Negocios que eligieron conciliar
Tiendas de Pontevedra como Amásame o Aromara tuvieron que tomar una decisión para pasar tiempo con la familia
Propietarios y empleados están encantados con el horario
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Nati y Dani son los propietarios de Amásame, y tienen dos niños pequeños / Gustavo Santos
Conscientes de que son unos afortunados porque “no todos los negocios pueden hacerlo”, comerciantes como Nanda Castro, de Aromara, tomaron un día la decisión de adaptar su horario laboral a su vida, y desde entonces no volvieron a cambiarlo.
Son afortunados, pero también valientes, pues cuando la propietaria de esta céntrica tienda de jabones y cosméticos naturales dio este paso adelante porque tenía una hija pequeña con la que quería pasar más tiempo, “no conocía a nadie que lo hubiera hecho antes, pero me lancé”.
El motivo de Nanda es la conciliación familiar, así reza en su horario, pero hay quien lo ha hecho por descanso o porque en verano las temperaturas no acompañan al comercio determinadas tardes. Su apuesta, en principio temporal, le funcionó y continúa cuatro años después cerrando lunes y jueves por las tardes: “Los clientes no solo lo entendieron, sino que además lo apoyaron. Me decían que faltaría más, que si no vienen el lunes, vienen el martes”.
![Negocios que eligieron conciliar | GUSTAVO SANTOS](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/ebbcae52-6654-4923-bf23-e85d836fdb1b_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Negocios que eligieron conciliar | GUSTAVO SANTOS / Gala Dacosta
Nati Cancela y Dani Pampín son los fundadores de la panadería con obrador propio Amásame, situada en la Praza dos Maios, con los horarios rotativos “de locura” que eso traía consigo. Aunque su profesión les apasiona, “cuando nuestro primer hijo, Roque, empezó a hablar y dijo ‘pan no’, ahí es cuando supimos que teníamos que cambiar algo. Casi no lo veíamos”.
“Aquí somos como una familia e intentamos que la gente esté lo mejor posible, con unas condiciones dignas”
Entonces fue cuando decidieron que echarían el cierre tres veces al año, es decir, después de las campañas más potentes, como la Navidad: “Tan pronto como acaba Feira Franca, nos vamos por ahí”, dice Nati, que no se arrepiente en absoluto de su decisión, aunque a veces le cueste desconectar del todo al tener tanto amor por el trabajo y por sus fieles clientes: “Si algún cliente, porque atendemos a mucha hostelería, se queda sin pan estando nosotros de vacaciones, no tenemos problema en acercarnos y darles servicio”.
“Aquí somos como una familia e intentamos que la gente esté lo mejor posible, con unas condiciones dignas”. Por ahora, asegura, “Lo asumimos porque si no como pareja no podíamos funcionar. Ahora tenemos los lunes para pasarlos en familia y vamos a mantener estos horarios”.
El horario les ha ido tan bien hasta el momento que después de Roque, además, llegó Breogán: “Ahora tenemos dos niños y a veces se hace difícil, sobre todo con lo que subió todo los últimos años. Por ejemplo, la luz nos afectó muchísimo, por ejemplo, y si cerrando un solo día a la semana lo notas, imagínate el esfuerzo que supone cerrar tres veces al año”.
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