Piden la permanente revisable para el acusado de asesinar a su vecina en Tirán, en Moaña

La acusación particular que ejerce la familia reclama además 150.000 euros de indemnización

El acusado y el abogado de la defensa, esta mañana en la Audiencia de Pontevedra

El acusado y el abogado de la defensa, esta mañana en la Audiencia de Pontevedra / Adrián Irago

La Audiencia de Pontevedra acogió en la mañana de este lunes la primera sesión de la vista contra Balbino S. E., acusado de matar en julio de 2021 a Cándida Soaje, que entonces tenía 72 años, en su vivienda de Tirán, en Moaña, a donde habría entrado a robar. La Fiscalía pide para el procesado 25 años de prisión por un delito de asesinato y otro de tentativa de robo con violencia en casa habitada y que indemnice al hijo de la víctima con 30.000 euros. Por su parte, la acusación particular que ejerce la familia eleva esta solicitud de condena a la prisión permanente revisable y 150.000 euros de indemnización.

El abogado de la defensa niega absolutamente el relato de los hechos de la Fiscalía y la acusación particular e insiste en que “no existe ninguna prueba de ningún testigo que haya visto a Balbino a la interior de la casa” y que “los instrumentos y efectos” con los que se produjo el crimen carecen de rastros de ADN del acusado. No consta que el procesado llegase a apoderarse de ningún bien, por lo que el letrado considera que “una vez que se descarta el robo no hay motivación” para el crimen y “existen tal cantidad e interrogantes que las dudas solo pueden llegar a un veredicto de inocencia”, de modo que pide la libre absolución.

Tras la selección del jurado popular, entre los testigos convocados figuró una vecina que explicó que meses antes Balbino había entrado en su casa con un cuchillo en la mano y se había enfrentado a ella. Tras alertar a las autoridades, posteriormente lo encontró “merodeando en el portal”, explicó, antes de explicar que presentó una denuncia “y la jueza lo archivo. Me siento un poco culpable de no haber recurrido. Esa señora podría haber sido yo… Ojalá le caiga lo máximo porque mi hijo no quiere vivir allí por culpa de este señor”.

El acusado entra en la Audiencia custodiado por un policía

El acusado entra en la Audiencia custodiado por un policía / Adrián Irago

Por su parte, el hijo de la víctima declaró que había quedado para comer con su madre, a la que visitaba habitualmente, a las 3 de la tarde. La telefoneó con anterioridad y no le respondió, pero no le dio importancia, aunque sí se preocupó al llegar a la vivienda y encontrar el portal cerrado, que la víctima solía abrir para facilitar la entrada del coche.

Llevaba un juego de llaves de la casa

Llevaba un juego de llaves de la casa e intentó acceder por la puerta principal, “no me entraban las llaves”, explicó, y al mirar al interior de la vivienda por una de las ventanas observó “un bulto en el hall, en penumbra, más o menos delante de las escaleras, en el suelo, y pensé en una caída o un infarto”.

Tras alertar al 112 solicitó ayuda a un vecino, una palanca para forzar una entrada. “Entré yo y detrás él”, explicó, “vi que tenía una cuerda atada al cuello, con más de una vuelta, enganchada al pasamanos, también cuerdas en las manos y hematomas por todos lados”.

La anciana no tenía con el acusado “ninguna relación, ni quería tener”, explicó su hijo, que de hecho relató que “me decía le tengo miedo” y la había advertido de que llamase a las autoridades si lo veía rondar la vivienda

Desató el cuello de su madre y observó que la puerta del baño tenía el marco arrancado y que había una llave rota en la puerta principal. También vio en el salón la cartera abierta con documentación y tarjetas de bancos “todo revuelto”.

El hijo de la víctima explicó que conoce al acusado porque “hace 25 o 30 años” lo habían sorprendido dentro de la vivienda de su madre. “Maltrataba a su mujer y ella se refugiaba en mi casa”, señaló, y aunque la víctima presentó denuncia por estos hechos “su madre le suplico y también la mujer que retirara la denuncia”.

El hijo de la víctima explicó que conoce al acusado porque “hace 25 o 30 años” lo habían sorprendido dentro de la vivienda de su madre. “Maltrataba a su mujer y ella se refugiaba en mi casa”, señaló, y aunque la víctima presentó denuncia por estos hechos “su madre le suplico y también la mujer que retirara la denuncia”

La anciana no tenía con el acusado “ninguna relación, ni quería tener”, explicó su hijo, que de hecho relató que “me decía le tengo miedo” y la había advertido de que llamase a las autoridades si lo veía rondar la vivienda.

Atada "con dos tipos de cuerda"

También recordó que la víctima estaba atada “con dos tipos de cuerda, una blanca al cuello y otra roja en las manos”.

El vecino que lo ayudó a entrar a la vivienda relató que le llamó la atención que la anciana estaba atada con un as de guía “un nudo que hace una persona muy hábil, un marinero”, oficio al que se dedicó el acusado.

La Fiscalía asegura que, una vez inmovilizada la mujer tras atarle las manos, el acusado “con la intención de acabar con su vida” y de asegurar su acción “procurando no ser descubierto, le colocó una cuerda al cuello, provocando su asfixia mecánica y en consecuencia su fallecimiento”.

La acusación pública entiende que el procesado “tenía plena conciencia y voluntad de sus actos, a pesar de presentar una dependencia moderada a sustancias estupefacientes, lo que no le afectaba en su conocimiento de la situación en la que se encontraba y en consecuencia no resultaba afectada su capacidad para la toma de decisiones”.

La vista se reanudará mañana en la Audiencia pontevedresa, por donde está previsto que pasen varios testigos, así como médicos forenses y peritos.