El apellido Armada es el que ostenta actualmente el marquesado de Santa Cruz de Ribadulla y sus posesiones en Coiro proceden del clérigo don Melchor de Mondragón que ejercía el patronazgo de la parroquia del Divino Salvador. La toma de posesión de este patronazgo fue objeto de un sonado pleito en el que la parte demandante alegaba que no podía ejercer tal privilegio por haber sido los Templarios los fundadores de la iglesia antigua. Otro clérigo, don Benito de Mondragón, ostentó también la posesión de la parroquia de Beluso, estando entroncado con los Villar Prego y los Rua y Pimentel, posesores del pazo de Santa Cruz. En el siglo XVII ya aparecen como poseedores de dominios directos en los lugares citados, además de en Cela y en Marín, donde ejercían también como patronos parroquiales. En algunos de estos lugares y sobretodo en Coiro, donde aún se recuerda el pago de los foros, el marquesado de Santa Cruz de Ribadulla (Armada) sigue conservando algunos bienes patrimoniales.

Según nos cuenta Rafael R. Fernández-Broullón en su libro "Las Hidalguías del Morrazo", el párroco de Coiro, don Melchor de Mondragón, que reconstruyó la iglesia y edificó la rectoral, era hijo de don Juan de Mondragón y Erenuzqueta y doña Isabel Teixeiro y Abraldes de la casa de Ribadulla. No obstante, las posesiones del marquesado de Santa Cruz de Ribadulla en el Morrazo, llegaron a esta casa por la dote que doña Isabel Teixeiro recibió de su abuela doña Isabel Ortiz de Monteser quien ya la había heredado de su padre don Pedro de Monteser, recaudador de las Rentas Reales en Galicia.

Don Melchor de Mondragón y Erenuzqueta tomó posesión de la parroquia y patronazgo de Coiro en 1656 y aquí vivió con su hermana doña Escolástica que permanecería soltera toda su vida. Si en lo eclesiástico realizó notables obras como dijimos, en lo civil se granjeó el odio de sus feligreses al actuar como un ávido prestamista y usurero, llevando incluso a la cárcel, por este motivo, a muchos de sus feligreses. Eran tales sus preocupaciones en este sentido que en su testamento le pide protección a su sobrino, el marques de Santa Cruz de Ribadulla, para que cuide de sus hermanas que son mujeres y si les falta el poder y autoridad de su merced, se reirán de ellas y estas gentes se levantarán con lo que les dejo... Un año después fallecería don Melchor, siendo sepultado en el altar maior de la iglesia de Coiro con gran boato de honras fúnebres a las que asistieron numerosas cofradías y clérigos del Morrazo, contradiciendo lo que el había dispuesto en su testamento. Como el beneficio era de su patronazgo, sería otro Mondragón el que continuase con la administración de la parroquia.