Caminante, no hay camino, se hace camino al andar

Pedro Regojo Otero

Pedro Regojo Otero

El gran Antonio Machado nos da un mensaje clarísimo: “Caminante, no hay camino... se hace camino al andar”. Los meses de junio, julio, agosto y septiembre son los meses que más peregrinos recibimos. Los habitantes de todo el mundo aprovechan sus días de vacaciones.

En el pueblo donde nací, Redondela, afluyen peregrinos, los que vienen pasando por Vigo y los que vienen directamente desde Valença do Miño, pasando por Tui y Porriño y que confluyen en la iglesia del convento de Vilavella.

La verdad es que todo esto da vida a muchos albergues, restaurantes, y bares, generando ambiente y riqueza en Redondela.

Lo más normal es caminar con un objetivo: llegar a la catedral y dar un abrazo al apóstol Santiago.

Yo prefiero hacer el camino con otra perspectiva: hacer el camino disfrutando de cada lugar, disfrutando de sus gentes, de la gastronomía... Pararse en cada iglesia del camino pidiendo al Santísimo que, en las horas de silencio que tenemos al caminar, salgamos renovados.

Para mí lo mas importante es que el Señor Jesús va a tu lado: qué mejor compañía que Jesús de Nazaret.

Cada día recorremos entre 20 y 30 kilómetros a pie y nos debemos preparar para este camino. Antiguamente estábamos en forma, porque una gran parte estaban trabajando en la agricultura. Pero hoy una gran parte del día estamos delante de un ordenador y, si no te preparas antes, lo vas a pasar muy mal, aquejado de múltiples agujetas.

Yo recuerdo, hace años, preparar el camino con mi hijo Jacobo para hacerlo con toda la familia Regojo, que somos una multitud.

Conseguimos concretar sitios para comer y, por la tarde, nos volvíamos a nuestra casa de Redondela para dormir y, a las diez del día siguiente, emprendíamos el camino donde lo habíamos dejado.

Caminábamos, según la edad, unos cinco kilómetros. Los que eran más andarines hacían unos treinta kilómetros diarios a pie.

El camino es un desafío y mi íntimo amigo Jesús Pérez Varela, en tiempos de don Manuel Fraga Iribarme, cristalizó el camino con la restauración de iglesias, albergues, una labor iniciada por Vázquez Portomeñe.

El camino es un canto a la convivencia y al sacrificio, pues con tus pisadas ayudas a hacer el camino.

Son días de convivencia con tu familia y con gente de todas partes.

El camino aconsejo siempre hacerlo, no solo en Año Santo si no en cualquier año normal.

El camino nos hace salir de nuestro pequeño mundo. Lo convierte en universal y grande y nos viene bien a todos.

Pedimos a nuestro patrono Santiago, patrón de España y de Galicia, que nos haga mejores para con nuestro Dios y para con los demás hombres.

*Miembro del Club 55