Los vertidos no disminuyen: Pontevedra es la cuarta ría gallega con casi 200 en un año

Arousa, Vigo y Muros-Noia cerraron 2023 con más focos, más de 900 entre las tres | El 11% de esos casos en la ría se consideran contaminantes | En 2020 se censaron 160

Un reciente vertido a aguas de la ría en Poio.

Un reciente vertido a aguas de la ría en Poio. / Rafa Vázquez

No hay semana en la que Augas de Galicia no informe de la erradicación de algún vertido en la comarca. Es constante el trabajo de vigilancia para que concellos y empresas subsanen los focos que se localizan casi a diario. Pero da la impresión de que cada vez que se resuelve un caso, surge otro. Así se desprende del balance de 2023 sobre vertidos a las rías gallegas. La de Pontevedra se mantiene como la cuarta de Galicia en este apartado con casi 200 focos, 22 de ellos considerados contaminantes, el 11%.

Arousa, con 503 casos en un año, Vigo con 236 y Muros-Noia, con 198, superan en conjunto los 930 vertidos y encabezan el listado del pasado año, mientras que Ferrol se sitúa por debajo de Pontevedra con 169 focos, 25 de ellos contaminantes.

Una comparación de estos censos en los últimos años revelan que el número de vertidos no acaba de frenarse. De hecho, todo apunta a que aumentan. En 2020 se catalogaron 160, que pasó a 171 a finales de 2022, con 23 de ellos considerados contaminantes al no cumplir con los límites de carga microbiológica o química fijados por ley.

Pese a que Augas de Galicia ha destinado decenas de millones a mejorar el saneamiento de la ría, con la reforma de la depuradora y la instalación de un nuevo emisario submarino, la situación de las redes municipales de alcantarillado no parecen contribuir. Es en estas redes donde los técnicos suelen detectar las averías, además de instalaciones industriales.

Recientemente, la ría y el río Lérez fueron escenario de un episodio de mortandad de peces que se prolongó durante varios días sin que hasta ahora se haya dado una explicación pública y oficial de lo ocurrido. Algunos pescadores lo atribuyeron a una falta de oxígeno en el agua, un fenómeno que también afecta a los bancos marisqueros, inactivos desde enero pasado por la alta mortandad de almeja. El marisqueo a pie confía en regresar a la labor de forma inmediata, en julio, pero el de a flota ha decidido aplazar ese regreso hasta noviembre, puesto que cuentan con otros recursos pesqueros.

En materia fluvial, el estado global de varios ríos de la comarca de Pontevedra, entre ellos el Lérez, el Umia y Os Gafos, no es el más adecuado, tal y como figura en el Plan Hidrolóxico de Galicia-Costa 2022-27. La agricultura y los vertidos son, una vez más, los grandes caballos de batalla. En algunos puntos de los cauces fluviales, los inspectores han detectado exceso de fosfatos o nitratos, consecuencia de la existencia de vertidos o de las escorrentías de agua superficial que llegan a los ríos procedentes de tierras en las que se aplicaron productos fertilizantes o fitosanitarios. En todo caso, los episodios de contaminación se concentran en una docena de ríos (o tramos fluviales) en un censo de medio centenar de corrientes catalogadas por Augas de Galicia en toda la comarca. Esto supone que cerca del 80% de todos estos ríos presenta un estado óptimo, lo que el documento califica como “bueno o mejor”.

En el caso del río Lérez, los técnicos de la Xunta establecen cinco tramos de estudio, desde su nacimiento hasta su desembocadura. En cuatro de ellos, el estado es bueno, mientras que en su confluencia con la ría se detalla que padece “presiones e impactos” como aguas residuales urbanas, así como contaminación microbiana y exceso de nutrientes. se han detectado restos de amonio, mercurio y fosfatos. De hecho, la Consellería de Sanidade acaba de asignar una nota de “insuficiente” a las aguas de baño de la playa fluvial del Lérez, tras al menos tres episodios de contaminación el pasado verano. En la anterior calificación, la de 2021, su calificación era de “excelente”.

Para hacer frente a estos problemas la Xunta plantea medidas para el periodo 2021-2027 como completar el sistema de saneamiento de la ría, en su fase final de ejecución, vigilar otras depuradoras de la zona, e intensificar la vigilancia de vertidos y de la presencia de residuos en el agua.

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