Un “cajón” de 15.000 toneladas de hormigón hace “utópico” restituir el río Gafos a su estado original

El objetivo realista del proyecto que acaba de encargar el Concello para destapar 535 metros del cauce fluvial a su paso por Campolongo es “renaturalizarlo” y recuperar “ciertas funciones y dinámicas propias de los ríos”

Las vallas impiden el uso de buena parte del paseo desde hace más de tres años.

Las vallas impiden el uso de buena parte del paseo desde hace más de tres años. / Gustavo Santos

Recuperar el estado original que los más veteranos recuerdan del río de Os Gafos a su paso por Campolongo, antes de que se urbanizara todo el barrio hace unas seis décadas es “utópico”. Así lo dice el estudio técnico que maneja el Concello para encargar el proyecto con el que destapar 535 metros de su cauce entre las calles Alcalde Hevia y General Rubín. El documento admite que “no se pretende una utópica y prácticamente inviable vuelta al estado natural previo del río”, sino que “se trata con esta actuación de alcanzar una renaturalización del mismo que, al menos, le devuelva ciertas funciones y cierta dinámica propia de los ríos en estado más natural, menos antropizados”.

Vista general de cómo era Campolongo hace más de 60 años. |   // FDV

Vista general de cómo era Campolongo hace más de 60 años. | // FDV / Nicolás Davila

La razón, es que el río discurre en ese medio kilómetro totalmente embutido en un cajón de hormigón, tanto en las paredes como en el suelo, que suma más de 15.000 toneladas de ese material. Su retirada completa y reciclaje supondría un gasto inasumible. Por ello, se apuesta por una actuación ambiciosa pero factible. El Concello abrió ayer el proceso para adjudicar la redacción del proyecto técnico que servirá de base para destapar el río. A finales de año se conocerá ese plan, con un presupuesto inicial de 2,3 millones, pero ya se establece un mapa de doce objetivos de “renaturalización”. No hay fecha exacta para las obras en un tramo que desde hace más de tres años, desde marzo de 2021, permanece vallado en parte por el mal estado de la cubierta.

Una de las inspecciones de la zona cubierta. |   // FDV

Una de las inspecciones de la zona cubierta. | // FDV / Nicolás Davila

Se trata de “poner en contacto directo el caudal de agua con la atmósfera y con la luz solar, recuperar la biodiversidad propia del río; poner en contacto directo el caudal de agua con el lecho natural del cauce, devolviéndole su carácter natural y recuperando su nivel freático de equilibrio; en la medida de lo posible, permeabilizar el caudal del río con la capa freática existente en sus márgenes y, por ende, permitir el intercambio de agua entre el río y las bolsas de agua retenidas por las represas que suponen los muros de contención actuales; y también, en la medida de lo posible, el acceso cómodo y directo al curso de agua para las personas, independientemente de sus condiciones físicas o de movilidad”.

Puentes y vegetación

También se apuesta por crear puentes y vegetación. Así, se apuntan los objetivos de “permeabilizar la movilidad peatonal entre ambas orillas, estableciendo las obras de paso necesarias y garantizando la accesibilidad universal; la mejora y ampliación de la vegetación de ribera característica de esta zona bioclimática, con posibilidad de trasplantar especies no ribereñas a otras zonas verdes de la ciudad; estudiar la posibilidad de aterrazar las márgenes del cauce en las zonas donde sea posible; respetar, dentro de lo posible, las características e determinaciones previas a la intervención de canalización y cubierta del cauce del río”.

Asimismo, se indica la posibilidad de “instalar de nueva planta o reutilizar las protecciones de los bordes del cauce, necesarias en medio urbano, para evitar erosiones en zonas conflictivas o para que puedan servir de base para la consolidación de los nuevos bordes o de protección inicial, especialmente a la nueva vegetación de ribera; reducir al mínimo el impacto da intervención propuesta, tanto su impacto ambiental como su impacto urbano; garantizar el correcto funcionamiento del cauce ante los caudales de avenida; y estudiar la reposición de todos los servicios afectados por la obra, con especial atención a los colectores de saneamiento instalados en el interior del cajón, valorando su instalación fuera del nuevo cauce”. Este último es uno de los objetivos más complejos.

Entre otras cosas, el proyecto deberá detallar “las obras y estructuras precisas para la contención de taludes y protección frente a erosión, así como los puentes o pasarelas que se consideren necesarios, indicando las acciones a considerar y los procedimientos constructivos, considerando las posibles afecciones tanto al tráfico rodado como peatonal, especialmente en los accesos a centro escolares y parques infantiles”.

También se pide un “estudio de paisajismo, indicando: criterios de distribución e identificación de las plantaciones, con un estudio de arbolado existente susceptible de ser trasladado a otras ubicaciones; edafología; características de las principales siembras que se proyecta ejecutar, describiendo las especies; características de los principales tipos de arbustos y árboles que se proyecta plantar, describiendo las especies; conservación general; sistema de riego proyectado, en su caso; y otras medidas tomadas para restablecer la ecología y estética del entorno.

La “illa” que desapareció con la “desafortunada” cubierta de los 70

La documentación técnica recuerda que “hasta comienzos de 1970 el río de Os Gafos o Tomeza discurría por el actual barrio de Campolongo con una configuración bastante natural, con mínimas intervenciones antrópicas de uso agrícola y, a una distancia significativa, por la antigua Estación de Ferrocarril, en lo que actualmente es la Plaza de Galicia”. Añade que “no existía ninguna de las edificaciones residenciales ni los equipamientos (colegios, iglesia, edificios públicos) excepto los molinos y el llamado Pazo de Campolongo que recoge la cartografía del año 1943”.

Entre las actuaciones llevadas a cabo dentro del denominado “Polígono de Campolongo” desarrollado por el Ministerio de Vivienda, “estuvo la canalización y cubrición del río, actuación profundamente desafortunada con los estándares ambientales actuales, que ahora se pretende revertir, en la medida de lo posible. Esta canalización y cubrición del cauce del río se extendió a lo largo de un tramo de 535 metros. Aunque la parte del río canalizada podría entenderse que abarca más ámbito que este tramo, el objeto de estudio será exclusivamente el tramo cubierto”. Hace referencia a “la desaparición de la denominada popularmente como “illa”, que tiene un valor nostálgico para las generaciones hoy maduras de las proximidades, pues allí realizaban diversos juegos, entre ellos, y muy popular, el fútbol, en las épocas en que el río iba bajo de caudal”.

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