Opinión

Alejandro Marques de Magallanes Regojo

Adriano Marques, un auténtico creador de oportunidades

Adriano Marques de Magallanes, en una imagen de 2022

Adriano Marques de Magallanes, en una imagen de 2022 / Marta G. Brea

El día 7 de junio, el Círculo de Empresarios de Galicia celebra un acto de homenaje a Adriano Marques de Magallanes.

Mi padre fue un gran innovador dentro de la empresa y fuera de ella, siempre buscando incansable nuevos retos, nuevas metas y horizontes. No aceptaba un ‘no’ con facilidad.

En el deporte, como corredor de rallies; en el arte, como coleccionista de nuevas tendencias; en la policía, con la recién nacida democracia, y en la educación de sus hijos, adelantándose a lo que estaba por venir, pensando en los retos y oportunidades que un futuro tan cambiante podría ofrecer.

Vivió una época de grandes transformaciones y, desde niño, estaba atento, fascinado por los grandes cambios que se anunciaban y que veía venir desde una pequeña aldea en el norte de Portugal, donde la vida transcurría sin grandes cambios desde hacía siglos.

Recordaba el viaje que realizó con su padre a Vila do Conde para ver, en la recta de Mindelo, cómo un automóvil rompía por primera vez la asombrosa barrera de los 100 km/h... O aquella casa que, al pasar cerca, nos decía: “Aquí escuché la radio por primera vez”.

Un auténtico creador de oportunidades. Le gustaban los retos tanto que me decía: “Si es fácil, no tiene interés”.

Os contaré una historia que define muy bien su carácter, su valentía, constancia y su deseo de innovar.

Siempre ávido lector, se enteró de que una gran empresa americana se había instalado en Valencia y que el Gobierno estaba muy interesado en el desarrollo de proveedores nacionales.

Sin más conocimiento que la noticia del periódico, se recorrió España con su 600 y llegó a Valencia. Allí consiguió entrevistarse con un ingeniero americano que apenas hablaba español.

“Necesitamos prendas antiestéticas para las cámaras de pintura”, le dijo el americano. No sabiendo que era aquello se fue a Barcelona y rebuscó por todos los fabricantes de tejidos alguno que pudiera cubrir las necesidades de la empresa. Después de unas semanas consiguió un tejido que parecía cumplir estas características y lo envió a Valencia. Sin embargo, la respuesta fue negativa, no cumple. El laboratorio de la matriz en Alemania había dado su veredicto.

Lejos de sentirse derrotado, regresó de nuevo a Valencia y, luego, a Barcelona. Y repitió el viaje con el mismo resultado. No fue hasta el tercer viaje cuando consiguió un material que fue aceptado y estuvo años suministrando prendas muy técnicas y de gran valor.

Exhibía con orgullo el telegrama de felicitación como proveedor destacado firmado por Henry Ford lll.

Desde una pequeña empresa de Redondela consiguió tener clientes grandes con altos niveles de exigencia, como Telefónica, Iberduero o la propia Ford. Sabía bien que no se trataba de ser el más grande. Lo importante era tener el producto que el cliente necesitaba.

Quiero agradecer desde estas líneas al Círculo de Empresarios de Galicia, a su presidente y a la junta directiva, el homenaje a su trayectoria como empresario, donde permaneció activo hasta poco antes de su fallecimiento.

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