Año 1883. Francisco Sotelo, sin segundo apellido, (así reza en el documento) cuenta que su hermano Juan Ventura Sotelo (también sin segundo apellido, prueba evidente ser hijos de madre soltera) "partiera de España a los 23 años de edad para la Isla de Cuba con objeto de mejorar de fortuna". Diez años más tarde de su estancia en la Isla cuenta que "estallaría la insurrección separatista cubana" y Francisco Sotelo deja de tener contacto con su hermano diciendo que así fue su desaparición. Cuenta que las fuerzas militares españolas en la Isla, habían instalado torres telegráficas para comunicarse mediante señales de banderas a lo largo de toda la costa, pues de esa forma "poder vigilar y percatarse de las maniobras del enemigo insurgente que este pudiera hacer a lo largo del litoral". Señala Francisco que su hermano Juan Ventura había sido contratado por los militares españoles en 1875 "para que se prestarse de vigía en una de aquellas torres de la costa Sur".

En su relato dice que las mencionadas torres solían ser objeto de frecuentes incursiones, pues "sufrían ataques y continuos asedios" por parte de los enemigos rebeldes haciendo que en estas batidas o golpes de mano los rebeldes conseguían siempre su objetivo: destruirlas, lo que conllevaba también la muerte de sus ocupantes?Concluía el relato señalando que "cupo la mala suerte que una de estas torres donde servía mi hermano Juan Ventura sufriera una de esas incursiones, dando por desaparecidos él y todos sus compañeros?" Añade que "debido al estado de guerra, el aislamiento de las citadas torres y el estado irregular en que el país se ve veía asolado no es posible certificar oficialmente en la Dependencia Militar su muerte y de los compañeros que con él estaban?", aclara en su solicitud.

Fernando Sotelo propone ante las autoridades que es de justicia dar por fallecido a su hermano e insiste: "pues es convencimiento universal, se reconozca la muerte de su hermano Juan Ventura" pues la seguridad de su muerte es tal que su familia y "el que expone han celebrado ya en su parroquia de Hío los funerales y más funciones religiosas de su muerte y a pesar de los esfuerzos que hacemos por aclarar esta situación, no conseguimos la información deseada".

Sotelo presenta en el escrito una relación de vecinos y testigos que confirman su muerte y que últimamente ha regresado de Cuba hace tres meses. José Antonio Fandiño donde "estuvo en aquella Isla trabajando 11 años" y le consta por sus declaraciones que su hermano murió a manos de los insurrectos cubanos.

Dos héroes de la Guerra del Pacífico

Conocida a nivel popular como "Guerra del Callao", tuvo como protagonista a la Armada española y duró la friolera de cuatro largos años (1862 a 1866). La escuadra española, al mando del contralmirante Casto Méndez Núñez, tenía por buque insignia la fragata blindada "Numancia". La escuadra estaba distante a miles de millas de sus bases y sin un puerto aliado donde poder acogerse ni poder recalar a lo largo de toda la costa del Pacífico de Sudamérica. Los seis buques que componían la flota tuvieron que enfrentarse a las armadas de Perú y Chile, a las que se les habían sumado por solidaridad Ecuador y Bolivia. Con serios problemas de provisionarse como carbonear (de ahí la dureza de los 4 largos años) y casi sin poder bajar a tierra, pues les recibían a pedradas y algún que otro muerto como el linchamiento por las turbas en el puerto de El Callao del cabo de mar Esteban Fradera, tuvieron que enfrentarse a otro enemigo no menos peligroso: la falta de alimentos frescos. Su monótono menú servido a bordo, además de escaso, consistía en "galletas", café, tocino, legumbres secas y carne salada. Esto hizo que pronto comenzaran a producirse bajas entre la tripulación con la aparición de la epidemia del escorbuto (como se sabe, lo padecieron sobre todo los navegantes del siglo XVI y XVII por falta de vitamina C, es decir, de frutas y en especial los cítricos).

Año 1868.- José Alejandro Chapela es un marinero vecino de Coiro, mayor de los 40 años a quien la Reina Isabel II "se dignó," señala el documento, hace unos meses, concederle, por su comportamiento, más allá de su deber durante la Campaña del Pacífico, una pensión de 242 escudos anuales que "deberán pagarle las oficinas de la Casa Real". Pero resulta que nuestro héroe es víctima de la maldita burocracia. Se lamenta nuestro héroe que actualmente se encuentra "al descubierto", es decir, sin dinero. Chapela se queja que hace meses que la paga prometida no le llega. Nuestro protagonista a través de una "carta de poder" a procuradores de Madrid para que le gestionen, agilicen y hagan los trámites oportunos a la mayor prontitud su merecida paga. [Es de lamentar que la documentación guarde absoluto silencio y no nos permita conocer qué tipo de proeza hizo nuestro héroe de Coiro en la Guerra del Pacífico para ser merecedor de tal honor]

