Despidiendo a Marila Lago

José L. Rodríguez Fernández

Conocimos a Marila hace unos 15 años en las antiguas consultas de otorrino del ambulatorio de A Doblada. Nos llamó la atención su alegría, su profesionalidad y su absoluta disposición al trabajo, sin entender de horarios, de rangos sociales, de estatus económicos o profesionales.

Al llegar al Álvaro Cunqueiro, llegamos a tener con ella un contacto diario, y aquí, mejor que nunca, pudimos aprender que su capacidad de sacrificio y sus ganas de ayudar, sin discriminaciones, se convertían en una referencia y una aspiración para todos. No hubo paciente, o compañero del hospital, a quien no se esforzase por ayudar.Marila eres como persona, extraordinaria; como enfermera, ejemplar, y como compañera, alguien a quien nunca quieres perder.

Por favor, no nos olvides. ¡¡Mantén el contacto con nosotros y que podamos volver a tener la suerte de encontrarnos en la vida con mas personas como tú!!