El mejor guía del mundo tiene cuatro patas

Así es la vida compartida con un perro entrenado por la Fundación ONCE para las personas con discapacidad visual

Spike guía a Antonio Manuel Villanueva al cruzar un paso de peatones en Pontevedra.

Spike guía a Antonio Manuel Villanueva al cruzar un paso de peatones en Pontevedra. / GUSTAVO SANTOS

Spike es un perro labrador de un bonito color chocolate. Lleva varios años viviendo con Antonio Manuel Villanueva, un vecino de Marín con ceguera adquirida (perdió la visión tras sufrir un accidente de tráfico hace décadas) y afiliado a la ONCE. Además de ser un compañero excepcional, como lo son todos los canes, es su guía en el día a día, un lazarillo sin el cual su vida sería muy distinta.

En el Día Internacional del Perro Guía, que se celebra cada 26 de abril, la Fundación ONCE recuerda que estos animales aportan plena autonomía y movilidad a las personas ciegas en sus desplazamientos “al convertirse en los ojos de quien no puede ver”. Además, subraya que no se debe olvidar la importancia de no distraer su atención mientras caminan junto a su dueño, “una acción que requiere de su concentración para garantizar la seguridad de esa persona”.

“El perro te da libertad para hacer movimientos que de otra manera no harías. Supone la comodidad de desplazarte a los sitios sin estar siempre atento a los obstáculos, ya que él te los localiza. Evidentemente, no es una máquina, es un perro guía, pero tú sabes por dónde tienes que ir y tienes conocimiento de los semáforos y todas esas cosas y él te ofrece una ayuda muy grande”, explica a FARO Antonio Manuel Villanueva, profesor de Música jubilado.

“El perro te da libertad para hacer movimientos que de otra manera no harías. Te ofrece una ayuda muy grande"

Antonio Manuel Villanueva

— Vecino de Marín afiliado de la ONCE

Informa de que este tipo de perros, que son entrenados para el trabajo desde cachorros, aprenden las rutinas de sus dueños. “Haces los trayectos varias veces con él hasta que los aprende, depende de la dificultad del recorrido. Básicamente, aquí en Marín él sabe guiar desde mi casa, en Mogor, hasta abajo, al centro. Cuando estaba trabajando en Sanxenxo, con otros perros anteriores a Spike, hacíamos el paseo hasta Portonovo. Lo complicado, por ejemplo, era cuando tenía que hacer un curso, ya que si eran de una semana no les daba tiempo a aprender el recorrido”, resume.

Si la persona decide cambiar la dirección habitual o ir por un lugar nuevo, el perro se adapta sin problemas. Lo habitual es que la persona ciega le diga al salir de casa al can guía a dónde se dirigen: a la cafetería, al mercado, a pasear a la playa... Lugares que él ya conoce previamente y que no le cogen desprevenido ni sin conocimiento.

Contrariamente con lo que puede ocurrir con los perros policía, que pueden interactuar menos con la población, Spike se deja “camelar” rápidamente si se le ofrecen mimos. “Es un perro, las caricias y el cariño es lo que más le gusta. El labrador es una raza de perro muy inteligente, pero también muy sociable. No es como un perro policía, que no está entrenado para que te puedas ir a una cafetería a tomar un café o a jugar a un parque”, recuerda este vecino de Marín. “Si te acercas con una pelota, ya la liamos”, bromea.

Antonio Manuel Villanueva junto a Spike, un perro labrador.

Antonio Manuel Villanueva junto a Spike, un perro labrador. / GUSTAVO SANTOS

Villanueva no sabe a ciencia cierta si Spike, o alguno de los anteriores perros que le sirvieron de guía, le salvaron de algún buen susto cuando caminaba por la calle. “Seguro que sí, porque no es la primera vez que se empeña en tirar hacia atrás y que no sigas, él sabe por qué lo hace. Está claro que algo pasa en esos momentos”, indica.

La barrera de las dificultades para acceder a lugares públicos cerrados o medios de transportes está superada: “En los taxis, autobuses, supermercados, centros comerciales... puedo entrar con él”.

El vínculo que se crea entre una persona ciega y su perro guía es muy fuerte. “Como con cualquier perro con el que convivas, obviamente, pero con estos perros más”, confiesa Antonio Manuel Villanueva.

Por ello, considera que es necesario potenciar al máximo el entrenamiento de estos canes, “porque son una gran ayuda; hay una diferencia muy grande entre caminar con un bastón o acompañado de un perro guía”. “Lo malo es que es muy lento que te lo den. Son años de espera”, se lamenta.

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El entrenamiento de los perros guía es caro y lleva mucho tiempo, de ahí que en toda España haya actualmente cerca de un millar en activo de La Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG). En la provincia de Pontevedra son 20, de los cuales 13 están en el área de influencia de Vigo y siete en el de Pontevedra. Como la demanda es muy superior a la oferta, a nivel nacional hay una lista de espera de años y de 400 usuarios.

La FOPG se fundó en el año 1989 y desde entonces ha entregado más de 3.500 canes de este tipo adoptando el modelo de las escuelas de perros guía europeas y norteamericanas. Ubicadas en Boadilla del Monte (Madrid), sus actuales instalaciones cuentan con 110.000 metros cuadrados que dan cabida a todos los servicios: crianza, alojamiento, entrenamiento e instrucción de perros, clínica veterinaria, albergue para perros jubilados y residencia para la formación de los usuarios. Las razas más utilizadas son labrador retriever, el cruce de esta con golden retriever, pastor alemán y caniche gigante como perro hipoalergénico.

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