Iniciativa navideña

Fútbol para unir a la gente del mar

Marineros senegaleses o indonesios juegan el partido de hermanamiento de Stella Maris

Marineros senegaleses e indonesios que jugaron el partido de Stella Maris, celebrado este domingo, dando toques en un descanso en Beiramar (Vigo).

Marineros senegaleses e indonesios que jugaron el partido de Stella Maris, celebrado este domingo, dando toques en un descanso en Beiramar (Vigo). / Javier Teniente

El frío no golpea en Beiramar pese a estar a las puertas del invierno. Las nubes han dejado de cubrir el cielo, la brisa tampoco está convocada y los marineros de la zona dan unos cuantos toques a pie de muelle, bajo los rayos de sol que se cuelan en el Puerto de Vigo estos últimos días del año. Khalifa, uno de ellos, le cede el balón con mimo a Baye, éste a Ibrahim e Ibrahim a Atoumane. La bola se la rulan posteriormente Idrissa, Momar, Babacar, Asaane y Ady, orquestando una jugada que culmina en jolgorio. Entre risas, los jóvenes dan cuenta del partido de hermanamiento organizado por Stella Maris este fin de semana, una iniciativa con la que la entidad busca romper la barrera invisible que aísla a los trabajadores del mar que, como estos senegaleses, se pasan meses atracados en tierra hasta partir hacia su siguiente marea. El objetivo es que se hagan a la ciudad y a su gente, todo ello a través de un torneo que edición tras edición sigue consolidando su buen hacer.

El evento deportivo de estas Navidades es el segundo desde que fue creado, el pasado 2022, y su resultado más que satisfactorio. El fútbol, ese deporte rey que entró en España desde la urbe olívica de la mano del Exiles, es sin duda la mejor medicina para unir a distintas comunidades de diferentes equipos, países, colores, idiomas… Pero con una misma pasión. En su conjunto, más de 60 personas –también indonesios, peruanos y españoles– convergieron en la pachanga que este domingo se celebró en el pabellón del Berbés en aras de promocionar la diversidad, el respeto y la integración. Un partido cercano que ya ha llamado la atención de otras flotas, que han confirmado su intención de participar en 2024.

“Probablemente el año que viene no llegue solo con la mañana y tengamos que usar la jornada completa”, comenta la directora de Stella Maris en Vigo, Elvira Larriba. Y es que hay barcos de Marín que quieren sumarse y también tripulaciones de la Marina Mercante. Conforme indica, el hecho de que se haya constituido este año el Comité de Bienestar del Puerto de Vigo ha contribuido a crear “más conocimiento” en torno a la actividad que impulsa la entidad, “a veces desconocida hasta para la gente de aquí”. Al partido, en el que se entregaron camisetas a los participantes, medallas y balones servidos por el Celta, asistió el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Botana. También el obispo de la Diócesis de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza.

Parte de los marineros senegaleses e indonesios que jugaron este domingo el partido de Stella Maris.

Parte de los marineros senegaleses e indonesios que jugaron este domingo el partido de Stella Maris. / Javier Teniente

No jugaron, eso sí, como sí lo hicieron Khalifa y el resto de sus compañeros, muchos de ellos amigos e incluso hermanos que partieron desde África hasta Malvinas para pescar especies como la merluza o el calamar. A ojos de estos senegaleses, la iniciativa ha sido “todo un éxito” y repetirán –no lo dudan–, pese a estar bastante más acostumbrados a los partidos que echan a ras de playa en su tierra. “En fútbol sala es la primera vez que muchos de nosotros jugamos, por eso recibimos una paliza”, bromean. “Nos metieron nueve o diez y nosotros solo metimos uno, nada más”.

Con este partido de hermanamiento, que contará con una tercera edición el año que viene, Stella Maris busca construir “un espacio de encuentro para las gentes del mar”, especialmente para los marineros que permanecen en la urbe olívica lejos de sus familias durante estas fechas festivas. Y es que, como recuerda la Diócesis de Tui-Vigo, “el fútbol es un deporte que le gusta a todo el mundo y, sobre todo, es un deporte de equipo que permite interactuar, socializar”. Es decir, “humanizar una profesión que, en lo cotidiano, no facilita las relaciones humanas”.

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