Opinión

Los dos hispano-irlandeses que triunfaron en Hollywood

En la historia del cine occidental hay algunas escenas icónicas que forman parte de nuestra propia cultura visual, como el “toca as time goes by, Sam” de 'Casablanca', la falda de Marilyn Monroe en “La tentación vive arriba” o el “nadie es perfecto” con el que concluye “Con faldas y a lo loco”. En este selecto grupo de escenas inmortales habría que incluir un baile, una canción, un guante y una bofetada. Se trata de “Gilda”, una película de 1946 que dirigió Charles Vidor. En ella, una bellísima actriz llamada Margarita Carmen Cansino, más conocida por su nombre artístico de Rita Hayworth, interpreta al prototipo de mujer fatal. Otra de esas escenas indelebles es la del rostro de un hombre joven, con barba de tres días, que fuma tumbado en un catre, con unos ojos claros clavados en las aspas de un ventilador de techo, aspas que se funden con visiones de esas otras de helicópteros esparciendo napalm en un Vietnam en llamas. El actor se llama Ramón Antonio Gerardo Estévez, también en este caso es más conocido por su nombre artístico de Martin Sheen y la película es esa obra maestra de Coppola titulada “Apocalypse now”. Estas dos personas tienen algunas cosas en común. Ambas llegaron a la cima de su profesión y a ser mundialmente celebres y ambos tienen orígenes hispano-irlandeses.

En el caso de Rita su abuelo se llamaba Juan Antonio Anselmo de los Dolores Cansino Avecilla que se casó con una paisana llamada Carmen Reina Montero con la que tuvieron nada menos que nueve hijos. El tercero de los cuales nacido en Castillejo de la Cuesta (Sevilla), en 1895, fue Eduardo, que seguiría los pasos flamencos de su padre y que junto con su hermana Elisa formaría un dúo de baile flamenco, con el que probaron suerte en Estados Unidos con el nombre de “The dancing Cansinos”. En torno a 1919 Eduardo rehace el dúo con su pareja sentimental, con la que posteriormente se casaría, Volga Hayworth, una atractiva corista de ascendencia británico-irlandesa, con la que tendrían tres hijos. La mayor, Margarita, nace en Nueva York en 1918.

Alrededor de 1927 los Cansino se trasladan a California. Con el inicio de la gran depresión tendrán graves problemas financieros por lo que se vuelven a trasladar, esta vez, a Tijuana, donde Eduardo inicia a su hija Carmen, con solo trece años, en el mundo del espectáculo. Será este un periodo especialmente turbio en la biografía de la futura diva del celuloide por las relaciones incestuosas y los malos tratos por parte de un progenitor ambicioso y sin escrúpulos, que, en vez de escolarizarla, le obligaba a tener maratonianas sesiones de baile y le prohibía que le llamase padre en público.

Tampoco tuvo suerte con su primer marido, Edward C. Judson, un habitual de la noche angelina que se había dedicado a la venta de coches. Una jovencísima Margarita vio en él la oportunidad de escapar de su terrible padre y Judson, consciente de la belleza y el talento artístico de su esposa vio en ella una inversión. Judson es quien convierte su melena castaña en pelirroja y quien le transforma el nombre utilizando el diminutivo de Margarita y cambiando el apellido paterno por el materno, al que añadirá una Y. También utilizará sus contactos para introducirla en el mundo del cine. Aunque ella, a través de su padre, ya había conocido alguna gente de esta industria que visitaba Tijuana, como el productor Darryl F. Zanuk y a españoles, como Conchita Montenegro, la primera actriz española que triunfó en Hollywood, al diplomático y director de cine Edgar Neville o a Xavier Cugat, con los que siempre mantendría una buena relación. Todo ello desembocó en un contrato con la Columbia. A partir de entonces la joven bailadora Margarita Cansino se convierte en la estrella internacional Rita Hayworth y ello, a pesar de negarse a pasar por los aposentos de los Zanuk, los Cohn y demás “Westeins” de la época, que no pudieron sabotear su carrera porque como dijo Frank Sinatra: “Rita Hayworth es la Columbia”.

“Cuando Rita Hayworth y Martin Sheen fueron Carmen Cansino y Ramón Estévez”

Su carrera brilló de manera fulgurante en los 40 y en los 50, para declinar luego, en parte por un prematuro alzhéimer que le impediría recordar los guiones y que la llevaría a la tumba en 1987. Aunque sus principales papeles fueron dramáticos, su pasado como bailarina le permitió hacer también excelentes musicales. De hecho, Fred Astaire diría que, de todas las personas con las que había trabajado “nadie se aprendía los pases de baile más rápido que Rita”. Algunas de sus películas fueron rodadas en España, como “Último chantaje” (1961) o “El fabuloso mundo del circo” (1964). País que decía adorar, porque era, en sus propias palabras, “la fuerza de la sangre”.

Su vida sentimental, sin embargo, fue complicada e inestable. Rita se casó cuatro veces más y tuvo dos hijas con dos de sus maridos, Rebeca con Orson Welles y Yasmine con el príncipe Alí Khan. También tuvo numerosos amantes, pero como ella mismo decía, “los hombres que conozco se acuestan con Gilda, pero se levantan con Rita”.

En cuanto a Martin Sheen, aunque nació en Dayton, Ohio, es hijo de Francisco Estévez, un emigrante de Parderrubias (Salceda de Caselas) y de la irlandesa Mary Anne Phelan. Siendo el séptimo de diez hermanos y en contra del criterio paterno se mudó de joven a Nueva York para convertirse en actor. Allí, para facilitarse la vida, decidió cambiarse el nombre (aunque solo artísticamente, ya que legalmente ha conservado su nombre español), adoptando el de un obispo. Su hermana Carmen contaría luego que solían bromear diciendo que era hijo ilegitimo del religioso. En 1961 se casó con Janet Templeton con quién tendría tres hijos y una hija, todos ellos dedicados a la industria cinematográfica.

Aunque Sheen llevaba actuando desde 1967 sería la ya citada “Apocalypse Now” (1979), la que le lanzaría definitivamente al estrellato. De todas formas, en su larguísima y exitosa trayectoria profesional hay una película que le resulta muy especial y sobre la que ha dicho que la hizo como homenaje a su padre y a sus raíces gallegas de las que se siente muy orgulloso. Se trata de una película sobre el camino de Santiago. Titulada en inglés “The way” y “El Camino” en español. Fue dirigida por su hijo Emilio Estévez y en ella también comparte actuación con su hija Renée. De hecho, la familia Estévez aún mantiene la propiedad de Francisco (quien falleció en 1974), en el Concello de Salceda de Caselas, al sur de Vigo.

Suscríbete para seguir leyendo