Opinión

Divorcios crecientes

Me preocupa el divorcio creciente entre conocimiento y acción en el mundo político. Me refiero al que afecta a los electores, pero también a los responsables políticos.

En un mundo interconectado, abierto y en transformación acelerada, los retos, amenazas y oportunidades ganan en complejidad. Las grandes empresas invierten cada vez más en estrategia, prospectiva y conocimiento. Los académicos tenemos que redoblar esfuerzos para no quedar desenganchados en nuestra capacidad de comprender lo que ocurre. Pero cada día más ciudadanos están optando por abandonar los medios de comunicación serios y las lecturas sofisticadas por otras fuentes de información que, en general, generan contenidos disparatados y simplistas, multitud de noticas falsas y aproximaciones torticeras a los problemas. De ahí se pasa a electores que apuestan por fuerzas políticas peligrosas y líderes sorprendentes, no en positivo. Basta observar el apoyo electoral en las elecciones europeas a partidos y plataformas cuyas proclamas darían risa si no se tratase de algo tan serio.

Pero los responsables políticos tienen también llevan su parte. Para gobernar bien hoy hacen falta personas solventes, con cabeza y perspectiva; que estén arropados por gabinetes de primera, capaces de absorber todas las ideas y análisis que se generar a su alrededor, que están conectados con esas personas y centros de referencia en cada caso. La incorporación de científicos a los gabinetes de los ministerios es una buena idea. Pero con eso no llega. Hace falta mucho más. Desgraciadamente, son excepción los espacios en los que política y conocimiento se maridan con gracia y equilibrio.

Entiéndaseme bien. No estoy diciendo que haya que ser un reputado académico para ser un buen responsable político. De hecho, tenemos muchos ejemplos de fracasos en el tránsito de la universidad a la política. Lo que digo es que al lado del resto de habilidades que en mayor o menor grado debe atesorar quien aspire a tener protagonismo en la esfera política, tiene que aparecen esa capacidad intelectual para entender ideas complejas y esa sensibilidad y aprecio por la reflexión y la estrategia basada en el conocimiento científico.