Los vecinos de Rabo de Galo urgen un radar de tramo en la N-525 para reducir el riesgo de siniestros

Tildan de “insuficiente” el futuro control, por ser fijo y no evitar el exceso de velocidad en la salida del núcleo urbano a la nacional

Vecinos de Rabo de Galo, en el acceso a la Nacional.

Vecinos de Rabo de Galo, en el acceso a la Nacional. / ALAN PÉREZ

Los vecinos de Rabo de Galo tildan de “insuficiente” el futuro radar fijo de la N-525 a su paso por el núcleo, próximo al acceso a los barrios de Vistahermosa y O Couto. El control de velocidad estará instalado antes de que finalice el mes, dos años después de su anuncio, y afectará a los dos sentidos de la circulación, limitados a 80 kilómetros por hora. Los residentes de la zona, sin embargo, consideran que el radar no solventará la “inseguridad” del acceso desde Rabo de Galo a la Nacional. “En 2023 presentamos escritos ante el Concello de Ourense, el Ministerio de Fomento y la Jefatura Provincial de la Dirección General de Tráfico para solicitar un radar de tramo, pero nos dijeron que no era posible, que se necesitaban al menos 2 kilómetros de vía para colocarlo, una respuesta que no nos convence”, explica Lorinda Fernández, presidenta de la asociación de vecinos de Rabo de Galo.

Asegura que la actual salida desde el núcleo a la N-525 es “muy peligrosa”, ya que está situada en una zona de escasa visibilidad (después de una curva). “Que coloquen un radar fijo en la entrada del túnel no asegura que se vaya a respetar la velocidad en la zona de nuestro acceso, ya que para que el control no salte basta con que pises el freno unos metros antes del túnel”, detalla Fernández. De ahí que los vecinos reclamen un radar de tramo, como el instalado en la misma nacional a su paso por Gustei, en el municipio de Coles. “Este tipo de controles sí obliga a que los vehículos no superen el límite de velocidad en todo el vial. Si lo que se quiere es conseguir mejorar la seguridad en la zona, sería la única opción viable”, resalta la presidenta. En ese sentido, recuerda la siniestralidad de la vía, que acumula desde 2010 “un fallecido, cinco heridos graves y 36 heridos leves”.

Cambiar el acceso

La colocación de un radar de tramo no es la única medida que la asociación vecinal ha puesto encima de la mesa en los últimos años para reducir la peligrosidad al volante. Los residentes también propusieron cambiar la ubicación del acceso a la Nacional desde Rabo de Galo, pero la idea tampoco fue bien recibida por parte de las administraciones competentes. “En la misma 525, unos metros después de la actual salida, hay una recta en la que hay mejor visibilidad, por eso solicitamos en su momento construir ahí un nuevo acceso, pero nos contestaron que no, que no era posible hacerlo”, lamenta Fernández. La asociación también llegó a solicitar la creación de un vial de incorporación para incrementar la seguridad de los conductores y, de nuevo, las autoridades no lo consideraron una opción factible. “No nos dan ninguna solución para que el riesgo de accidentes disminuya en esa zona, y no entendemos el porqué”, insiste la presidenta vecinal. La asociación, de hecho, mantendrá las reclamaciones hasta que lograr una solución para reforzar la seguridad vial en el acceso a la Nacional.

Junta de seguridad

Lorinda Fernández participó la pasada semana en la junta de seguridad local de la ciudad en calidad de presidenta de la Agrupación Miño, que integra a más de una veintena de asociaciones vecinales del municipio ourensano (entre ellas, la de Rabo de Galo). Durante el encuentro, en el que estaban presentes representantes de la Subdelegación del Gobierno, Concello de Ourense y fuerzas y cuerpos de seguridad, Fernández expuso las demandas existentes en materia de seguridad vial sin resolver en la ciudad, como es el caso de la reclamación de un acceso más seguro a la nacional 525.

Por otra parte, la portavoz vecinal reclamó más presencia policial en las zonas rurales y de la periferia de la ciudad, una de las solicitudes que más se repiten entre las asociaciones durante los últimos años.

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