Raíces profundas

Pedro Regojo Otero

Pedro Regojo Otero

Las raíces profundas les sirven a los árboles para aguantar los vientos fuertes que en momentos determinados reciben. Sirven también para nuestras vidas: las raíces profundas nos refieren a las personas y así vemos a deportistas, artistas, etc de éxito que quieren conocer a sus ancestros y visitan África, Asia o cualquier parte del mundo para conocer sus orígenes. Estos meses de verano nos hablan los medios de comunicación de la llegada de cayucos que invaden nuestras Islas Canarias.

En España la falta de nacimientos lo suplimos con emigraciones o migraciones de gente de todo el mundo. Yo no me siento racista pues mi padre, José Regojo Rodríguez, a sus 15 años tuvo que ir a Lisboa y hacer venta ambulante. Prefiero que lleguen sudamericanos cuya religión, lengua y cultura es similar a la nuestra. Los musulmanes están consiguiendo la conquista de Occidente sin recurrir a la Guerra Santa cuando en el año 711 d.C. traspasaron nuestras fronteras.

Esto es tan verdad que ya tenemos un alcalde musulmán en Londres. En Francia tenemos verdaderos guetos de musulmanes con gran fuerza y aparecen partidos de extrema derecha para minorar esta colonización musulmana.

En Alemania los millones de turcos hacen peligrar la raza aria de este gran país, que tuvo el valor y desafío de la unificación, yo diría de la fusión pues los de la Alemania del este estaban atrasados años luz de la Alemania occidental. En España la inundación musulmana la tienen fundamentalmente en Cataluña. Algunos se alegran de esto. En la gran Cataluña que yo conocí hace setenta años no estaba en el estado actual.

El resto de las autonomías la inmigración es fundamentalmente sudamericana que poco altera el equilibrio de este país llamado España.

Las raíces profundas son tan importantes que aquí en nuestra España los matrimonios o parejas tienen más perros que niños y esos padres educan a sus hijos evitando los vientos fuertes o las contradicciones normales de la vida. Y el resultado es un niño enclenque y no preparado para la vida.

Yo recuerdo hace setenta años el ser ingeniero superior te daba el sello de trabajador e inteligente y te colocabas al terminar la carrera. Hoy hay mucha más competencia, son miles los que estudian ingeniero superior, arquitectura, medicina, etc y la competencia es mucho mayor. Las raíces profundas nos deben de hacer ver que la filosofía del esfuerzo es válida hoy y siempre y que eduquemos a nuestros hijos sin miedo, de tal forma que a veces, por no pasar un mal rato ellos, cometemos el terrible error porque la vida les hará sufrir si no los preparamos desde niños.

*Miembro del Club 55