Año 1881. El juez de Primera Instancia de Pontevedra necesita acreditar que el matrimonio formado por José Soliño Hurtado, marinero de oficio, y Josefa Guardado, de profesión atadora de redes con domicilio en C/ Loureiros, son padres de Juan Tomás Soliño Guardado que murió en el "servicio de nuestra Armada a consecuencias de heridas sufridas en la Gloriosa Campaña del Pacífico", por cuyo motivo tienen derecho a percibir la indemnización señalada por el Gobierno para aquellos padres cuyos hijos fallecieran en la Campaña del Pacífico. Siendo preciso hacer la reclamación, los padres de Tomás deben acreditar que su estado de pobreza es real. Por tanto, es oportuno que el juez pontevedrés reciba desde la villa de Cangas, "información necesaria así como de testigos que puedan acreditarlo".

Por aquel entonces, los jueces de Cangas, D. César Arnáud Gómez y D. Pedro Nolasco Canda enviarían un informe favorable donde acreditaban que el mencionado matrimonio "tenían por hijo al marinero fallecido Juan Tomás" y ellos "han sido tenidos siempre por vecinos pobres y actualmente lo siguen siendo".

Señalan ambos jueces que casualmente "en el día de hoy, 26 de enero de este corriente año", se presentó ante estos jueces un hijo del mencionado matrimonio llamado Fernando Soliño con domicilio en C/Torre del Gallo, casado y de profesión zapatero, portando certificación de haber muerto su padre José Soliño el día de ayer día 25 de enero "de un mal de peritonitis", quedándole a la viuda tres hijos más.

Destinados en Filipinas

Hemos hallado el caso de un vecino de Moaña quien afirma haber regresado licenciado de haber servido de soldado en Baler, (Filipinas). Aquel fuerte que algunos años más tarde en 1898, un grupo de españoles fueron protagonistas de una hazaña, conocida mundialmente, por haber resistido a los filipinos durante once meses. Terminada la guerra, no se creían que había finalizado.

Año 1868. Francisco Sotelo Villar de 25 años y natural de Darbo, solicita los sueldos por la muerte de su hermano llamado Plácido Sotelo Villar destinado en el puerto de Cavite en Manila (Filipinas). Afirma que siéndole imposible "emprender tan largo viaje", da "carta de poder" notarial al residente en aquel puerto Alejandro Martínez, vecino de Cangas para que se presente en aquellas oficinas y perciba lo que se adeuda de su hermano Plácido. Su padre, José Benito Sotelo, es un labrador de 75 años, cuenta que su fallecido Plácido estaba "destinado de marinero" en el vapor de transporte de la Armada llamado "Marqués de la Victoria", que carboneaba a la Escuadra en aquellas las islas Filipinas.

Epílogo

El sufrimiento padecido por aquellas tripulaciones será siempre imposible de reproducir. Aquella gesta del Pacífico fuera seguida por un personaje, de todos conocido y autor de delicados poemas. A través de sus crónicas, narraba la marcha de la Campaña del Pacífico en una magnífica labor periodística. Se trata del autor de "Rimas y leyendas", Gustavo Adolfo Bécquer. Escritor, poeta y ocasionalmente periodista que informaba desde las páginas de la revista "El Museo Universal" del desarrollo de la contienda.

Recogemos un fragmento extraído de una de sus crónicas aparecida el 7 de junio de 1866, donde subraya las cualidades de un jefe como Méndez Núñez: "El sufrimiento y la constancia que hacen sobrellevar con alegría y entusiasmo las más duras fatigas de tan rudo y trabajoso ejercicio, la pericia y el saber que le dan el dominio del terrible elemento en que vive, la serenidad y el valor que presta ánimo para arriesgarse en las más difíciles empresas. He aquí cualidades que constituyen un buen marino."

En la misma crónica, se dirige a su tripulación y señala: "Durante cuatro años consecutivos de estar en pie de guerra, cuatro años consecutivos de privaciones en cuyo transcurso se han visto privados a veces de lo más necesario, teniendo que recurrir unas veces al ingenio otras al trabajo ímprobo y a una habilidad prodigiosa para reparar todos los desperfectos y averías propias de tan larga y peligrosa navegación?la admirable disciplina a que se sujetan ?con que saben llevar los más rudos trabajos?"

Sánchez Cantón en su libro "Pontevedra y los pontevedreses" dice en la página 71: "La fragata Numancia el primer acorazado que poseyó España, que cargado de historia, vergonzosamente fue vendido en 1914 para desguace". Rumbo a Bilbao para su "despiece" La Numancia acertó a hundirse encallando en la costa de Sesintra, próximo a Setúbal frente a Portugal en 1916.

*Investigador y vecino de Cangas