Se llama Corbicula fluminea, o almeja asiática, y a finales de los años 80 llegó al estuario del río Miño. Allí, sus poblaciones crecieron de tal modo que se han llegado a contabilizar 3.000 ejemplares por metro cuadrado, y hace un par de años algunos restaurantes de la comarca empezaron a ofrecerla a sus clientes. Pero es una especie exótica invasora, que puede desplazar a las variedades autóctonas y modificar el hábitat. Una bomba de relojería ecológica que ya está en el río Ulla, según expuso ayer el director de la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con, el biólogo Fernando Cobo.

La estación acogió ayer la presentación del InvasAqua, un proyecto que se nutre con fondos europeos y en el que participan organizaciones académicas, científicas y empresariales de España y Portugal. El proyecto empezó a rodar en noviembre del año pasado, y aunque la presentación oficial del mismo será el martes próximo en Madrid, Fernando Cobo celebró ayer una actividad con medio centenar de estudiantes de Zoología de la Facultad de Biología de la Universidade de Santiago.

En su ponencia, Cobo explicó que la Corbicula fluminea es una plaga en el Miño, y que hace unos años la Xunta de Galicia acometió trabajos de regeneración de bancos marisqueros en el último tramo del Ulla. El problema es que lo hizo con varias toneladas de arena extraídas del estuario del Miño. Fernando Cobo escribió a la Consellería do Mar para avisarles del peligro que se corría de transportar la almeja asiática hasta la ría de Arousa, "pero ni siquiera me contestaron", expuso.

El resultado, añade el biólogo y profesor universitario, es que continuaron los trabajos de aporte de arena del Miño en el Ulla, y que "hoy ya la tenemos desde la playa de Vilarello (en Valga) hacia Pontecesures". Un aspecto que puede tener importantes consecuencias en el futuro, pues la almeja asiática altera notablemente el hábitat.

¿Puede afectar la almeja asiática a los bivalvos de interés comercial que existen en los Lombos do Ulla o en los bancos marisqueros de la ría de Arousa? Fernando Cobo no se atreve a responder a la pregunta, dado que toda especie invasora altera de algún modo el ecosistema en el que se implanta, y así pasará también con el del río Ulla. La cuestión a determinar es si esa alteración será de tal calado que afecte en unos años a la producción de las almejas que se están explotando comercialmente. Considera, en cualquier caso, que es un riesgo que pudo evitarse fácilmente, parando los aportes de arena del Miño.

La almeja asiática es un bivalvo de agua dulce, pero forma poblaciones tan densas de individuos, que "modifica el tipo de fondo del río". "Los fondos arenosos pasan a ser de conchas". En la naturaleza, todo lo que sucede tiene consecuencias, y la llegada de la Corbicula fluminea al Ulla también "afectará al conjunto del ecosistema", en palabras del director de Encoro do Con.

Una negligencia

Cobo explica que las especies invasoras colonizan nuevos territorios, ajenos a su área original de distribución, siempre a consecuencia de la acción el hombre: en ocasiones, la introducción se produce de forma deliberada; en otras, es accidental; y hay también casos en los que son el resultado de una negligencia.

Para el director de la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con y profesor de la Universidade de Santiago, lo sucedido con la almeja asiática en el Ulla, "es un caso de negligencia pura porque se les avisó por carta de lo que iba a pasar y no hicieron caso".

El proyecto InvasAqua tiene un presupuesto total de tres millones de euros, a repartir entre todos los socios del mismo, y el periodo de trabajo es hasta finales de 2023. El objetivo es determinar qué especies exóticas invasoras hay en el territorio, y crear listas de alerta tempranas, puesto que en ocasiones se detectan unos pocos ejemplares de una determinada especie, pero si se toman las medidas de prevención oportunas se puede frenar su expansión. En el caso de O Salnés, una de las zonas donde se ha investigado es el río Umia.

De hecho, tras la presentación teórica matinal en la estación del embalse de O Con, Cobo y los estudiantes se desplazaron hasta el tramo de Portas del río, donde estuvieron recogiendo muestras hasta última hora de la tarde.

Investigadores y estudiantes encontraron hasta 30 cangrejos rojos americanos, vieron plantas invasoras, estudiaron los insectos presentes en la zona y hasta pudieron conocer algunos aspectos del ciclo vital del escarabajo picudo, que ha sentenciado a muerte cientos de palmeras. El Umia es un río donde hay una gran presencia de especies invasoras. Aunque la más conocida sea el cangrejo americano -introducido en España adrede para la alimentación humana porque el autóctono de la Meseta era insuficiente para atender toda la demanda-, hay muchas más, como la Egeria densa, las acacias o la caña de bambú, que llegó a la zona por los viñedos.