El 7,1% de los adolescentes son adictos a los videojuegos, según un experto gallego

Cuatro de cada diez menores consume juegos clasificados para mayores de 18 años

Dos niños, jugando a un videojuego. |   // IÑAKI OSORIO

Dos niños, jugando a un videojuego. | // IÑAKI OSORIO / A. DE SANTOS

Antonio Rial Boubeta, psicólogo y catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), advirtió de que la adicción a los videojuegos es “un importante problema de salud pública”, que en España afecta al 7,1% de los adolescentes, lo que significa 150.000 casos, según el Plan Nacional Sobre Drogas. Asimismo, estimó que en España, entre un 20% y un 25% de los adolescentes podrían estar participando en algunos de los formatos de juego disponibles –apuestas deportivas, póker, ruletas, premios instantáneos de lotería–, bien de manera presencial u ‘online’, y alertó de que uno de cada tres chavales que adquiere a estas edades el hábito de apostar, termina por desarrollar una adicción al juego.

Durante su intervención en el vigesimotercer congreso de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), Boubeta señaló que la industria del videojuego reconoció en 2023 que la franja de edad en la que más se juega a videojuegos en España es la que va de los 11 a los 14 años (un 84%) y de los 6 a los 10 (un 79%).

Rial Boubeta añadió que según un estudio realizado en Galicia, dos de cada tres adolescentes acostumbra a jugar a videojuegos una vez a la semana –83% chicos y 41,1% chicas–. La media que dedican a jugar es de 9,06 horas semanales, aunque el 7,5% le dedican más de 30 horas a la semana.

El catedrático de la USC añadió que uno de cada cuatro adolescentes destina dinero a comprar o descargar videojuegos y que el 4,1% se gasta más de 30 euros al mes. Asimismo, el 15,4% dedica cada mes dinero a comprar elementos del juego y el 4,7% a las ‘loot boxes’ (cajas que se pueden comprar dentro del juego), que para Rial Boubeta “poseen un alto potencial adictivo”.

En el caso de Galicia, afirma que “el 4% de los adolescentes podría sufrir ya un trastorno por uso de videojuegos, porcentaje al que habría que sumar otro 13% que empieza a presentar alguna sintomática. Además, el estudio de Rial Boubeta estima que un 40% de los adolescentes acostumbra a jugar habitualmente a videojuegos etiquetados como PEGI-18 ( para mayores de 18 años), con contenidos de violencia explícita. “Se ha podido comprobar que su consumo a los 11-12 años implica normalizar las conductas y actitudes contrarias a la convivencia, lo que significa duplicar las tasas de acoso escolar, de ciberacoso e incluso de violencia filioparental o mayores tasas de adicción”, advirtió.

El experto gallego advirtió de las serias consecuencias que la adicción al juego y a los videojuegos puede tener tanto en la salud mental como conductual y de convivencia del menor.