La tienda que se convirtió en museo

Los Juncales, rastrillo pionero en la venta de segunda mano en Pontevedra, lleva casi tres décadas comprando y vendiendo artículos

Carlos Juncal en su tienda de la Rúa da Estación.

Carlos Juncal en su tienda de la Rúa da Estación. / Rafa Vázquez

Gala Dacosta

Gala Dacosta

Todo comenzó durante su época como emigrado en Londres, cuando traía de vuelta pertenencias de otros emigrados en Inglaterra a España. Pronto se dio cuenta de que podía traer artículos que no se conseguían tan fácilmente en la península, y el negocio empezó a prosperar.

Tras un tiempo comerciando con cámaras fotográficas, vajilla inglesa y otros objetos, Carlos Juncal consiguió un local en la Avenida da Estación de Pontevedra, un gran almacén de tres plantas donde comenzó a acumular de todo: desde mobiliario hasta máquinas de escribir, herramientas para el campo, ventanas, puertas, iluminación, muñecas de porcelana, vestimentas especiales para ciertos trabajos, libros, ropa, loza... y una interminable lista de objetos, cada cual más curioso, que tienen incluso más de un siglo de antigüedad.

Un cliente ojea los libros de segunda mano. |  // RAFA VÁZQUEZ

Un cliente ojea los libros de segunda mano. / Rafa Vázquez

Este comerciante, pionero en el mercado de antigüedades, observa el reloj inglés que cuelga desde 1995 en su almacén, que sigue marcando cada cuarto de hora. Es uno de los muchos vestigios que guarda Juncal y que le recuerdan cuánto tiempo ha pasado desde la apertura de este negocio.

Nunca se ha vendido, aunque está expuesto justo enfrente del mostrador: “El día que tenga que cerrar, no sé qué voy a hacer con todo esto”. Este pontevedrés lleva ni más ni menos que 29 años en el negocio de la compraventa de artículos de segunda mano y ha sido testigo de muchos cambios que transformaron su tienda, Los Juncales. De hecho, cada vez que explora su establecimiento, que ya casi es un museo de arqueología contemporánea, es una aventura: “A veces veo cosas que no recordaba que tenía y me las llevo”.

Aunque se ha jubilado, continúa visitando su querido local siempre que el huerto de Cabo Home, en Bueu, que ahora ocupa su tiempo, se lo permite: “Tengo los mejores aguacates, nada que ver con los del supermercado”, comenta divertido. Reconoce que la tienda, ahora atendida por Manuel y Mercedes, no es lo que era: “Mis hijos no la quieren y el dueño del solar creo que quiere venderlo”.

Carlos Juncal no sabría decir con seguridad qué tiene más éxito entre todos los objetos a la venta: “La gente se lleva de todo y también vende de todo, aunque piden mucho y no quieren pagar mucho”, comenta. Señala que otro gran cambio en el negocio es que la gente “viene más a vender que a comprar”. Para adaptarse, comenzaron a alquilar mobiliario para rodajes audiovisuales: “Antes compraban muebles, pero no sabían qué hacer con ellos después”. Otro nicho de mercado que han encontrado son las casas rurales de la comarca, que se han convertido en clientes de primera categoría de Los Juncales.

Anteriormente se dedicaban, entre otras cosas, al vaciado de las casas de personas fallecidas cuyos familiares querían deshacerse del mobiliario, pero ya no “tienen el mismo valor que antes. La gente ahora quiere comprar muebles nuevos para casa”, por lo que desistieron de ofrecer ese servicio.

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