Galicia investiga la electrificación de los barcos en puerto para reducir sus emisiones

Norvento, el CTAG y la UVigo lanzan “Fisterra”, un proyecto de I+D con 2,7 millones de financiación para crear un convertidor “pionero y escalable” que disminuya el consumo de combustibles fósiles

Uno de los convertidores ya fabricados por Norvento, cuyo nuevo prototipo será similar.

Uno de los convertidores ya fabricados por Norvento, cuyo nuevo prototipo será similar. / NORVENTO

A día de hoy, los barcos queman ingentes cantidades de combustibles fósiles durante su estancia en puerto –principalmente porque no pueden conectarse a la red eléctrica de estas instalaciones–. Los buques demandan unas características muy particulares de frecuencia o de tensión que estas últimas todavía no ofrecen, y como no les queda otra deben realizar las maniobras de llegada, atraque y salida tirando de sus carburantes; como lo han hecho toda la vida. Bajo este escenario ha nacido Fisterra, proyecto presentado ayer por Norvento, el Centro Tecnolóxico de Automoción de Galicia (CTAG) y el grupo de investigación Applied Power Electronics Technology de la Universidade de Vigo. La iniciativa –que lleva por nombre el acrónimo de Fábrica Intelixente e Sustentable mediante Electrónica de Potencia Avanzada e Realidade Aumentada– tiene como objetivo crear en dos años un convertidor “pionero y escalable” que permita a la flota poder conectarse a la red portuaria, reduciendo así sus emisiones.

El programa se desarrollará en cuatro fases y en el mismo trabajarán cerca de 70 profesionales, entre ellos siete nuevas incorporaciones de perfiles técnicos adaptados. La idea es contribuir a la descarbonización del tráfico marítimo a la vez que se ofrece una solución a las navieras, que a raíz de la nueva directiva europea Emisions Trading System deben cumplir con una serie de obligaciones progresivas para que el sector marítimo alcance la huella neutra en 2050. Por el ETS, las embarcaciones pagarán por el 40% de sus emisiones en 2024, un porcentaje que se elevará al 70% en 2025 y al 100% en 2026.

Fisterra puede tener un impacto significativo alineado con la normativa”, afirma el subdirector de tecnología de Norvento, Adrián Capelán, en declaraciones a FARO. “El mercado que se nos presenta es muy favorable porque desde el marco normativo las navieras van a tener que converger ya a soluciones de este estilo”, añade. “Por ese cumplimiento de objetivos de la UE, este mercado se va a catalizar sí o sí y nosotros queremos estar ahí y ser pioneros”, remata.

Dotado de casi 2,66 millones de euros de presupuesto, cofinanciado por la Unión Europea y subvencionado en un 60% por la Axencia Galega de Innovación (GAIN) de la Xunta de Galicia, el proyecto culminará en 2026 con un prototipo “plenamente funcional”. Una vez sea testeado en un ambiente controlado de laboratorio, el propósito es instalarlo en los puertos, para lo que ya se está llamando a la puerta de “todos los puertos gallegos de interés” y entre ellos el de Vigo. También se ha hecho “una prospección a nivel nacional” y el fin último es que el despliegue se lleve a cabo en toda la UE: “Tenemos más de 1.200 puertos que serían muy susceptibles de contar con esta solución”.

Un ahorro de 48 millones de coches

Fisterra tendrá un impacto significativo en la competitividad del modelo productivo de Galicia, integrando tecnologías industriales innovadoras como la fabricación avanzada e inteligente en las cadenas de valor, a través del uso de inteligencia artificial o blockchain. Además de contribuir a la descarbonización del tráfico marítimo, permitirá reducir la dependencia de los combustibles fósiles en las operaciones portuarias mediante la electrificación; incrementar el aporte de energías renovables y de combustibles alternativos; y desarrollar una industrialización sostenible gracias a la reducción de costes que proporcionará este nuevo convertidor. No en vano, el 80% del transporte de mercancías tiene lugar por mar, supone el 15% de las emisiones de óxido de nitrógeno y el 13% de las de óxido de azufre. Con que solo afectase a una treintena de puertos –el 10% de los 319 que la Comisión Europea identificó como esenciales para el buen funcionamiento del mercado interior y de la economía europea–, habría una reducción de 583 toneladas de SO2 al año, equivalentes a las que emiten 47,8 millones de coches.

“Las demandas portuarias a las que tenemos que hacer frente a nivel energético exigen potencias del orden de 6 megavatios, 6 megavatios para un equipo de electrónica es una potencia muy considerable”, comenta Capelán. “No hay ahora mismo potencias unitarias que excedan estas cifras”, agrega. Conforme explica, a partir de este mínimo se podría ampliar aún más la capacidad, combinando en serie varios equipos “hasta llegar a las potencias necesarias, dependiendo del barco y también de la potencia que quiera desplegar el puerto”. “Habrá escalabilidad para adaptarse a sus demandadas”.

Suscríbete para seguir leyendo