Los peritos identifican ADN de la víctima en guantes y una zapatilla del acusado de matar a su vecina en Tirán, Moaña

Una vecina asegura que la fallecida le dijo “amiga, ten cuidado con ése”, en relación al acusado

Balbino S. E. entra en la Audiencia de Pontevedra, donde será interrogado mañana.

Balbino S. E. entra en la Audiencia de Pontevedra, donde será interrogado mañana. / Adrián Irago

Cerca de 30 testigos, peritos de la Guardia Civil, agentes de Policía Judicial, Policía Local de Moaña y forenses declararon en la mañana de este martes en el juicio que se sigue en la Audiencia de Pontevedra contra Balbino S. E., acusado de matar, mañana se cumplen exactamente tres años, a su vecina Cándida Soaje en Tirán, Moaña. El procesado será interrogado mañana, una jornada en la que está previsto que las partes presenten sus informes, de modo que el próximo jueves arranque la deliberación del jurado popular.

Los agentes que analizaron las muestras de ADN en Madrid declararon mediante videoconferencia para testificar que el perfil de la víctima aparece en los guantes de lana o una zapatilla negra que fueron localizados durante el registro de la casa de Balbino S.E.

Asimismo, el ADN del procesado fue identificado en las uñas de la víctima “porque lo hubiese arañado” durante el forcejeo “o por lo que fuese”, explicó uno de los técnicos.

Varios vecinos de Tirán testificaron que entre las 10.30 y las 11 horas del día del crimen vieron al procesado dentro o en las inmediaciones de la vivienda de la víctima. “Lo ví en la puerta, dentro de la finca… Estaba solo y pensé: qué hace este tipo aquí”, señaló un testigo. Otros lo recuerdan enfrente de la casa, y recuerdan la bicicleta de Balbino S. E.

Los vecinos no acreditan que el procesado ayudase a la víctima en las tareas de la finca. Muy al contrario, una de las testigos dejó claro que “nunca lo vi en casa de Cándida, que todos los días por la tarde se dedicaba a su jardín”. Tampoco vio que se saludaran nunca, salvo que “un día me dijo: amiga, ten cuidado con ése”, en alusión al ahora acusado.

Cándida Soaje, que en el momento de su muerte contaba con 72 años, fue hallada por su hijo y un vecino el 3 de julio de 2021 con una cuerda atada al cuello, enlazada a su vez a un pasamanos, y maniatada. El cuerpo se encontraba en el vestíbulo de la vivienda, y en las inmediaciones aparecía rota la puerta del baño, en donde la víctima habría intentado refugiarse, puerta donde se obtuvo la huella de una zapatilla.

Los peritos certifican que la huella que apareció en la puerta del baño de la víctima fue producida por una zapatilla localizada en la vivienda del acusado

Posteriormente, en el registro de la casa de Balbino los agentes encontraron unos tenis y los peritos testificaron que, tras analizar la huella y ser sometida a un software, se comprueba que presenta “el mismo diseño, medidas y señales identificativas” de degaste por uso o marcas en la suela, de modo se concluye que la zapatilla intervenida en la vivienda del procesado “es la misma que generó la huella” en la vivienda de la víctima.

Por su parte, las forenses acreditaron que según su historia clínica Cándida Soaje estaba “sana física y psicológicamente” y fijaron la hora de su muerte en un espacio temporal entre las 8 y las 11 horas de ese sábado. A la pregunta de si la víctima intentó desligarse de la atadura que le provocó la asfixia, las médicos concluyeron que “es la reacción normal, intentar liberarte de lo que te está privando de oxígeno”.

Balbino S. E. fue localizado por las fuerzas de seguridad a las 21 horas en la misma jornada del crimen, si bien fue detenido al día siguiente. Estaba “muy tranquilo”, vestía un maillot de ciclista y presentaba una lesión en la rodilla “y lo que parecía un arañazo”, señaló uno de los integrantes de la Policía Judicial.

A las forenses les explicó que se produjo “por el roce con unas silvas”, si bien las médicos consideran que se trata en realidad de un golpe compatible “con un escalón, un borde de mesita baja” o cualquier elemento contundente, pero no así un arbusto.

Varios agentes, entre ellos el oficial jefe de servicio de la Policía Local de Moaña que llegó en primer lugar al escenario del crimen, declararon que la víctima estaba tendida en el suelo y que vieron una escena “de una pelea o violencia, con restos de sangre, con una violencia importante, una patada en la puerta del baño y por las paredes restos de sangre”

También acreditaron las médicas que en el momento de su detención Balbino S. E. estaba “en perfecta posesión de sus facultades mentales”, que podía declarar y no se encontraba en ese momento ni bajo los efectos de sustancias o con síndrome de abstinencia. Explicaron que se trata de un “consumidor crónico” de drogas que “llevaba muchos años a tratamiento” y conservaba sus capacidades.

Testificó el agente que encabezó la instrucción de las diligencias tras el crimen y participó en la detención. También tomó parte en el registro de la vivienda del procesado y detalló que en la papelera de la cocina los guardias identificaron “un llavero con tres llaves”, papel con sangre y guantes.

Después se comprobó, según explicaron otros integrantes del instituto armado, que una de las llaves abría el portal de acceso a la vivienda de la víctima, mientras que la puerta principal tenía dentro una llave rota.

Varios agentes, entre ellos el oficial jefe de servicio de la Policía Local de Moaña que llegó en primer lugar al escenario del crimen, declararon que la víctima estaba tendida en el suelo y que vieron una escena “de una pelea o violencia, con restos de sangre, con una violencia importante, una patada en la puerta del baño y por las paredes restos de sangre”.

También varios testigos confirmaron que, salvo el vestíbulo en el que se localizó a la víctima y la puerta del baño rota, la casa estaba ordenada. A todos les llamó la atención que en el salón había dispersas varias pertenencias, como una cartilla o la cartera.