Entre el vecindario de la Rúa Real y calles del entorno hay diferentes opiniones sobre el impacto de las campanadas de la excolegiata y no falta quien considere "innecesaria" esta fórmula para anunciar unos oficios religiosos cuyos horarios "todos los fieles conocen", como señala Enrique, y quien lo califique de "polémica absurda, porque no molestan a nadie", en opinión de María Josefa. Para una acompañante suya es "como los relojes de pared, que anuncian las horas y hasta las medias y los cuartos sin que lleguen a perturbar el descanso".

Uno de los denunciantes del ruido explicó recientemente que antes de presentar su queja formal ante el Concello de Cangas intentó hablar con el cura párroco, Severo Lobato, pero que no fue recibido con muy buenas formas y no le pareció que dejara margen para llegar a un entendimiento. Aseguró que su posición nada tiene que ver con una cuestión religiosa, sino que simplemente defiende un derecho al silencio que en este caso no se respeta.

Las relaciones entre el gobierno local y la Iglesia no pasan por un momento óptimo, en parte por las trabas de la jerarquía católica para permitir la retirada de símbolos franquistas de la fachada de la excolegiata.