Nores “reincorpora” al patrón del “Pitanxo” para las pruebas de mar de otro arrastrero

Juan Padín dirigió desde la cubierta los test de los aparejos del “Villa de Marín”, alargado para operar en el Atlántico sur

Imputado por el naufragio, se jubiló en verano de 2022

El “Villa de Marín”, tras su alargamiento  en Astillero Placeres.

El “Villa de Marín”, tras su alargamiento en Astillero Placeres. / RAFA VÁZQUEZ

Lara Graña

Lara Graña

Aunque sus nuevas dimensiones no constan notificadas todavía en el registro de flota pesquera de la Comisión Europea, el Villa de Marín presenta ahora una eslora de 54 metros, con otros 9,2 metros de manga de trazado. El pesquero, de la armadora Pesquerías Nores Marín, fue sometido a un alargamiento –antes tenía una eslora de 39,5 metros– con un bloque ensamblado en las instalaciones de Astilleros Placeres. Una envergadura que le permite ahora faenar en aguas internacionales del Atlántico sur o en el caladero de NAFO, donde operaba el malogrado Villa de Pitanxo y para donde la compañía tiene permisos de pesca. Ese nuevo destino y capacidad han requerido de una reformulación en su maquinaria de cubierta y los aparejos, con redes para especies pelágicas que conoce muy bien un hombre de la casa: Juan Enrique Padín Costas. A él recurrió Pesquerías Nores para realizar pruebas de mar en el Villa de Marín, según pudo confirmar y acreditar gráficamente FARO. Este arrastrero congelador partió a faenar el pasado 10 de mayo desde el puerto de la ría de Pontevedra.

Juan Padín tiene la condición de investigado (imputado) por 21 homicidios por imprudencia grave o contra los derechos de los trabajadores como consecuencia del naufragio del Pitanxo, el 15 de febrero de 2022, en un caso que investiga el magistrado Ismael Moreno de la Audiencia Nacional. En aquel mismo verano, cuatro meses después del siniestro, el marino de Cangas ya sondeó su retorno a alta mar precisamente como patrón del Villa de Marín, como publicó este periódico. No embarcó y, a continuación, el juez decretó medidas cautelares y la retirada de pasaporte: tiene que firmar en el juzgado cada 15 días y no puede abandonar el país. Su condición de imputado no le impide volver a trabajar –se jubiló el mismo verano tras cumplir los 55 años–, como han apuntado fuentes jurídicas. Eso sí, para dirigir las pruebas de mar en cubierta del Villa de Marín –iba vestido con ropa de aguas naranja y verde oscuro– debería haber sido dado de alta a cargo de la armadora, paralizando la jubilación, y constar como persona no miembro de la tripulación en la documentación emitida a Capitanía Marítima. No consta que lo hubiese hecho, de acuerdo a las mismas fuentes. Padín participó como “responsable” de esos test durante unas cinco o seis horas; el pesquero navegó mar adentro hasta unas 15 o 20 millas de la costa del sur de Pontevedra.

Juan Padín. |  // MARTA G. BREA

Juan Padín / MARTA G. BREA

FARO ha optado por no divulgar las fotografías y un vídeo del patrón a bordo del Villa de Marín, y que obran en su poder, para no perjudicar a sus fuentes. A cierre de esta edición, el despacho de abogados que representa a Padín no había aportado ningún comentario sobre su retorno a la mar tras ser cuestionado al respecto.

Precedentes

Cuando el Villa de Pitanxo salió de puerto para su última marea la armadora cumplimentó un despacho con 22 tripulantes. FARO demostró después que, por contra, eran 25 las personas que iban a bordo: 23 de la armadora Pesquerías Nores, un observador científico (Francisco Navarro, fallecido) y un marinero que sería después transbordado en alta mar al pesquero Río Caxil. En el listado que había entregado la empresa figuraba un marinero de origen senegalés, Siaka Thior, que quedaría en tierra tras haber dado positivo en un test COVID. En la misma noche del naufragio, como consta en el informe provisional elaborado por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), un interlocutor de la compañía armadora volvió a asegurar que eran 22 las personas que estaban dentro del buque. El observador científico y el segundo oficial, Raúl González Santiago, dormían en un habitáculo diseñado como enfermería. Pesquerías Nores, su director general y el responsable de flota están igualmente imputados en el mismo procedimiento.

Cuenta atrás para la apertura de juicio oral: la prórroga de la instrucción expira en septiembre

El caso del naufragio del Villa de Pitanxo se instruye en el Juzgado Central de Instrucción nº 2 de la Audiencia Nacional a cargo del magistrado Ismael Moreno Chamorro. El juez habilitó una nueva prórroga el pasado mes de febrero, que previsiblemente será la última, por lo que a la vuelta del verano el procedimiento quedará pendiente del auto de apertura de juicio oral, en el que se habrán de detallar los delitos a imputar y las penas económicas a satisfacer en concepto de multa e indemnización. En este momento constan como imputados el capitán del pesquero, Juan Enrique Padín Costas; la armadora, Pesquerías Nores Marín; y el director general y de Flota de la empresa, José Antonio Nores Rodríguez y José Antonio Nores Ortega, respectivamente. Los delitos: 21 homicidios por imprudencia grave, contra los derechos de los trabajadores, falsedad documental y encubrimiento.

Ya se ha incorporado a la causa el informe pericial encargado por Moreno a dos técnicos de alto rango de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), que dictamina que el buque naufragó por un error humano del capitán, Juan Enrique Padín Nores. Está previsto que la defensa que agrupa a la mayoría de las familias presente su propia pericial. La de la armadora y Padín solicitó, sin éxito, no incluir el estudio de los peritos de la Ciaim al considerar que incurre en “graves errores”.

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