El acusado del crimen de Tirán niega los hechos y asegura que fue "una cacería humana"

Tras el interrogatorio del procesado, este miércoles, y el informe de las partes el jurado iniciará mañana su deliberación

Balbino S. E. entra en la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se celebra desde hace dos días el juicio por el crimen de Tirán.

Balbino S. E. entra en la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se celebra desde hace dos días el juicio por el crimen de Tirán. / Adrián Irago

“Estudien pruebas, tiempos, juzguen y no se fíen del fiscal y la acusación particular porque todo fue una cacería humana”, pidió al jurado Balbino S. E., acusado de matar a su vecina Cándida Soaje hace hoy exactamente tres años en Tirán, Moaña. Con esta solicitud se cerraba la fase de presentación de pruebas y declaración de testigos de esta vista en la que el procesado se enfrenta a una pena de 25 años de prisión o incluso la permanente revisable si finalmente se acepta la versión de la vulnerabilidad de la víctima, que en el momento de la muerte tenía 72 años, por razón de edad.

Tras dos jornadas en las que declararon más de 40 testigos, peritos, forenses y agentes de Policía Local y Guardia Civil, la sesión de la mañana de este miércoles se centró en el interrogatorio del procesado. Éste defendió que hace “unos 25 años” y debido a un “problema de relación con la ex pareja” entró la vivienda de la víctima. “Por la mala uva bebí un poco y le rompí un cristal… No fui a robar”, aseveró en relación a este episodio que también fue recordado en el juicio por el hijo de la víctima.

Balbino S. E. explicó que la víctima “me retiró la denuncia” por estos hechos y a partir de ahí “cogimos confianza… Siempre nos parábamos a hablar, a tomar café”, una vinculación que se enfrió “por culpa del hijo”. Con todo, aseveró el día del crimen “me extrañó” que Cándida Soaje dejase abierto el portal pequeño de su vivienda. Testificó que tocó el timbre y a continuación fue a una ventana “y me pareció ver medio cuerpo, tirado en los escalones”.

Tras la visión de la víctima, se puso “nervioso. No sabía qué hacer”, relató, “solo vi lo que parecía una cuerda y que sobresalía hacia el tiro de las escaleras. Con nervios cogí y salí de allí”.

Defendió que en ningún momento entró en la casa, y que se encontró las llaves de la vivienda (que posteriormente fueron halladas en el registro de la casa del acusado) “a unos 150 metros de la casa de Cándida, en una bifurcación”.

El acusado defendió que en ningún momento entró en la casa, y que se encontró las llaves de la vivienda (que posteriormente fueron halladas en el registro de la casa del acusado) “a unos 150 metros de la casa de Cándida, en una bifurcación”

En su interrogatorio el fiscal le preguntó en reiteradas ocasiones por qué no alertó a la Policía o al 112 de los hechos. En distintos momentos se refirió a que “me puse nervioso, no sabía qué hacer… Me puse nervioso por lo que podía suceder… Estaba desorientado”.

Por lo que respecta a la presencia de sangre en distintos objetos, afirmó que “no lo se, es una cosa que me extraña da día de hoy. Solo se me ocurre que día y medio antes estaba Cándida manipulando ramas o arrancando hojas”. Fue, aseguró “el motivo de entrar dentro… Como buen vecino traté de ayudar”.

Según el relato del acusado, se habría puesto guantes (que aparecieron también en la basura de su vivienda) y justificó el hecho de habérselos llevado, cuando a continuación pensaba dirigirse al punto donde le administraban la metadona, en que se trata de “costumbres de marinero”.

Con respecto a la huella de su calzado que fue identificada en la puerta del baño de la vivienda de la víctima, Balbino S. E. explicó que ella lo invitó a entrar a lavarse las manos, que se quitó los tenis y “para no manchar el suelo” utilizó uno de ellos para desplazar la puerta, que estaba entreabierta.

Según el relato de Balbino S. E., se habría puesto guantes (que aparecieron también en la basura de su vivienda) y justificó el hecho de habérselos llevado, cuando a continuación pensaba dirigirse al punto donde le administraban la metadona, en que se trata de “costumbres de marinero”

Aseguró desconocer si la víctima se había hecho alguna herida para explicar la presencia de manchas de sangre en las zapatillas. Por lo que respecta a la existencia de rastros de su ADN en las uñas de la fallecida, lo justificó señalando que se podría haber transferido “cuando fue el cambio de toallas” tras asearse.

Tanto la fiscalía como la acusación particular y la defensa elevaron a definitivas sus conclusiones y el jurado iniciará mañana su deliberación. El ministerio público solicita para el procesado 25 años de prisión por un delito de asesinato y otro de tentativa de robo con violencia en casa habitada y que indemnice al hijo de la víctima con 30.000 euros.

El fiscal incidió en que se trató de “una agresión brutal” con numerosos traumas y contusiones de la cara, violenta y sorpresiva. “La intentó ahogar, ella intentó resistirse (con las uñas buscó quitarse las ataduras) y Balbino le ató las manos para no se defendiese… El método impide que se grite” y atribuyó la lesión que presentaba el acusado en el momento de su detención (una contusión en la rodilla) a un resbalón en las escaleras de la casa de la víctima. Es un indicio y la posibilidad más plausible”.

Tanto la fiscalía como la acusación particular y la defensa elevaron en la mañana de este miércoles a definitivas sus conclusiones

Pidió al jurado que sumase la cadena de indios (las llaves de la casa de la víctima en la basura, que testigos lo vieron circundando la vivienda, los guantes de lana, no de trabajo, en su vivienda, sangre en las zapatillas y material genético en las uñas de la fallecida, así como la huella de su calzado en la puerta) frente a lo que calificó de “explicaciones inverosímiles” de Balbino S. E.

Por su parte, la acusación particular que ejerce el hijo de la víctima eleva esta solicitud de condena a la prisión permanente revisable y 150.000 euros de indemnización. El abogado que la ejerce, Fernando Area, consideró “excusas de mal pagador” el argumento de que el ADN podría haberse cruzado al intercambiar toallas y aseguró que “no hay ninguna duda y las pruebas son concluyentes”.

Tras negar categóricamente su participación, la defensa pidió que Balbino S. E. sea declarado inocente y, en caso de que el jurado optase por la culpabilidad, que el crimen sea calificado de homicidio, no de alevosía

Insistió en que la víctima “era vulnerable por razón de edad”.

Finalmente, la defensa volvió a negar el relato de los hechos de la Fiscalía y la acusación particular e insiste en que “no existe ninguna prueba de ningún testigo que haya visto a Balbino a la interior de la casa” y que “los instrumentos y efectos” con los que se produjo el crimen carecen de rastros del ADN del acusado. Tras negar categóricamente su participación, pidió esta mañana que Balbino S. E. sea declarado inocente y, en caso de que el jurado optase por la culpabilidad, que el crimen sea calificado de homicidio, no de alevosía.

Con respecto a la tentativa de robo, también aseveró que “nada se ha probado sobre la sustracción de objeto alguno” y que en caso “concurriría también el atenuante de adicción”, ya que el procesado es consumidor crónico de sustancias.