30 años de lucha social y judicial contra los daños de la depuradora de Reza: “Era insorportable”

Una veintena de afectados recibirán una indemnización del Concello de Ourense después de soportar durante décadas los olores y la proliferación de plagas de la antigua EDAR, que funcionó sin licencia ambiental y de vertido

Vecinos de Reza afectados por la antigua depuradora, frente a la nueva depuradora.

Vecinos de Reza afectados por la antigua depuradora, frente a la nueva depuradora. / Iñaki Osorio

Joaquin Silva tiene 75 años y es vecino de Reza desde 1981: “La depuradora estaba a escasos metros de mi casa y también de las otras, era insoportable. No podías ni abrir la venta”. Es el recuerdo de uno de los vecinos afectados por el funcionamiento de la antigua depuradora que estuvo en explotación durante décadas sin licencia ambiental ni de vertido.

Ahora, treinta años después del inicio de la explotación de la depuradora ven como el litigio judicial, que se convirtió en una “pesadilla”, llega a su fin con la aprobación por parte del Concello de Ourense de una indemnización para la veintena de afectados que en su día iniciaron una lucha por sus derechos y por su convivencia social.

Joaquín lamenta que “al principio éramos más de veinte vecinos los que nos juntamos en una especia de plataforma para luchar contra los perjuicios de la depuradora, pero después de tantos años, algunos se llegaron a marchar del barrio y otros fallecieron, lamentablemente”.

La antigua Estación Depurada de Aguas Residuales, EDAR de Reza, en Ourense empezó a funcionar en 1993 y siguió en marcha hasta 2017, pese a carecer trámites preceptivos en materia ambiental y sanitaria, causando durante décadas perjuicios físicos y psíquicos para los vecinos de la zona, derivados del olor pestilente y la proliferación de plagas de una EDAR que ni siquiera respetaba la distancia que marca la ley de las viviendas habitadas.

Vecinos de Reza potestando en 1995.

Vecinos de Reza potestando en 1995. / Iñaki Osorio

La indemnización que recibirán del Concello de Ourense es el fin a un largo trayecto que se libró en los juzgados, con sentencias favorables a los vecinos, y que obliga finalmente al gobierno local a indemnizarlos, por permitir una infracción cometida de forma sistemática durante años por la misma administración que debería de velar por sus derechos. Quedó probado, que la antigua EDAR de Reza, se encontraba implantada sin autorización previa de la administración ambiental, y sin autorización de vertido de la Confederación Hidrográfica, desde el año 1993.

Así lo confirmó la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia de 18 de enero de 2001 que pedía la paralización de la EDAR. Años más tarde, otra sentencia judicial favorable a la demanda vecinal argumentaba que “la depuradora de Reza ha producido a los vecinos de la zona constantes y serias molestias, mantenidas a lo largo de los años, que afectan notoriamente a su bienestar, como malos olores y humos, que ocasionaban graves molestias respiratorias e incluso reacciones alérgicas entre los vecinos del barrio, en relación también con el tránsito y vehículos de transporte de residuos y la proliferación de insectos”.

Joaquín y otros vecinos comentan que “fue un laberinto judicial y una pesadilla durante los primeros años, porque veíamos que todas las sentencias eran favorables a nuestro favor, pero no pasaba nada. La EDAR seguía funcionando al lado de nuestras casas y seguían los perjuicios. Las autoridades nos dejaron de lado. Hicimos visitas al Concello, a la Xunta de Galicia, a la Consellería de Sanidade, pero no nos daban soluciones”.

Y añade que “las sentencias eran favorables y además de que ninguna administración nos hacía caso, recurrían las sentencias que salían y te frustraba ver que lo hacían con el dinero público que salía de nuestros impuestos, sin que les preocupara que estaban violando nuestros derechos”. El laberinto judicial se prolongó durante años, hasta que el 18 de noviembre de 2013, se declaró que “la ejecución definitiva de la sentencia de autos –clausura, cierre y demolición de la depuradora de Reza–, se llevaría a efecto en cuanto entrase en funcionamiento otra infraestructura alternativa que la sustituyese”.

En 1995, los vecinos de Reza se unieron para denunciar la antigua depuradora de Reza.

En 1995, los vecinos de Reza se unieron para denunciar la antigua depuradora de Reza. / Iñaki Osorio

Los vecinos afectados narran que “fuimos los vecinos los que corrimos con los gastos jurídicos que supuso esta denuncia colectiva y la gente nos decía que era muy difícil que no íbamos a cobrar, pero conseguimos algo mejor antes de conocer la indemnización que vamos a cobrar. Que fue desplazar la EDAR antigua unos metros más y que fuera una infraestructura que cumpliera con todas las garantías administrativas y ambientales. Ahora, la nueva (ubicada en la misma zona, pero con más metros de separación hacia las casas) no da problemas, algunas veces huele, pero muy poco y nada tiene que ver de cómo era antes la vida a ahora”.

Aunque la antigua Edar fuera un calvario para la salud y bienestar vecinal; devaluara sus propiedades durante años y terrenos por estar al lado de una depuradora mal oliente; y el vertido que llegaba al río fueran sanitariamente deficitario siguió funcionando al tratarse de un servicio público imprescindible hasta que en julio de 2017 entró en funcionamiento la nueva depuradora, que permitió cerrar la depuradora contaminante.

La responsabilidad patrimonial del Concello de Ourense fue ratifica, pues se considera hecho probado “que los vecinos han padecido molestias físicas (malos olores, humos, e incluso enfermedades) tanto psíquicas, por daños morales por la litigiosidad permanente como económicos en sus propiedades que se desvalorizaron, a causa de la por la ilegalidad de la implantación de una depuradora que funcionó desde 1993 hasta el 1 de abril de 2017, es decir “la friolera de 24 años”.

Los vecinos afectados cobrarán una indemnización de 400.000 euros más intereses por parte del consistorio ourensano, después de 30 años de litigio judicial, perjuicios físicos y también psicológicos. “Fue una larga lucha de unos pocos vecinos contra la administración y al final ganamos. Ganamos porque se trasladó la depuradora y ahora nuestras vidas son mejores que antes, pero nos han quitado años de vida con todo lo que pasó y cómo nos trataron”, dicen los vecinos afectados. Y añaden, aludiendo a la cuantía económica que recibirán que “el dinero que vamos a recibir es una miseria, un caramelo con todo lo que hemos pasado y sufrido durante estos años. Pero, por lo menos, ha servido para que se haga justicia con nosotros, con los que nos dejaron antes de ver cumplida esta sentencia y también con aquellos que decidieron marcharse de aquí porque no lo soportaban más”.

Suscríbete para seguir leyendo