por lo tanto, es fundamental que los adultos proporcionen ejemplos positivos y saludables para que los niños puedan aprender de ellos", opina Paula Rodríguez.

Por ello, los niños sobreexpuestos seguirán sobreexponiéndose de adultos en las redes sociales de forma habitual. “Si un padre publica de forma desmesurada información en redes sociales y está en todo momento pendiente del móvil, el niño entenderá que ésa es una forma de proceder y, por lo tanto, continuará en esa línea. Además, si ve que damos más prioridad al entorno digital que al personal, después no podremos ponerle límites en su uso”, expone el presidente de los informáticos, Fernando Suárez.

En este sentido, Diana Rodríguez cree que la sobreexposición no siempre supone una ráplica por parte de los menores, sino que también podría provocar el efecto contrario: que la rechazasen de forma taxativa.

Suscríbete para seguir leyendo