Lo que aún cuenta la madera de la fábrica de Massó en Bueu

Las instalaciones del museo albergan históricas estructuras de pino tea, eucalipto y castaño

Una imagen de 1924 en el interior de la fábrica, en la se aprecia la cubierta de madera.

Una imagen de 1924 en el interior de la fábrica, en la se aprecia la cubierta de madera. / Museo Massó

El Museo Massó prosigue hoy con el ciclo de conferencias con el que celebra el vigésimo aniversario de su apertura al público. El invitado de esta tarde será el arquitecto Pablo Alonso Parracía, que está especializado en el trabajo con la madera. Su charla lleva por título “Escoitar a madeira. A historia que contan as cubertas da fábrica de Massó”, que servirá para levantar la mirada y fijarse en unas estructuras que en algunos casos son ejemplos únicos en Galicia. La próxima obra de ampliación del museo marinero de Bueu servirá para su recuperación y puesta en valor.

El pasado mes de abril el Museo Massó abrió sus puertas para que los estudios de arquitectura interesados en optar a la redacción del proyecto de ampliación pudiesen conocer las instalaciones. Una visita en la que muchos de los técnicos se pasaron buena parte del recorrido viendo hacia arriba. En concreto hacia las cubiertas y la estructura de madera de la antigua conservera, que en sí mismas también constituyen una auténtica pieza de museo. Una madera que, aunque no hable, tiene mucho que contar.

“Hay maderas muy especiales, que son muy importantes por el contexto de la época, por la esbeltez con la que están trabajadas y por el diseño tan depurado”, explica el arquitecto especializado en el trabajo con madera Pablo Alonso Parracía, que hoy estará en Bueu dentro del ciclo de conferencias por el vigésimo aniversario de la apertura del Museo Massó. Será una ponencia titulada “Escoitar a madeira. A historia que contan as cubertas da fábrica Massó”, a partir de las 20.30 horas.

El espacio de la antigua conservera donde ahora se almacenan los barcos, con una estructura de pino tea y eucalipto. Museo Massó.  R. Quinteiro

El espacio de la antigua conservera donde ahora se almacenan los barcos, con una estructura de pino tea y eucalipto.

El proyecto arquitectónico se centrará en las naves de la conservera, que se construyeron en la década de 1880; la antigua salazón Piñeiro; y en un espacio de la planta superior que acogerá la futura Sala Urbano Lugrís. En todo este conjunto hay tres tipos de madera: pino tea, eucalipto y castaño. Para los especialistas en arquitectura y en el trabajo con este material resulta especialmente interesante la combinación entre el pino tea y el eucalipto, que se concentran en la estructura de la antigua conservera. Un espacio que hoy acoge a las embarcaciones tradicionales y se utiliza como almacén. Mientras, el castaño es el protagonista en la Sala Lugrís.

La presencia del pino tea sería hoy imposible. “Es una madera que provenía del sureste de Estados Unidos y es muy peculiar por su densidad y sus características”, explica Pablo Alonso. Tan especial que fue causa de guerra entre la industria que representaba el ‘hombre blanco’ y las tribus de nativos americanos, que se oponían a la tala de estos bosques. “A finales del siglo XIX los aserraderos americanos comienzan a vender esta madera a Europa y en Galicia la podemos encontrar en los ensanches de Vigo y A Coruña”, señala Alonso.

Esta madera hoy prácticamente ya no existe a nivel comercial y una de las pocas formas de conseguirla es a través de obras de derribo o demolición. “Tengo constancia de que en algún trabajo de rehabilitación de esas maderas se encontraron en su interior puntas de flecha de los nativos americanos por las guerras de finales del XIX”, cuenta el arquitecto.

La directora del Museo Massó ofrece explicaciones en la Salazón Piñeiro, que data del siglo XIX.  |  // M.M.

La visita de las empresas interesadas en redactar el contrato, con los técnicos en la Sala Lugrís y su cubierta de castaño. | // M.M. / david garcía

El ejercicio de observar e intentar escuchar la madera aporta también detalles sobre la historia de la conserva y de la industria en Galicia. El proceso constructivo de las naves intentó aprovechar los recursos disponibles en el momento y el diseño está condicionado por los criterios de funcionalidad propios de una fábrica. La combinación de pino tea y eucalipto convierte el espacio que hoy se emplea como almacén de los barcos tradicionales en un ejemplo “único” en Galicia. “Nos encontramos con una estructura única, con cerchas mixtas que destacan por su esbeltez, sección [el ancho por alto] y la calidad de ejecución. Estamos hablando de que hay una distancia de hasta 10 metros entre los apoyos”, destaca Pablo Alonso. De esta manera se consiguen espacios diáfanos, abiertos y sin obstáculos para facilitar el trabajo.

El arquitecto Pablo Alonso.   | // FDV

El arquitecto Pablo Alonso. | // FDV / david garcía

La presencia de un ejemplo arquitectónico de estas características a finales del siglo XIX en una localidad como Bueu se explica a través de dos vectores. Por un lado, el oficio del carpintero de ribera está en su apogeo en Galicia y abunda la gente que sabe trabajar la madera. “Un carpintero que sabe hacer un barco saber hacer mejor una cubierta”, afirma Alonso Parracía. Y luego los Massó. “Estamos hablando de una familia industrial, bien relacionada y muy abiertos a lo que se estaba haciendo en otras partes de Europa”, añade el arquitecto.

Una imagen del año 1994 del interior de una de las naves que hoy se utiliza como almacén.

Una imagen del año 1994 del interior de una de las naves que hoy se utiliza como almacén. / Fondos Museo Massó

Las cubiertas y esas estructuras de madera tendrán un papel protagonista en la inminente ampliación del Museo Massó. “Forman parte de la historia de la fábrica conservera. Si las naves eran así y tenían esta estructura es porque el propio proceso industrial lo requería, es un diseño que está totalmente vinculado al uso interior del edificio”, explica Pablo Alonso Parracía, que concluye que si se quiere explicar la historia de la conserva en Galicia es imprescindible mantener y conservar ese impresionante trabajo en madera.

Y los visitantes, además de ver los fondos expuestos, tendrán que levantar la cabeza y mirar de vez en cuando hacia arriba. Valdrá la pena.

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Pablo Alonso Parracía es el responsable del estudio Madeira Arquitectura, en Vigo. Debido a su especialización en el trabajo con madera el estudio RVR, al que finalmente se adjudicará la redacción del proyecto solicitó su colaboración para valorar el estado de la estructura y cómo actuar sobre ella. “El proceso para la toma de datos ya finalizó y la madera está bastante sana. La mayoría de las zonas están en perfectas condiciones y en otras hay problemas que se pueden subsanar mediante injertos o la sustitución de una pieza en concreto”, explica el arquitecto.

Un buen estado de salud que se explica tanto por las características de la madera elegida en su día como por su resistencia a los insectos xilófagos. Una de las alternativas para que estas estructuras adquieran protagonismo pasa por despejar lo que hay a su alrededor, buscando un diseño más limpio para la iluminación y el cableado, sin que tapen lo que está por encima de las cabezas de los visitantes.

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