La campaña del pulpo comienza con sabor “agridulce” por la escasa presencia de cría

Las descargas alcanzan los 2.500 kilos en el puerto de Bueu y superan los 900 kilos en Cangas

El precio medio oscila entre los 10 y los 11,50 euros

El sector está preocupado por la falta de cefalópodo pequeño

La flota del pulpo regresó ayer al mar después de la veda más larga de los últimos años, con dos meses de amarre a puerto. Un regreso al mar que la mayoría del sector califica como “flojo” y “agridulce” porque una vez concluida la primera jornada de faena los ánimos oscilaban entre la incertidumbre y el pesimimo. Incertidumbre porque todos repiten como una especie de mantra que en los primeros días de la campaña es muy complicado extraer conclusiones y que los meses de verano no son los más propicios para el cefalópodo. Y pesimismo porque prácticamente todo el mundo coincidía al señalar que “no se ve cría en el mar”. Un augurio nada halagüeño. Aún así, casi todos confían en que la campaña 2024/25 sea mejor que la anterior. “Si no apaga y vámonos”, decía con sorna un patrón en el puerto de Bueu.

La cofradía bueuesa sirve como un indicador bastante fiable del estado del recurso y se estima que ayer en este puerto comenzaron la campaña casi medio centenar de embarcaciones –aunque no todas descargan en Bueu– y el volumen de descarga en la lonja alcanzó los 2.500 kilos de pulpo. Una cantidad que supera con creces el estreno la campaña anterior, en la que se subastaron apenas 1.800 kilos. Mejor aún fue el precio, con un importe máximo de 12,75 euros y una media de 10 euros el kilo. “Hay que esperar hasta finales de semana para hacer un balance. Lo que me preocupa es que la mayoría de los barcos coinciden al señalar que no se ve cría”, manifestaba a última hora de la tarde el patrón mayor de Bueu y presidente la Federación Provincial de Cofradías de Pontevedra, José Manuel Rosas.

La falta de ese eslabón pequeño es lo que provoca que la primera valoración se quede en “agridulce” porque el precio al que se cotizó el pulpo fue muy bueno. En el caso de Cangas, comenzaron la campaña un total de nueve barcos, que capturaron 915 kilos, que se vendieron a un precio medio por encima de los 11,50 euros el kilo.

“El primer día tiene mucho de prueba porque después de tanto tiempo parado vas un poco desorientado”, explicaba Miro Barreiro, el patrón del “Nueva Yolanda”. No todos los barcos fueron capaces de alcanzar el cupo máximo que tenían asignado, que era de 35 kilos por tripulante enrolado y a bordo y otros 35 por embarcación hasta un máximo de 240 kilos. “Lo que nos dio la vida es que la mayoría de los ejemplares eran de tamaño mediano o tirando a grande”, apuntaba el propio Barreiro. Una impresión que corroboraban los empleados de la cofradía que estaban en la máquina clasificadora del cefalópodo.

Un marinero de Bueu muestra ayer dos ejemplares de pulpo a su llegada al puerto.

Un marinero de Bueu muestra ayer dos ejemplares de pulpo a su llegada al puerto. / José Lores

El “Noas” era otra de las embarcaciones que regresaba ayer al mar. “En el invierno no cogimos prácticamente nada: entre el mal tiempo que no nos dejaba trabajar y que luego no había pulpo, a pesar de que salíamos por fuera de Ons. Yo no recuerdo algo así”, contaba al final de la jornada el veterano Pepe Reiriz en Bueu. Pese a ello afirma que “cuando empezó la veda quedó mucho pulpo en el mar” y defiende que habrá que esperar hasta el otoño para comprobar si realmente el recurso se recuperó.

Los barcos de Bueu, al igual que otras embarcaciones consultadas en el puerto de Cangas, señalaban la abundante presencia de algas, como las denominadas “golfeiros”, en el fondo marino. Una circunstancia que también dificulta la captura del cefalópodo.

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